Vecinos del Don Eduardo recordarán siempre el impacto del terrorismo

Es inevitable transitar entre las esquinas de Cristo a Viento, sin detenerse a observar el edificio Don Eduardo, ubicado en la avenida Este 12, en la urbanización Santa Rosalía, en Caracas.

Una brecha en la pared del segundo piso demuestra lo sucedido el sábado 4 de agosto en la avenida Bolívar, a unos 800 metros del lugar, donde se ejecutó un atentado fallido contra el presidente de la República, Nicolás Maduro, quien lideraba el acto conmemorativo del 81º aniversario de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).

Aunque se cumple una semana del suceso aún son evidentes las huellas del incendio desatado en el apartamento 22, inmueble donde impactó el segundo dron utilizado en el magnicidio frustrado.

Sus paredes están carbonizadas, apenas se detalla su color blanco original. El olor a cables quemados todavía es perceptible, así como las manchas oscuras en la parte superior de las paredes del segundo piso. Las baldosas del domicilio, que se encontraba deshabitado al momento del estallido, desaparecieron; una parte resultó afectada por la colisión, mientras que la otra fue removida al inicio de la remodelación.

Si bien el Estado no fue responsable del suceso, una cuadrilla de la Gran Misión Barrio Nuevo, Barrio Tricolor (Gmbnbt) se encarga de la restauración de la edificación. Las obras de rehabilitación contemplan una renovación de la fachada, limpieza de pisos, paredes y la reconstrucción, en primera etapa, de la vivienda perjudicada.

Obreros en el lugar indicaron que la remodelación, iniciada a mitad de semana, se realizó a raíz de un levantamiento de información preliminar ejecutado para determinar el alcance de los daños materiales.

A pesar del ruido de la demolición, el silencio imperó en el segundo nivel del Don Eduardo. La dinámica de un día laborable impidió conversar con habitantes de los apartamentos contiguos, solo Gerardo Mendoza, habitante del piso 9, compartió sus vivencias, mientras abría la puerta del edificio.

«No sabía lo que había pasado. Escuché un impacto, me asomé en la azotea y vi humo en los niveles bajos (…). Ahí le dije a mi mamá y mi abuelo: vámonos, vamos a salir», rememoró.

En tanto, un señor de avanzada edad, quien se encontraba en la parte externa del edificio en compañía de dos amigos, relató que sintió un movimiento brusco en las paredes «casi como un temblor o un terremoto», mientras reparaba la lavadora de su vivienda.

«Escuche un sonido muy fuerte, inicialmente pensé que era un relámpago, luego la detonación movió las paredes y me asomé dándome cuenta que salía humo de los apartamentos», añadió.

El dron, que se estrelló contra la reja de la ventana del apartamento 22, terminó en el edificio Don Eduardo luego de ser desviado por los inhibidores de señal dispuestos en la avenida Bolívar por funcionarios de la Guardia de Honor Presidencial (GHP).

Gerardo Mendoza agregó que los residentes de los tres primeros niveles fueron los primeros en evacuar la edificación al percatarse del incendio, entre ellos Yameris Rodríguez, habitante del piso 3, quien resultó herida, por el corte de vidrios, en sus brazos y frente.

«Los pedazos de vidrios rotos hirieron a Yameris (…). Ella recibió atención médica en el hospital (Doctor José María) Vargas», apuntó, al tiempo que dijo desconocer la existencia de heridos por asfixia.

Los ciudadanos que lograron abandonar la estructura, según comentó, estuvieron en las cercanías por un lapso aproximado de dos horas, mientras los organismos de seguridad recolectaban las evidencias correspondientes.

De acuerdo con declaraciones de vecinos, minutos después del impacto del artefacto, efectivos de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) y del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) se apersonaron en el lugar para evaluar la escena.

El accionar de los funcionarios se acompañó con las labores del Cuerpo de Bomberos del Distrito Capital, situados en la avenida Lecuna, quienes sofocaron el incendio.

De ese momento, Alejandra Rojas, habitante de la Torre El Viento, ubicada al lateral del edificio Don Eduardo, recordó la conmoción vivida la tarde del 4 de agosto, sobre todo, «el miedo que teníamos por la explosión de otro dispositivo».

«Todos corrían, vecinos presumían el asesinato del presidente (Nicolás) Maduro», puntualizó.

Rojas, quien presenció desde su ventana el humo que provenía del apartamento 22, señaló que, a pesar de la lejanía, la explosión causó la entrada de tierra y piedras a su vivienda, cuya puerta se abrió por la onda expansiva.

T/ Karelis González-AVN
F/ Luis Graterol