Por Walter Ortiz|Una jugada política desde la economía (Opinión)

Sumada a la vanguardia política derechista, que desde que comenzó 2014 se dieron a la tarea no precisamente de trabajar por la mayoría en la Asamblea Nacional, sino de sacar como fuese a la Revolución del poder, está la burguesía subsidiada históricamente con el dinero proveniente del petróleo.

Con el uso de su poder histórico, el mismo que utilizaron en abril y diciembre de 2002, este sector aprovechó la enfermedad del comandante Hugo Chávez para diseñar todo el dispositivo de sabotaje económico que hoy está en pleno apogeo en nuestro país.

Para ello se han valido de cualquier tipo de jugada, respaldo de funcionarios corruptos, compra de voluntades y, sobre todo, la unión de esfuerzos en torno al plan general: sabotear la economía venezolana al punto de provocar un estado de cosas tal que dé pie a la salida por la fuerza del Gobierno del presidente Nicolás Maduro.

Y es que así como resultaba en su momento gracioso pensar que un grupo de raspadores de cupo de dólares podría por si solo desangrar la economía nacional, también resulta risible creer que grupos de bachaqueros o como se les llame, tengan la capacidad de sacar del país ni más ni menos que 30% de bienes de primera necesidad.

Al igual que el impacto negativo que tiene para la economía nacional, de cualquier país, la inmensa fuga de capitales que hubo durante el proceso de enfermedad del comandante Chávez, cuantificada en casi 25 mil millones de dólares; lo mismo sucede con el contrabando de extracción que para sacar esa cantidad de producto (30% del total) necesita de una estructura que ha sido planificada por razones no precisamente económicas.

Basta recordar, una vez más, que uno de los dispositivos mediante los cuales el Gobierno de Estados Unidos activó la fase definitiva de conspiración contra Salvador Allende en Chile, fue hacer “chillar” la economía de ese país. La razón no era económica, era totalmente política.

Sin lugar a dudas, esta guerra económica contra Venezuela, ha sido bien pensada desde el Gobierno de Estados Unidos, y aplicada por el poder económico que en la actualidad posee suficientes ramificaciones para hacernos pasar dolores de cabeza.

Esa es la razón por la cual la burguesía no solo se ha molestado con las medidas recientemente tomadas por Maduro, sino que de paso colocan un velo económico a esta conspiración, pidiéndole que “sincere” los precios de los productos, escondiendo un plan que tiene un fin político: sacarnos del poder a toda costa.

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