Este lunes se cumplen 160 años de la abolición de la esclavitud|En Venezuela persisten “núcleos de racismo” y situaciones de “esclavitud mental”

En el año 2014, las y los afrodescendientes venezolanos “viven una situación de esclavitud mental”, aseguró la socióloga Beatriz Aiffil, a propósito de cumplirse este 24 de marzo 160 años de la abolición de la esclavitud en el país.

Comentó que, pese a que la Revolución Bolivariana ha abierto las puertas para que la lucha contra la dominación se dé ampliamente, “en este momento la mayoría de la gente afrodescendiente no se reconoce como negra o afro, y si pudieran borrarse el color de su piel, lo harían”.

Su percepción social le ha permitido entender que muchas personas no tienen claras esas ideas, y que hay pocos movimientos y pocas individualidades abordando ese punto, que a su criterio es muy sensible.

“A la gente le da miedo hablar de esto porque estamos entrampados en las discusiones que quieren que nos entrampemos”, manifestó la investigadora del Centro de Saberes Africanos, en entrevista con el Correo del Orinoco.

Un claro ejemplo de esta situación pudo ser apreciado en los medios de comunicación venezolanos cuando murió Nelson Mandela, en diciembre de 2013. Refiere que en esa oportunidad muchos periodistas y moderadores de programas hablaban de “afrodescendientes en África”, cuando en realidad ellos no son afrodescendientes sino propiamente africanos.

Según la especialista, las negras y los negros que habitan en Venezuela tienen que saber que existe un cordón umbilical que los une con la madre África, “que está lleno de ideas y de conceptos que no pueden ser tirados por la borda”.

POBLACIÓN VULNERABLE

En su opinión, no cabe duda de que la población afrodescendiente es un grupo vulnerable que “ha sido excluido de la historia, de los medios de comunicación, de las políticas educativas y de políticas de vivienda”.

Por ese motivo, en el censo de población y vivienda correspondiente al año 2011 se luchó para incluir una variable afrodescendiente, más como autoreconocimiento que como elemento de registro. “Fue como un sondeo acerca de cómo se reconocen las venezolanas y los venezolanos en relación a su componente afro”, especificó.

La especialista enfatiza que el resultado que originó esa interrogante “no puede determinar políticas públicas, pero si sirve para desarrollar estudios que permitan determinar, entre otras cosas, por qué la gente no asume llamarse negra o negro, y si esta determinación responde a un tipo de vergüenza étnica o a presión social”.

Esta información, prosigue, también permitiría “generar otros estudios en torno a la clasificación por sectores y detectar en los lugares donde predomina la población afrodescendiente, cómo ha sido la intervención del Estado y cuánto dinero se ha invertido para mejorar la situación en cuanto a vivienda, salud y educación, entre otros factores que sabemos que existen pero científicamente no están bien definidos”.

DISCRIMINACIÓN SOLAPADA

Aiffil asevera que, lejos de presentar segregación por diferencias étnicas como sucede en otros países, “en Venezuela existe una discriminación racial que, en la mayoría de los casos, es solapada, oculta, no directa”.

Manifestó que esta hipótesis recobra mucha fuerza en el comportamiento actual de la oposición extrema, “porque cada vez que hablamos de racismo y de esclavitud mental ellos lo toman como bandera para burlarse del pueblo venezolano, que es mayoritariamente negro, indio y zambo”.

Para la militante del Movimiento Social Afrodescendiente, más allá de lo que significa el decreto de abolición de la esclavitud, y antes de perderse en la discusión de los términos negro, moreno, trigueño y afrodescendiente, “lo importante en este momento es que aún existe el racismo y que tenemos que eliminarlo, no solo de Venezuela sino de todo el mundo”.

Recordó que el Día de la Lucha contra la Discriminación Racial, que se celebró el pasado 21 de marzo, “es una fecha para reflexionar en torno a las acciones que hemos realizado y a las políticas que han implementado los gobiernos para combatir la discriminación basada en el color de la piel”.

En ese contexto, la activista califica como positiva la Ley en contra de la Discriminación Racial creada en Revolución, y señala que aunque la misma no está dedicada en exclusiva a las negras y los negros, porque abarca a toda la población afrodescendiente, indígena, y extranjera, garantiza los derechos de esa población.

SIN REFERENTES NEGROS

La activista por los derechos sociales y políticos de las y los afrodescendientes considera que el hecho de que no se hayan divulgado los referentes históricos de negritud, ha contribuido a que esa población no se reconozca a sí misma.

