La Columna Globoterrada | Unidad no es muerte (Opinión)

El reciente intento de golpe contra la Revolución Bolivariana solo confirma que la derecha es infatigable en su ambición. No podremos deshacernos de la derecha, que ha adoptado el principio de contrarrevolución permanente.

Esas acciones eran más salvajes que un golpe de Estado. En el mismo estilo de “la Salida”, fue un intento de crear un gran caos de miedo, confusión y muerte aleatoria. Esas acciones podían evolucionar hacia un golpe de Estado o no, dependiendo de la reacción del pueblo y las instituciones.

La derecha no tiene fuerza para un golpe de Estado “seguro”, sino para una acción que probablemente desate un golpe de Estado. Se juegan un quintico a la conquista del poder. Dirán que, aunque no haya muchas posibilidades de éxito, peor es no hacer nada.

Nunca pensé que podría concluir algún día que, en la oposición, lo menos malo va a terminar siendo la dupla de AD y Copei, los partidos que, como fachada del poder en la IV República, hacían la pantomima del juego democrático.

AD y Copei jugaban al bipartidismo, esa fórmula de aparente estabilidad política que consiste en tener un partido ligeramente a la derecha del otro y en mantener a sus salvajes aliados a raya por la vía de complacerlos económicamente y de aplastar a la izquierda, ya sea políticamente o con represión pura y dura.

El chavismo rompió el bipartidismo en Venezuela y se hizo evidente la verdadera división ideológica, las alternativas de visión del mundo.

No veo manera de que esta división desaparezca, ni razón para ello. Cierta oposición sostiene al mismo tiempo que el chavismo divide y que el pensamiento único es malo. Ambas afirmaciones no pueden convivir en un mismo sistema lógico: la ausencia de división equivale a pensamiento único.

Tenemos que vivir con eso, como ha sucedido en otras partes. En uno de sus poemas más célebres Antonio Machado vaticinaba al recién nacido español que “una de las dos Españas / ha de helarte el corazón”.

La unión no es compatibilidad ideológica sino, en todo caso, la visión compartida de que las diferencias no se deben llevar al terreno de la muerte.

T/ Emilio Hernández