Más de 170 familias aceptan ir a refugios si les permiten permanecer juntas a todas|Vecinos alertan que aún puede ocurrir una desgracia en Nueva Tacagua

Con sus documentos en la mano aseguran que no son invasores

Con las emergencias que provocaron las lluvias, hace más de una semana debieron ser desalojados, vía aérea, los sectores L, K y doble K, de Nueva Tacagua, que quedaron completamente incomunicados. Mucho menos afectado estuvo la terraza J, donde las vecinas y los vecinos lograron limpiar la vía para sacar los vehículos y algunos enceres que quedaron atrapados, antes de que ocurra un derrumbe mayor, como si les pasó a otras personas de esa comunidad.

A pesar de que los edificios del sector J se mantienen en pie, el riesgo es evidente. Los habitantes del lugar permanecen en sus viviendas por no tener a dónde ir, ya tienen una expectativa añeja. “Todos los que estamos aquí tenemos 36 años viviendo en estos bloques. Antes habíamos pasado dos años en unas barracas, antes de que nos pasaran para acá, provisionalmente, cuando el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, cuando era gobernador Diego Arria. Nos trajeron provisionalmente por tres meses y eso se ha convertido en 38 años y medio”, recordó Mary Reyes, vocera del sector.

Los lugareños aseguran que no han recibido atención de ningún tipo con la reciente contingencia de las precipitaciones. “Sólo la Policía Nacional, que pasa a cada rato, y nos dicen lo mismo siempre: Que tenemos que desalojar, porque esto está en alto riesgo pero, más nadie ha venido para acá y ¿para dónde nos vamos a ir? ”, se pregunta Jesús Zambrano, que además está recién operado de la rodilla.

Según informó Guillermo Castellanos, otro de los vecinos, en Nueva Tacagua tienen más de tres meses sin agua y tuvieron mucho tiempo sin luz, pero ya les restablecieron el servicio, con excepción del alumbrado público, porque se cayeron varios postes con los derrumbes.

Las personas que permanecen en este sector de Nueva Tacagua, desmienten algunos rumores que supuestamente están circulando, en donde se les califica como invasores. “Aquí hay personas que son propietarias y tienen toda su documentación que lo demuestra”, indicó Zambrano.

A decir de Alicia Uzcátegui, otra vocera de la misma terraza, son 178 familias, todas propietarias. que están esperando por una reubicación en viviendas dignas. “Aquí no hay invasores, ni dejamos que nadie nos invada”, dijo. No tienen inconveniente en asistir a un refugio, siempre y cuando los lleven a todos juntos, como hicieron con las familias que fueron trasladadas al albergue Paramaconi, en Los Teques.

Insisten en que el Gobierno Nacional, aún con la magnitud de la emergencia que permanece en varios entidades, tiene la posibilidad de enviarlos juntos a un lugar seguro. “Están programando La Carlota como refugio, nosotros cabemos ahí. Permaneceremos aquí hasta último minuto, porque no estamos dispuestos a irnos a un lugar en donde vayamos a pasar más trabajo del que pasamos aquí”, expresó Mary Reyes.

Con papeles de propiedad en la mano y lágrimas en las mejillas, María Díaz manifiesta su temor a que los edificios se hundan o les caiga un alud de tierra encima de su vivienda y las de sus vecinos. “No sabemos para dónde coger, no nos han dado ninguna respuesta y aquí puede ocurrir una tragedia, con los niños y las personas mayores que vivimos aquí”, manifestó.

NO SALIERON AL PRINCIPIO POR CUIDAR SUS COROTOS

Durante los días del desalojo de las terrazas L, K y doble K, algunas personas, ante lo repentino de la situación, se negaron a abandonar sus hogares por resguardar sus bienes. Ese es el caso de la señora Hortensia Casanova. “Querían que saliéramos y dejáramos todo. Nosotros no quisimos, porque pedíamos que nos dieran un tiempito para podernos ir. Ahora supuestamente, ellos nos dicen que como no nos quisimos ir, ahora no tienen nada para nosotros”, aseguró la afectada.

La terraza doble K, fue desalojada el pasado domingo 5 de diciembre. Según Casanova, algunos de sus vecinos que como ella se negaron a dejar los apartamentos, se niegan a ir a un refugio y esperan que les den documentación que los certifique como damnificados. “Tenemos una señora de 70 años que se quiere ir a refugio pero no quiere vivir allí, ella quieren que le den un aval que conste que ella es refugiada de Nueva Tacagua, entonces tampoco la quieren censar para darle sus documentos que consten que ella se quedó sin casa”.

Son en total 23 familias que comparten la misma situación que la señora Hortensia Casanova, de 53 años y con nueve hijos, uno de ellos con requerimientos especiales. Según cuenta, le habían dado solución para ir a La Rinconada, pero se negó porque le queda lejos de Los Magallanes de Catia, donde está el centro asistencial donde atienden a su pequeño que ha llegado a sufrir hasta 600 convulsiones en un día.

T/ Luis Jesús González Cova
F/ Alberto Corro
Caracas