Las células madre forman parte de la vida de José Cardier, jefe de la Unidad de Terapia Celular (UTC) del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), desde 1993. Cardier comenzó a abordar este campo en Estados Unidos, en el Hipple Cancer Center, hasta que decidió retornar a Venezuela en 1998.
Fue en 2008 cuando empezó a trabajar con células madre en el IVIC. En ese momento, rememora, contó con apoyo del ministerio de ciencia y tecnología del momento -hoy Ministerio de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología- para la dotación de la unidad.
“Decidí trabajar con células madre por la oportunidad de tratar a pacientes en los cuales es necesario regenerar órganos y tejidos; por lo general son pacientes con afecciones muy severas e incurables”, confía el experto en conversación con el Correo del Orinoco.
Bajo su mando, en el IVIC se emplean células madre para tratar fracturas rebeldes; también se hacen implantes de células para regeneración de cartílago y en 2016 comenzarán las pruebas para la utilización en el tratamiento de quemaduras.
NO HAY FRACTURAS IMPOSIBLES
Cardier se ha empecinado en lograr que no haya fracturas más “guapas” que las terapias para sanarlas. “Nos hemos mantenido en la unidad de terapia celular haciendo tratamientos de células madre”, recalca, para fracturas que no se curan: “El tratamiento con hueso en células madre va en vías de ser aceptado mundialmente, porque sí tiene resultados”.
Desde 2008 y hasta la fecha en el IVIC y el Hospital Universitario de Caracas (HUC) se han hecho 21 tratamientos con células madre para atacar la seudoartrosis. De los 21 casos, acota Cardier, 13 “han quedado dentro del protocolo experimental”.
De los 13, según reporta, 7 se han curado; es decir, “la fractura se cerró completamente”. El investigador cuenta el caso de un niño con un problema congénito a quien le indicaron amputación, y -gracias a la terapia recibida- hoy está curado y camina. Los otros 6 están en evolución.
Además, de han hecho 4 casos en el Hospital Universitario de Los Andes. Con el equipo del IVIC trabajan César González, del HUC; Luis Cerrada y Emiro Zambrano del HULA. El experto aclara que son tratamientos experimentales, por lo que no se ofrece curación (lo que no impide que esta se logre), y enfatiza que deben ser gratuitos.
¿Cómo se lleva a cabo el procedimiento? El paciente recibe un diagnóstico, el grupo del IVIC es contactado, el caso se discute y entra al protocolo si cumple con los requisitos. Se toma una muestra de médula ósea de la persona, mediante una punción en el hueso de la cadera; las células que se necesitan son las mesenquimales, muy escasas, por lo cual son llevadas a la UTC para multiplicarlas durante varias semanas “hasta tener millones de ellas”.
En laboratorio, con técnicas de cultivo celular y el empleo de factores especiales, estas células son transformadas en células que hacen hueso (osteoblastos). Esos osteoblastos son llevados a los hospitales, y los traumatólogos, en quirófano, las colocan en el sitio donde no se une la fractura.
“Estos tratamientos han sido altamente exitosos”, subraya. Aun cuando son costosos, se mantienen con recursos del Estado y de empresas privadas.
Los candidatos para ingresar al protocolo son pacientes que tienen fractura de hueso largo (fémur, tibia, húmero, cúbito y radio) que no ha cerrado por más de nueve meses y que han pasado por múltiples intervenciones sin éxito, puntualiza.
Cardier estima que cuando se completen unos 20 pacientes se solicitará al Ministerio de Salud que considere el implante de células madre para regeneración de hueso como un tratamiento estándar. “Con 15 o 20 pacientes más vamos a ir al Ministerio de Salud”, calcula.
Este es un tratamiento costoso que requiere financiamiento continuo. El costo de laboratorio es de 80 mil bolívares a dólar a 6,30; esto no incluye el gasto de los centros asistenciales. El IVIC, los hospitales y las clínicas que participaron no han cobrado un bolívar por esta terapia: “Ningún paciente ha pagado nada por esto”.
RODILLA COMO NUEVA
En el IVIC también se aplica la regeneración de cartílago de rodilla, tratamiento que ya ha sido aceptado. “No son células madre, sino implante de las células que forman cartílago, sino de condrocitos”, explica el especialista, a fin de evitar confusiones.
Son “personas jóvenes, por lo general de 25 a 35 años, con lesiones muy focalizadas en la rodilla, sobre todo por causa deportiva”. El traumatólogo “toma una muestra del cartílago sano, lo llevamos a la Unidad de Terapia Celular; se obtienen los condrocitos, se multiplican en laboratorio y luego el traumatólogo los implanta en el quirófano”. Este trabajo lo hace el IVIC en conjunto con el doctor Franco Cordivani, con la colaboración de un centro privado. “Igual los pacientes no pagan”, manifiesta.
Hasta la fecha han podido atender a tres personas. No han podido hacer más casos por falta de financiamiento, expone. Los aspirantes son personas de 25 a 35 años, con lesiones en cartílago de rodilla, bien focalizadas y no avanzadas. No son candidatas a esta terapia personas de más edad que tengan lesiones muy amplias en los cartílagos y a quienes se les ha recomendado colocarse una prótesis.
¿Por qué usar esta opción? “Antes de llegar a las células a estos pacientes les han hecho otros procedimientos, pero han fracasado”, indica. Los tres pacientes atendidos por el IVIC se han curado 100%, señala, aunque por lo general esta técnica ofrece curación en 50% a 70% de los casos. Cardier piensa que los seguros privados “van a tener que aceptar este tratamiento”.
Estos dos tratamientos -para fracturas de huesos largos y regeneración del cartílago de rodilla- solo se hacen en la UTC del IVIC. “Todo tiene la aprobación de las comisiones de bioética del HUC y consentimiento informado del paciente”, certifica.
HACIA EL FUTURO
El próximo reto para Cardier y su equipo es hacer regeneración de piel, para atender a personas que tienen quemaduras. Un paciente quemado puede ser atendido con células mesenquimales de otras personas, con la ventaja de que no habrá una reacción de rechazo del sistema inmunológico del individuo.
“Si la persona sufre una quemadura, las células se descongelan y en 48 horas se tendrían membranas que se colocan en el lugar”, anticipa.
Esas células producen factores que “llaman” a las otras células para comenzar la regeneración. Esto se debería hacer en las primeras 72 horas. “Ya ha sido probado con animales”, ya que “hemos demostrado regeneración de piel en ratones”, asegura. Incluso, “se puede hablar de curación”.
Las candidatas o los candidatos para este tratamiento se definirán en el protocolo clínico que se debe establecer las instituciones participantes. La terapia tendría un gran impacto en materia de salud pública, porque induciría una regeneración controlada y completa de la piel. En otros países, de acuerdo con Cardier, se ha hecho de forma experimental.
También planifican el mismo procedimiento para tratar úlceras de piel en pacientes del HUC, con células de la propia persona. El experto refiere que en este momento no será utilizado para úlceras por diabetes, porque “son úlceras en las cuales está afectada la circulación sanguínea” y se necesita una buena circulación para que el tratamiento funcione.
Cardier espera comenzar en el primer semestre del próximo año. Aguarda por la aprobación del protocolo de las comisiones de ética. “Contamos con todo el recurso humano. El recurso humano es único, no solo en Latinoamérica sino a escala mundial, por la preparación que tiene para el manejo de estas tecnologías, que implica una formación académica de muy alto nivel”, reivindica.
Experimentalmente en la UTC también investigan, en modelos animales, enfermedades degenerativas del sistema nervioso y diabetes.