Estima que si no se da a conocer entre las niñas, niños y jóvenes de la Patria la vida y obra de tantos próceres y líderes negros que hemos tenido en nuestra historia, estos podrían llegar a pensar, por ejemplo, que no hubo participación de este sector en la batalla por la independencia, o que los mismos actuaban como borregos.

Según la socióloga, personajes como Hipólita, la Negra Matea, Negro Primero o Pedro Camejo, Juana La Avanzadora y José Leonardo Chirino, “estuvieron en las luchas históricas que aparecen en los libros, pero no los mencionaban”.

Estima que también es prudente resaltar que en la actualidad tenemos figuras públicas y líderes, que están involucrados en distintas áreas, como Antonia Muñoz y Aristóbulo Istúriz, “que son afrodescendientes y trabajan y luchan por Venezuela”.

Un caso especial, alega, lo constituye el comandante Hugo Chávez, quien representa a todas las etnias que se conjugan en Venezuela,  aunque él se autodefinía negro e indio, básicamente los más vulnerables, los más pobres. “El contar su historia desde que fue niño, pobre, vendedor de arañas, hizo que las poblaciones pobres venezolanas comenzaran a quitarse la vergüenza”,  acentuó.

COMBATE ANTICIPADO

Como parte de esa misma estrategia, también se ha hecho creer que los negros aparecen en la lucha de independencia con Simón Bolívar, pero de acuerdo con Aiffil, estos se incorporaron al combate desde mucho antes.

De hecho, precisó que un gran número de afrodescendientes se había incorporado con anterioridad a los ejércitos realistas de José Tomás Boves para luchar por la libertad. En su opinión, “Boves fue un hombre que supo aglutinar a buena parte de la población negra que andaba por ahí libre, fugada, o que se quería fugar de las haciendas de los blancos que los mantenían en cautiverio”.

Sostiene que aunque Simón Bolívar abogó por la libertad de los esclavos, “tuvo que enfrentarse a una estructura que le hizo imposible concretar sus ideas”. Mucho después de su muerte, agrega, se da la abolición de la esclavitud, pero no porque se hayan condolido de la mala vida que llevaban las y los negros, sino porque “ya era insostenible seguir manteniendo esa estructura”.

De acuerdo con la socióloga, “en ningún momento hubo consideraciones hacia las personas esclavizadas”, más bien se trató de acuerdo para beneficiar a la oligarquía, “y por eso el decreto planteó que esta fuera indemnizada”.

REIVINDICAR LAS LUCHAS

La investigadora señala que es necesario darle el justo valor a las luchas afrodescendientes que se dieron en 1814 y que aparecen por debajo de la Batalla de la Victoria “solo porque los negros estaban en el ejército de Boves”.

Además, insiste en que hay que “seguir posicionando en el corazón y la conciencia de la gente la relación con África”. A su juicio, no hay que quedarse en el sufrimiento de ese pueblo, sino buscar la elevación a partir del mismo y superar esa situación de minusvalía.

Destaca que en el cumplimiento de ese objetivo  hay que tener claro que la lucha por las reivindicaciones étnicas y la lucha de clases tienen que estar necesariamente imbricadas, “porque la base de la pirámide social en Venezuela tiene color, entonces la lucha de clases no puede entenderse si no se vincula al componente étnico”.

INFLUENCIA CULTURAL Y MEDIÁTICA

Por otra parte, la socióloga achaca la existencia del “colonialismo de la mentalidad y la memoria” a la industria cultural y a los medios de comunicación que han limitado la aparición de la población afrodescendiente en sus espacios, “porque existe el paradigma de que las personas que aparecen en televisión tienen que ser bonitas, y ser bonito en Venezuela significa tener los ojos azules, ser blanco, rubio, etc, etc”.

Aiffil reconoce que en sus inicios, Ávila TV tuvo una apertura muy grande en ese sentido, “porque entraron todos los negros, entró la gente del barrio que es predominantemente afro e indígena”, pero esgrime que “eso ha bajado un poco”. En el resto de los canales, cuestiona la especialista, “es prácticamente nula la participación afrodescendiente”.

La misma situación se repite en plano laboral dentro de muchas instituciones. La investigadora insiste en que si los pobres o los negros no tienen las competencias adecuadas, “es una obligación formarlos y entrenarlos” para que sean incluidos.

