Un concesionario en la conciencia

Por: Freddy Fernández

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Cuando leí las cosas sobre el supuesto concesionario de la Ferrari recordé la respuesta de una modelo a la pregunta de si tenía tatuajes. La chica dijo que su cuerpo era un Lamborghini, que no se le puede poner calcomanías. Tuve que buscar imágenes del auto mencionado para saber el porqué.

Su respuesta apunta a evidenciar una supuesta disposición al buen gusto. Algo poco frecuente en la cultura dominante de hoy, en la que las marcas, como la contenida en su respuesta, son percibidas como si ellas mismas fueran el poder, la ubicación en la sociedad y hasta la elegancia.

Sin embargo, hay quienes postulan que la gente con recursos viste con calidad evidente, pero con marcas ocultas. Desde esa perspectiva, la marca exhibida vendría a ser prueba de mal gusto y de necesidad de reconocimiento.

¿Por qué Ferrari? Quizá los elaboradores de esta falsedad hayan pensado que no podía haber mayor muestra de poder, o mayor cachetada desde el poder, que una venta de ferraris en Caracas.

En su mente, el único camino viable de comprensión y acción política es la acumulación de la mayor suma de infelicidad posible. En su mundo todo está mal, va a ser peor y solo puede mejorar luego de que ocurran catástrofes apocalípticas insalvables.

Asumen que el chavismo es, sin duda, inmoral y que por ello no se debe hacer nada que mejore la vida y dé felicidad a la gente mientras exista chavismo. Si algo mejora durante el chavismo, se está fortaleciendo al chavismo.

Desde esa visión, creen entender que nadie honesto hace negocios en Venezuela. Todos los que hacen negocios en el país son chavistas o cómplices del chavismo y, por lo tanto, deshonestos. En su enfermedad, cualquier comercio es corrupto.

Desde este marco conceptual y moral aceptan cualquier agresión contra todo el país. Asumen que está bien que nuestros recursos se los roben. Saludan y agradecen los actos de asedio y bloqueo. Celebran la ruina. Beben un veneno con el que esperan matar a quienes odian.

Estoy seguro de que esa gente sí quiere tener “el Ferrari que se merecen” y que no han logrado porque existen los chavistas. Lo sueñan con todas las calcomanías y todos los periquitos, pero no quieren que abra la tienda mientras exista el chavismo, porque ello podría indicar una mejoría en la vida del país, y no se puede permitir ningún momento de alegría ni de mejora hasta tanto no se haya ejecutado el exterminio de sus adversarios.

@filoyborde
Caracas