La oposición ensaya cómo boicotear la felicidad del pueblo|Venceremos con organización popular (Opinión)

Sabemos que las guarimbas, la desaparición física de líderes políticos de base y ahora los actos vandálicos contra comercios y pequeños distribuidores de alimentos son las armas que un sector de la oposición utiliza en sus rancios deseos de retomar el poder y de doblegar la voluntad de un pueblo que decidió escribir su propia historia.

La guerra económica es un hecho que vivimos día a día en nuestras casas y comunidades. Con el dominio de las redes de distribución nacional y local de alimentos básicos de nuestra dieta como lo son la harina de maíz, las pastas, el arroz y otros, han perturbado el sentimiento de bienestar que con la Revolución habíamos alcanzado en la ultima década.

El sabernos protegidas y protegidos por una Revolución que acercaba el sistema de salud a nuestras casas, que tomaba en serio los problemas de vivienda, que hacía realidad la educación para todas y todos y que abordaba los problemas de soberanía alimentaria, nos hizo un pueblo muy feliz. Pero ¿quién dijo que esto no iba a molestar a muchas y muchos que desde hace siglos se benefician de nuestra pobreza?

Llevan 17 años ensayando cómo boicotear nuestra felicidad y ahora mismo estamos en una de sus más macabras embestidas a nuestra construcción del Buen Vivir.

Haciendo uso de su dominio en la red de abastecimiento de alimentos nos han puesto a hacer colas interminables. Cuando vieron que nuestro espíritu revolucionario nos llevaba a mover nuestros hábitos alimenticios hacia el mayor consumo de yuca, batata, papa etc., sabotean su producción y distribución, ocasionando que sus precios suban. Hoy por hoy sabemos que se está saboteando el ingreso de producción agrícola alternativa y autóctona a las ciudades y, lo peor, se está pagando a vándalos para azuzar el caos y el saqueo de comercios en nuestros pueblos y ciudades.

Pero, ellas y ellos mismos nos han señalado el camino para nuevamente derrotarlos. Su ensañamiento con los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) nos ha devuelto al origen de la fuerza de nuestra Revolución: “¡Venceremos en la guerra económica con la organización popular!”. Hoy más que nunca es nuestro deber permanecer unidas y unidos, en las calles, haciendo crecer los CLAP, perfeccionando sus mecanismos de distribución de alimentos y haciéndolos avanzar hacia la producción.

Está claro que en escasos cuatro meses de funcionamiento los CLAP no pueden cubrir toda las necesidades de la población. También, debemos entender que es necesario priorizar la distribución con equidad social y territorial porque los recursos no son infinitos. Pero, sobre todo, debemos asumir que la responsabilidad de su funcionamiento está sobre nosotras y nosotros. Es tiempo de ejercer el Poder Popular no solo exigiendo a las instituciones sino también exigiendo a nuestras comunidades mas organización, solidaridad revolucionaria, compromiso con las tareas.

Es quizá el momento mas oportuno para que reflexionemos profundamente sobre aspectos de la organización en nuestras comunidades. Los CLAP como las otras organizaciones de base están sustentadas casi en exclusividad sobre el trabajo de las mujeres. En la Unión Nacional de Mujeres (UnaMujer) calculamos que un 80% de las personas que se incorporaron al trabajo activo dentro de los CLAP son mujeres.

De nuevo reproducimos en la Revolución el mandato patriarcal que echa sobre las mujeres todo el peso y responsabilidad del cuido de la especie. ¿No será tiempo de que los hombres de la Revolución también se sumen en la misma proporción que las mujeres? ¿Que asuman que la protección de la familia, las comunidades y la Revolución también es su asunto desde acciones tan de base como la de llenar las bolsas del CLAP y repartirlas casa por casa?.

T/Alejandra Laprea

LA ORGANIZACION POPULAR DEBE EJERCER UN PODER SIN PARCIALIDAD POLITICA, SE DEBE EJERCER LA CRITICA, LA CONTRALORIA DE TODAS LAS INSTITUCIONES DESDE PROCESOS ADMINISTRATIVOS HASTA PROCESOS OPERATIVOS. LA ORGANIZACION POPULAR DEBE TRANSFORMARSE EN ESTE MOMENTO EN UNA MAQUINA DE CASAR CORRUPTOS Y ESPECIALMENTE CORRUPTOS QUE EJERZAN CARGOS PUBLICOS.