Supongo que todos los bolivarianos estamos de acuerdo con la idea, tantas veces expresada por nuestro Comandante, de que en las crisis hay que ir a la ofensiva.
Lo dijo, por ejemplo, el 4 de diciembre de 2004 en sus palabras a los intelectuales: “Pero no hace falta ser militar además o tener estudios militares para saber que la mejor defensa ¿cuál es? el ataque, la mejor defensa es el ataque…”
De manera que en estos momentos de implacable guerra económica no creo que haya diferencias entre nosotros para coincidir en que a la Revolución le corresponde actuar al contraataque, de manera ejemplar, organizada, firme y efectiva.
La cuestión estaría en precisar la naturaleza del contraataque.
Entiendo que hay distintas visiones. Yo quiero aportar humildemente la mía para contribuir al debate y a la acción.
Creo que vivimos momentos donde, más que nunca, la política debe ponerse al mando. Me refiero a la política con el pueblo como protagonista, es decir, con el pueblo bolivariano y su gobierno actuando muy unidos.
Para lo cual, desde luego, debe alcanzarse por parte del pueblo una comprensión absoluta, descarnada y muy al detalle de los fenómenos que están ocurriendo. Creo que hay que hacer un mayor esfuerzo en ese sentido.
Pienso que nada debe ser ocultado ni edulcorado. No es una cuestión de propaganda sino de manejo de información.
Hoy más que nunca la información concreta, el conocimiento como poder en manos del pueblo, es la mejor arma de lucha.
A mi juicio no es tanto un forcejeo en el nivel técnico o financiero lo que nos va a permitir salir de la emboscada a la que se refirió el Presidente. Es la contundencia de la política, contribuyendo a la organización del pueblo, planificando con él y golpeando donde haya que golpear.
Necesitamos construir respuestas que, más que reacciones, sean acciones con capacidad de adelantarse a los acontecimientos.
Es preciso que nos veamos a nosotros mismos fuertemente unidos en este periodo de intensa lucha, yendo a cada batalla planteada con la voluntad de la victoria.
No pueden ser este tipo de coyunturas las que hagan que la Revolución retroceda. Antes bien, se presentan como grandes oportunidades para avanzar.
Siempre pensando que el comandante Hugo Chávez no se ha ido: combate a nuestro lado.