Una nueva fuga registrada este miércoles en la planta nuclear de Fukushima, ciudad ubicada a 250 kilómetros de Tokio (capital japonesa), obligó a los trabajadores a abandonar temporalmente el lugar.
A pesar de este incidente, el Gobierno de Japón no considera necesario extender el perímetro de seguridad más allá de los 20 kilómetros actuales.
La larga columna de humo se escapó a primeras horas de la mañana de este miércoles del reactor número 3, uno de los que más preocupa a las autoridades japonesas.
Grupos de ciudadanos de Tokio han manifestado contra la compañía Tepco que opera la central nuclear. Los manifestantes consideran que la compañía no ha informado correctamente sobre lo que está ocurriendo y sobre el verdadero riesgo que afronta la población tras las fugas en la planta.
Los operarios que buscan estabilizar la central de Fukushima extendieron el pasado martes cables hasta los seis reactores de la planta, en un nuevo intento para restaurar la electricidad en todas las unidades y reactivar los sistemas de refrigeración.
El portavoz de la Agencia de Seguridad Nuclear, Hidehiko Nishiyama, dijo que si se restablece la corriente eléctrica, la situación de la planta será «visible» lo que permitirá comprobar si las medidas actuales son suficientes.
«Ya se restauró en una de las salas. Pero falta todavía mucho por hacer», dijo. Aunque también aseguró que es improbable que la situación empeore y se vuelva a producir una fusión del núcleo.
Las tareas para estabilizar el reactor 2 se suspendieron nuevamente este miércoles por la alta radiactividad.
En la mañana de este miércoles, se intentaba enfriar los reactores 1 y 4 con agua de mar desde camiones cisterna. Lo mismo se intentaría en la tarde en el reactor 3 donde se detectó la nueva fuga.