Un paisaje de chatarras convertidas en objetos estéticos ofrece Luis “Toto” García en el MAA

Un peculiar paisaje de chatarra que habla con los códigos de la plástica nos ofrecerá, a partir de mañana el escultor caraqueño Luis Alberto “Toto” García con su exposición Chatarratales, a la que también llama, en un juego de palabras entre español e inglés, Chatarra tales (cuentos de chatarra), un discurso artístico que permanecerá abierto al público al menos durante dos meses y medio en el Museo de Arte Afroamericano (MAA), en la urbanización caraqueña de San Bernardino.

Chatarratales está compuesta por aproximadamente 60 piezas elaboradas desde 2011 hasta 2019 como resultado de una profunda y larga investigación que involucra múltiples elementos propios de nuestra ciudad, “resemantizados”, trasformados y presentados en esculturas construidas con materiales que emanan de la propia urbe, objetos que conjugan su propia historia con las necesidades expresivas del artista para configurar un discurso estético propio con objetivos múltiples como, por ejemplo, darle un sentido diferente a la violencia y proponer otra perspectiva sobre el paisaje citadino.

HIERROS PARA ENFRENTAR LOS MIEDOS

Toto García confiesa que la violencia le aterra. Tuvo formación como karateca, disciplina según la cual la mejor batalla es aquella que se evita. Pero a pesar de su miedo el escultor no huye de la agresión, se arma de valentía y la enfrenta con su arte, con su chatarra, para descontextualizarla, exorcizarla y darle un valor estético y, a veces, hasta lúdico.

A lo largo del proceso de elaboración de algunas de las piezas contenidas en esta muestra, Luis García tomó el recuerdo de los sonidos de los disparos que se pueden escuchar durante las noches en algunas barriadas de Caracas, entre otras situaciones violentas, y los combinó con historias confiadas a él por los trozos de chatarra encontrados en las callejuelas de la ciudad, para hacer con estas últimas piezas similares a armas de fuego. De esta manera el arma pierde su poder bélico y el material, la chatarra, gana valor estético y expresivo.

No obstante, el artista no se burla de la violencia, no la reduce a chiste, por el contrario, la glorifica, la despoja de su agresividad y le confiere una humilde belleza, con el encanto de la convivencia entre el herrumbre y el brillo de un material que alguna vez proporcionó, según el caso, o bien utilidad para construir, reparar o hacer funcionar una máquina, o bien para generar alegría o felicidad en forma de juguete.

PIEZAS GANADORAS

Una de estas piezas es la Mototrayecta una obra incluida en la muestra que le mereció a su creador una mención especial en el Salón de Arte y Sociedad. Jóvenes Creadores Venezolanos, organizado el año pasado por el Goethe Institut y el Centro Cultural B.O.D.

También se encuentra en la exposición una serie que surgió de una historia confiada a Toto García por un amigo, trabajador de uno de los cuerpos públicos de seguridad, testigo del ambiente violento dentro del que se están formando las muchachas y los muchachos de la ciudad.

De este testimonio surgió una serie de piezas de distintos formatos, en forma de balas dentro de las que crecen figuras humanas en formación, similares a fetos.

CIUDAD Y JUEGO

Pero con Chatarratales, Toto García no solamente enfrenta su terror a la violencia. También exhibe su imaginario interior lleno de artefactos lúdicos y modelos de ciudad a escala en las que se identifican reminiscencias del Ávila, de las alcantarillas, las antenas de televisión, tendederos y muchos otros elementos que conforman la estética de las barriadas caraqueñas.

Algunos de estos modelos son como barcos, submarinos, unidades aisladas, como fragmentos de la ciudad trasformadas por el lenguaje artístico del escultor. Son, a fin de cuentas, pedazos de la ciudad trasformados, convertidos tal vez en juguetes, así como los versos empleados por el poeta para mostrar su visión de la ciudad.

HOMENAJES

García aprovecha esta oportunidad para rendir homenaje a tres personas que influyeron en su formación como artista, todos ya fallecidos, entre quienes se cuentan el dibujante y escultor Guillermo Abdala, el artista urbano y escalador Santiago Fauquié, mejor conocido por su AKA Don Plin, y Manuela Gil, creadora del proyecto Museografía Portátil.

De acuerdo al fundador del MAA, Nelson Sánchez Chapellín, esta exposición a generado tanto interés que ya antes de su inauguración oficial había recibido cerca de 200 visitas, razón por la cual es posible que se extienda más allá de los dos meses y medio.

Por otra parte, la propuesta dio pie a la proyección de un festival de cine africano, aún en etapa de preparación, orientado hacia el tema de la violencia y su impacto en las sociedades de ese continente en diferentes momentos.

El MAA está ubicado en la avenida Occidente, frente a la redoma Eloy Alfaro con inicio de la Calle del IESA en San Bernardino.

T/ Luis Jesús González Cova
F/ Miguel Romero