Mi papá siempre trabajó como maestro de obra y mi mamá de buhonera y nosotros los ayudábamos”, precisa Veisy Centeno, quien asevera que ninguno de sus progenitores, hermana o hermanos habían trabajado antes en una panadería.
Según relata, la idea fue de su mamá, a quien se le ocurrió aprovechar los conocimientos de uno de sus yernos como panadero y los de una vecina con experiencia en el ramo.
“La amiga de mi mamá tenía algunos equipos y los instalamos en uno de los locales que nos asignaron por sorteo en una asamblea hecha en el urbanismos. Empezamos haciendo 10 bandejas de bombas, besitos de coco, trencitas azucaradas y pancitos de guayaba. Casi todo los amasábamos a mano y lo vendíamos en una carretilla frente al urbanismo” cuenta Centeno.
Eso ocurrió hace casi un año y hoy la Cooperativa la Constelación del Pan, integrada por la familia Centeno-González, padre, madre, sus dos hijas y sus dos hijos, cuenta con un horno y una amasadora industrial, además de la colaboración de dos nuevos panaderos que ayudan a sacar la producción diaria.
“Después de que compramos los estantes y los equipos poco a poco fuimos haciendo más mercancía”, relata Centeno. “Hicimos acemitas, pan sobado y otros panes salados. De bandeja en bandeja se llenaron todos los espacios del mueble”.
“Claro que nuestras vidas cambiaron muchísimo”, continúa la vocera, “Pasamos de la buhonería a tener una empresa familiar propia. Por supuesto que hemos avanzado. Muchas personas nos dicen que esta tiene que ser una empresa socialista, y es verdad, pero todo lo que se ha logrado en este local es gracias al trabajo de la familia y en especial de mis padres”, aclara Centeno.