A su juicio, “hay muchas maneras de hacer crecer la participación de los negros, afrodescendientes y las y los indígenas”. Señala que aunque hay personas que creen que dedicar un capítulo de la Constitución a la población afrodescendiente provocaría fisuras en la sociedad venezolana porque en el país todos somos iguales, es un engaño.

“Esa es la misma cartilla que nos aplican cuando se dice que todos somos iguales, que pobres y ricos cabemos en el mismo país, pero al decir pobres y ricos ya se está marcando una diferencia. Entonces para eso si somos iguales, pero para la distribución de las riquezas no somos iguales”, fustigó.

APROPIACIÓN DE CONCEPTOS

Para Beatriz Aiffil hay que evitar caer en eufemismos: “Simplemente hay que llamar a las cosas por su nombre, porque cuando la gente descubre que ha sido objeto de un manejo se decepciona y perdemos combatientes en esta lucha”.

Al respecto, cree que lo más correcto es llamar “racista” a la burguesía violenta, “pero no como una palabra sin sentido, sino con toda la carga que ella conlleva”.

Haciendo alusión al discurso de la diputada opositora María Corina Machado, a quien escuchó decir recientemente que “paz sin libertad es esclavismo”, señaló que no hay que permitir que la burguesía se apropie de los conceptos del pueblo.

“Si la burguesía se apropia del concepto de esclavitud a su favor, así como se quiere apropiar del concepto de la paz a su favor, las consecuencias serían catastróficas”, advirtió.

De hecho, resaltó que cuando muere Mandela desde ese sector intentaron adueñarse del concepto de paz, ya que la burguesía venezolana “actúa como marioneta del capitalismo internacional”, al recibir instrucciones “no de Barack Obama, sino de los que manejan los hilos del capitalismo internacional”.

MECANISMOS SUTILES

A criterio de la especialista, “el colonialismo cultural opera con mecanismos muy sutiles” y eso garantiza que tenga sus efectos sobre ciertos sectores de la población.  Citó como ejemplo el caso de las protestas violentas en la Plaza Altamira, “donde los estudiantes dicen de que sus luchas son pacíficas, pero luego uno los ve con toda su furia haciendo destrozos”.

Ese plan, enfatizó la socióloga, se había venido trabajando desde hace mucho tiempo en el país mediante la “instalación de la idea de la muerte” a través de distintas herramientas como los videojuegos, por ejemplo.

El planteamiento se evidencia al analizar la forma en que se expresan esos jóvenes, quienes entre sus comentarios expresan que van a ir a la manifestación y no saben si van a volver con vida, o hablan de que llegaron vivos a sus casas como una victoria, argumentó.

“Esos mecanismos sutiles hacen que ellos agarren a nuestro Mandela como su símbolo de lucha y si nos descuidamos también nos agarran a Chávez”, alertó la investigadora del Centro de Saberes Africanos.

La idea, esgrime, es quitarle su bandera al pueblo revolucionario. “Si ellos están diciendo que Gandhi es símbolo de la paz, que Mandela es símbolo de la paz, ¿nosotros, los de la izquierda, con qué nos quedamos? Claramente están buscando la manera de desplazarnos”, sentenció.

Y “como en este momento hay un mayor control de los medios poderosos de comunicación por parte de la oligarquía, es más fácil para ellos instalar esas ideas”.

DECRETO HIPÓCRITA

Jesús Chucho García sostiene que el 24 de marzo de 1854 “se promulgó un decreto hipócrita sobre la abolición de la esclavitud en Venezuela”, firmado por el presidente José Gregorio Monagas, el cual condicionaba la libertad de los sesenta mil esclavizados y esclavizadas existentes en el país para ese momento, al pago de una indemnización por parte del Estado a los llamados amos.

“Si no se pagaba a los amos, como el general independentista José Antonio Páez, no se daba la libertad”, describió el representante de la Red Afrodescendientes de Venezuela, recordando que “Páez vino dando la libertad a sus esclavizados dos años después de ese decreto”.

García, quien se desempeña como jefe de la Misión Diplomática en la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en Mali, señala que luego de aplicar ese decreto, a las y los libertos “se les arrojó a las calles sin posibilidad de educación, casa, ni trabajo y sin contar con los derechos mínimos que un ser humano necesitaba para vivir dignamente”.

De esta manera, criticó, “se logra imponer la neoesclavitud, teniendo su mayor expresión en el peonaje”. Dijo que con la llegada de la Guerra Federal, el general Ezequiel Zamora incorpora a miles de exesclavizados humillados en trabajos semiforzados y a los sin tierras a la lucha por pan, tierra y trabajo, pero esa esperanza en busca de la libertad plena se castró con el asesinato de Zamora.

