Por Miguel Manrique|Una democracia participativa masiva (Opinión)

Las primarias, como instrumento de consulta pre-electoral han pasado a formar parte sustantiva del sistema electoral venezolano. Se trata del dato histórico de un salto cualitativo en la cultura política democrática y civilista de los venezolanos; la cual ha demostrado su fortaleza ante los persistentes residuos de la herencia caudillista, personalista, autoritaria y militarista aún presentes en nuestras relaciones sociales y políticas.

Valorar con certidumbre el alcance de la consulta de la voluntad política de los votantes realizadas por el movimiento bolivariano y las convocadas a votar en las primarias de la Mesa de la Unidad Democrática obliga a colocar el imperativo analítico en una perspectiva de acumulación creciente de la experiencia democrática del desarrollo moderno del sistema político venezolano.

Desde su origen, en la Constituyente en 1946, la incipiente democracia venezolana logró incorporar en la Constitución de 1947 el sistema de votación universal, directo y secreto, superando así el oligárquico sistema electoral censitario en el cual solo podían ejercer el voto quienes poseían propiedades y sabían leer y escribir. Al Congreso Nacional solo tenían acceso los miembros de familias adineradas y los privilegiados por las guerras civiles de montoneras.

Es a partir de 1958, orientada por el sistema de partidos políticos, que la democracia representativa, inspirada en el pensamiento liberal y republicano, abrió sus puertas a miles de nuevos votantes militantes de partidos a la formación civilista y el adiestramiento en los asuntos de gobierno. En esta fase de aprendizaje democrático se impuso el supuesto de representación, según el cual la participación política se limita al acto de votar y a las actividades políticas en las organizaciones gremiales, sindicales, vecinales y campesinas.

La participación política quedó delegada a los dirigentes de los partidos, quienes se dedicaban a la mediación, la representación y el ejercicio de gobierno. Los votantes se retiraban a su vida privada y solo regresaban a la política en el momento de votar por los candidatos escogidos por los partidos.

Tal sistema de representación hizo crisis por los procesos de elitización de la cúpula de los partidos y su resistencia a las demandas de cambios y transformación del sistema elitista por sistemas más abiertos y participativos. Junto al exceso de control de las organizaciones representativas de los intereses de grupos y sectores sociales particulares, quienes se resistían a ser transformados en “correas de trasmisión” de los intereses individuales de las cúpulas de los partidos.

Es a estas demandas de mayor participación política que las reformas al sistema electoral venezolano han respondido con la creación de circunscripciones electorales en las cuales se han de elegir diputados unipersonales y por listas de partidos en una proporción de 70% -40% a favor de los candidatos personalizados. Esta es la razón por la cual se ha implementado el sistema de primarias para fortalecer la participación de los votantes en la pre-selección de sus candidatos a diputados y no dejarlo solo a la discreción de los líderes regionales y nacionales de los partidos.

Este sistema de pre-selección de los candidatos a diputados se propone acercar la voluntad política a los que han de participar directamente en la disputa por los cargos de diputados. Se trata de un esfuerzo por comprometer la responsabilidad política de los electos con sus electores, surgiendo así una nueva forma de control político directo de los diputados por parte de quienes deciden darle su respaldo.

Aún es temprano para la evaluación de tal sistema de participación primaria de los votantes en el proceso de selección de los candidatos unipersonales y de partidos a la Asamblea Nacional (AN); sin embargo, la masiva aceptación de tal sistema electoral ha quedado demostrada en los millones de electores que se han movilizado a los centros de votación administrados por el CNE para garantizar la transparencia y la equidad del proceso.

La democracia venezolana ha madurado y ha sido capaz de señalar el camino de la democratización de la democracia: las primarias. Una nueva cultura política democrática está en gestación, la democracia participativa masiva.

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