“Comemos demasiadas harinas” y dulces, advierte el médico Wilberto Omaña|Una alimentación sana y hacer ejercicios reduce el riesgo de diabetes en personas jóvenes

La relación entre sedentarismo, mala alimentación y diabetes luce cada vez más clara. De hecho, la vida moderna ha colocado todos los reflectores sobre estos tres protagonistas del siglo XXI. El endocrinólogo Wilberto Omaña, de la Clínica Él Ávila, advierte que ha aumentado la incidencia de la enfermedad entre personas cada vez más jóvenes, y lo asoció directamente con la falta de ejercicio y el exceso de harina en la dieta.

Ayer sábado se conmemoró el Día Mundial de la Diabetes, cuyo tema central fue un llamado a detener el avance de la afección.

Hasta hace pocos años la enfermedad aparecía en personas de más de 45 años, pero ahora “cada vez diagnosticamos más gente joven con diabetes debido a malos hábitos alimenticios y sedentarismo”, concluye el experto, en conversación con el Correo del Orinoco.

Omaña asevera que la dieta de la venezolana y del venezolano “es desbalanceada hacia los carbohidratos, porque comemos demasiadas harinas, productos de panadería, dulces”.

Los carbohidratos simples o de absorción rápida, presentes en harinas refinadas, “son el punto de inicio de la alteración del metabolismo de los carbohidratos, con el aumento de la resistencia a la insulina”.

Alerta que, además, “cada vez nos movemos menos, porque todo lo tenemos al alcance de la mano”; en consecuencia, “cada vez gastamos menos calorías, y si no practicamos ejercicios las calorías se acumulan en el cuerpo”.

Cualquiera puede decir que ni siquiera los flaquitos están a salvo de la diabetes. Pero los hechos ratifican lo contrario. Hay personas delgadas con diabetes, pero en la gran mayoría de los casos se debe a la diabetes tipo 1, acota el médico. “Hay una relación directa entre sobrepeso, obesidad y diabetes. Por eso se acepta la obesidad como una enfermedad; antes se pensaba que era una alteración, pero hoy se considera una enfermedad que produce enfermedades como diabetes tipo 2”, puntualiza.

NO HAY EXCUSAS

Desde hace unos 10 o 15 años se ha insistido en la importancia de cuidar la alimentación y evitar el sedentarismo, porque ambos lleva a la diabetes. “Un niño con sobrepeso tiene el mismo riesgo que un adulto con sobrepeso”, declara Omaña.

Sostiene que se debe hacer un esfuerzo para que los medios de comunicación promuevan la alimentación sana y el ejercicio físico. La actividad para niñas, niños y adolescentes debería ser en la escuela, todos los días, al menos 30 o 40 minutos.

La buena alimentación y la actividad física se pueden incorporar a la vida cotidiana. “Nos gusta la arepa; entonces debemos construir una dieta que la incluya, pero que también tenga frutas, verduras y proteínas.

Esto vale para toda la familia, para que con las costumbres adecuadas y sanas se pueda cuidar la salud”, certifica.

El ejercicio “debería ser al menos por 150 minutos semanales”, calcula. Bicicleta, natación, fútbol… todos son buenos para la salud. “Una actividad universal es caminar 30 minutos al día, por lo menos cinco días a la semana”, recuerda.

El médico no acepta la excusa de que “no hay tiempo”. “De los muchos minutos que tiene la semana al menos 150 se pueden apartar para la actividad física.

Caminar es lo más fácil, lo más económico”, confirma.

Si se hace ejercicio y se come bien se reduce mucho el riesgo de la diabetes. “Los estudios científicos son contundentes en este sentido. Si hay buenos hábitos el riesgo se reduce de manera significativa, hasta 60% a 80% menos”. La epidemia de diabetes del presente “es por nuestros hábitos”, manifiesta.

MITOS

El primer mito que persiste, cuando se habla de diabetes, es la idea de que la persona con trastornos de azúcar no puede comer nada. “Hoy se sabe que deben tener una dieta balanceada, con una distribución adecuada de las proteínas, grasas y carbohidratos”, subraya. Tal como lo sostiene, “no existe mucha diferencia entre una dieta sana para cualquier persona y la dieta sana para una persona con diabetes”.

La torta y dulce no forman parte de una dieta balanceada, afirma Omaña, pero la persona se puede comer un pedacito de torta si su glicemia está bien controlada.

¿Otro mito frecuente? Pensar que la insulina es mala, que la preparación farmacológica se indica cuando el paciente está grave y no hay nada que hacer. En los años 70, la tendencia de la medicina era esperar que la diabetes avanzara mucho para comenzar a usar la insulina, “pero con el tiempo nos dimos cuenta de que era un error, y ahora la tendencia es el empleo en el momento adecuado”.

A veces la persona con diabetes sufre de cansancio y debilidad muscular, y la génesis es la falta de insulina, “por lo que cuando se restituye la insulina de manera adecuada la persona se siente mejor”.

“Hay que perderle el miedo al uso de la insulina”, enfatiza. Más información: @drwilberto.

T/ Vanessa Davies
F/ Archivo CO