Relató que, a comienzos del siglo XX, la situación poco cambió para las y los afrodescendientes y cuando se plantea la construcción de un Estado moderno, después de la muerte de Juan Vicente Gómez, diversos ideólogos plantean que la construcción de ese Estado moderno no debía hacerse con indios ni con negros, sino con gente blanca.

De ahí la migración de grandes contingentes europeos desde la época de Isaías Medina Angaria hasta la dictadura Marcos Pérez Jiménez que, según algunos intelectuales modernos y dictadores, serviría para “mejorar la raza”, apuntó.

A lo largo de los años, agregó, la exclusión ha continuado, pero eso no amilanó la lucha de los pueblos afrodescendientes contra el racismo, así como la aspiración de tener tierras y las mejoras de sus derechos, lo cual, en su opinión, fue una constante en todo este tiempo.

VIGENCIA HASTA 1999

Para el integrante del Movimiento Social Afrovenezolano, “pudiera decirse que hasta la llamada Democracia Representativa los rasgos del viejo sistema esclavista hacia las y los afrodescendientes permanecían vigentes”.

Precisó que ese sector de la sociedad “continuaba siendo explotado por salarios míseros y vivía en condiciones infrahumanas” en zonas del estado Yaracuy, así como en el Sur del Lago de Maracaibo, en el Zulia, o Barlovento, en Miranda.

Durante ese periodo, añadió, tanto los aborígenes de Apure y Amazonas, básicamente, como los neodiaspóricos, que son las y los migrantes haitianos y afrocolombianos,  “también eran sometidos a un sistema de trabajo y de exclusión que en poco se diferenciaba de la esclavitud del siglo XIX”.

No obstante, asegura que con el inicio del proceso bolivariano, en 1999, “se han estado garantizando todos los derechos ciudadanos” y dentro de ello, se ha puesto en marcha “la erradicación de viejas prácticas esclavistas”.

LOGROS AFRO EN REVOLUCIÓN

Sostiene García que el tema de la afrodescendencia y el racismo no había sido entendido muy bien por las autoridades en el inicio de la Revolución, por ello refiere que tanto él como otras y otros activistas habían venido insistiendo, a través de distintos trabajos e investigaciones, en la necesidad de reconocer las contribuciones africanas a la historia de Venezuela y cómo el racismo lo había impedido.

“El golpe de Estado el 2002 fue importante para que llegaran hasta los oídos del presidente Hugo Chávez nuestros planteamientos. Él lo vivió en carne propia, así como el gobernador Aristóbulo Istúriz y la líder aborigen Nohelí Pocaterra”, asintió.

Partiendo de ese interés del Mandatario, detalló, las y los activistas del movimiento afrodescendiente le hicieron una serie de propuestas sobre la necesidad de erradicar el racismo en el sistema educativo, por ejemplo, al considerar que este “es la piedra angular para construir una sociedad sin prejuicios raciales”.

Luego iniciaron una lucha por incluir en las políticas públicas aquellos temas que, a juicio de este colectivo, afectan directamente a las comunidades afrodescendientes, tales como la distribución de tierras,  el desarrollo económico, ambiental, cultural y comunal.

Aseveró que “el proceso bolivariano comprendió estas aspiraciones como nunca ningún otro gobierno lo hizo”. De hecho, señala que “hoy tenemos una Ley de Educación inclusiva del tema afro”. Sin embargo, reconoce que esta “ha tenido mucha dificultad en su aplicación e incomprensión”.

Según García, quien ha escrito 20 libros sobre África y su diáspora, una serie de encuestas realizadas como parte del Proyecto Pedagogía Cimarrona, que dirige Onis Chourio, han podido evidenciar la “violación del principio de interculturalidad y la ausencia del tema afro en los textos escolares”, lo cual espera que sea evaluado por el ministro Héctor Rodríguez.

Otro logro importante en esta materia, agregó el especialista, fue la Ley Contra la Discriminación Racial propuesta por el Movimiento Social Afrovenezolano y aprobada por el presidente Chávez. Añadió que en Revolución también se creó el Instituto contra la Discriminación Racial, que debe comenzar operar próximamente.

ESCLAVITUD JUSTIFICADA

El racismo y la discriminación son hijos de la esclavitud, teorizó Jesús Chucho García. “La trata de esclavizados que arranco del vientre de la África subsahariana a más de 30 millones de seres humanos en quinientos años, fue justificada por el racismo, al clasificar a los africanos como seres inferiores, más próximos a los gorilas, sin espiritualidad y como bestias de cargas”, explicó.

El vocero indicó que los argumentos racistas, “científicamente falsos, socialmente injustificables y éticamente aberrantes, se prolongaron hasta nuestros tiempos formando un binomio discriminación-racismo, que dio paso a la discriminación racial”.

Por fortuna, agrega el experto, la Organización de Naciones Unidas (ONU)  creó la Convención contra la Discriminación Racial -de la que Venezuela es firmante- “que condena todo tipo de racismo y discriminación venga de donde venga”.

RACISMO SIGUE VIGENTE

De acuerdo con García, “el racismo existe y seguirá existiendo en la sociedad venezolana”. Refiere que un trabajo realizado por la Fundación Afroamérica, conjuntamente con el Centro Nacional de Historia, revela que “la impronta del racismo contemporáneo se formalizo después de la Guerra de Independencia y continuó hasta nuestros días”.

La investigación, llamada Construcción de Ciudadanía Afrodescendiente en el Siglo XIX, también destaca que, en la actualidad, “una serie de perjuicios persisten en la vida cotidiana hacia los aborígenes y afrodescendientes”, agregó. A su criterio, “no tenemos un Estado racista, pero en nuestra sociedad si existen núcleos claramente racistas”.

Señaló que estos grupos guardan estrecha relación con los conspiradores que promovieron el golpe de Estado del 2002 contra el presidente Hugo Chávez y con los que ahora intentan desestabilizar al país para derrocar el gobierno de Nicolás Maduro.

El militante de la Articulación Regional Afrodescendientes de las Américas esgrime que los mensajes difundidos por la “oposición racista” en las redes sociales, así como las informaciones gráficas y escritas difundidas en los últimos días por los periódicos Tal Cual y El Universal, entre otros, responden cualquier duda que pueda presentarse al respecto.

IMPOSICIÓN NEOLIBERAL

En opinión del autor de Afrodescendientes en América Latina y el Caribe, “la imposición del modelo neoliberal en todos los sentidos es aplastante”, por tanto, “luchar contra la descolonización no ha sido nada fácil”.

Alega que ese modelo de dominación no ha descansado en el propósito de “imponer las reglas de su juego a la sociedad venezolana”. Un claro ejemplo de esta situación se da en la fábrica de helados Efe, mencionó el vocero, refiriéndose a la situación laboral de las y los neodiaspóricos y haitianos dentro de esa industria privada.

“En la mayoría de las empresas privadas, los altos cargos gerenciales no son ejercidos por  afros o indígenas”, criticó. Asimismo, denunció que el modelo implementado por los medios privados de comunicación excluye totalmente a estos sectores. “Eso era lo mismo que sucedía en el siglo XIX, que no aparecíamos en los periódicos El Venezolano o La Gaceta de Caracas”, contrastó.

Además hizo referencia a la expulsión de más cien haitianas y haitianos de Venezuela durante la primera gestión del opositor Antonio Ledezma como alcalde metropolitano, hecho que calificó como “una vergüenza xenofóbica en la historia de nuestro país”.

IGUALDAD PARA VENCER

El investigador de la Fundación Afroamérica sugiere que, para evitar ser víctima de las nuevas formas de colonización que en este momento amenazan no solo a Venezuela sino al mundo entero, “en primer lugar se debe hacer una revisión profunda del sistema educativo venezolano”.

García insiste en que este debe “apuntar más hacia la construcción de una sociedad de iguales” y asegura que para llevar a cabo esa tarea hay que “poner en alto el orgullo de la soberanía nacional e implementar una política de comunicación más audaz, que ponga a circular los valores éticos, la solidaridad, el antirracismo y la descolonización mental”.

A modo de reflexión, expresó que nuestros dirigentes, desde un diputado hasta un ministro, deben dar buenos ejemplos. A su juicio, “existen pocos políticos que modelan sencillez, humildad, más bien destilan prepotencia, son tóxicos en sus discursos y se esconden en una mala interpretación del legado de Chávez”.

En palabras del analista, las funcionarias y funcionarios que actúan de esa manera “tienen que poner oído en tierra, pues poniendo rodilla con rodilla no escucharán el latido de las necesidades más sentidas de nuestras comunidades”.

T/ Héctor Escalante
F/ Girman Bracamonte y cortesía de Jesús Chucho García