La gran jornada del 23 de enero|La Venezuela que despertó hace 59 años

La Venezuela reprimida por la dictadura de Marcos Pérez Jiménez tuvo su primer despertar el 23 de enero de 1958. Fueron turbulentos días de protesta que se iniciaron el 9 de diciembre contra su gestión. Mi mente infantil solo recuerda la alegría de la gente que se volcó a las calles caraqueñas para celebrar el acontecimiento. Los militares de entonces, doy fe de ello, se unieron a la sociedad civil para brindar por los nuevos tiempos. Se le bajaba la santamaría a la dictadura y supuestamente se abrían las puertas al nuevo orden democrático.

Yo digo que las ilusiones de esa gran mayoría de los venezolanos quedaron truncadas el 31 de octubre de 1958. Ese día fue firmado el llamado Pacto de Punto Fijo, avalado por las rúbricas de las cúpulas partidistas encabezadas por Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Rafael Caldera, excluyendo al Partido Comunista de Venezuela, cuyos líderes habían luchado a brazo partido por el establecimiento de ese nuevo orden mencionado en el primer párrafo. La democracia que florecía luego de una abominable dictadura quedaba trocada en una socialdemocracia donde a la postre dos partidos se “pelotearían” el poder por 40 años de hipocresía disfrazados de socialdemócratas y socialcristianos, apegadas las instituciones a las doctrinas liberales y neoliberales en boga.

Esa pseudodemocracia, a decir del comandante Hugo Chávez Frías, se convirtió en una nueva dictadura, la implantación del rancio sistema capitalista que solo busca el enriquecimiento de las individualidades; todo fruto de la traición a los postulados del 23 de enero de 1958. La derecha venezolana, que se había presentado con el disfraz de “mártir”, aprovechó el descontento del pueblo para apoyarse en el derrocamiento de Pérez Jiménez y así apoderarse del erario público durante 41 años.

Las protestas se intensificaron en nuestro país desde el 1° de enero de 1958. Los venezolanos ya no soportaban las déspotas medidas de la dictadura perezjimenista. Un gran número de gente valiosa, entre ellos artistas, periodistas y políticos afectos a la izquierda y partidos inhabilitados, dio inicio a los intentos por devolver la democracia a Venezuela. Un golpe militar fallido dio pie a las protestas que posteriormente acabarían con el totalitarismo de Pérez Jiménez, instaurado desde 1952.

El consentido de Michelena no contaba con el apoyo del pueblo ni de las Fuerzas Armadas. El descontento partió de un plebiscito realizado por Pérez Jiménez, lo cual no se había estipulado en la Constitución; solo eran válidas las elecciones generales. Por lo antes señalado, el mencionado plebiscito fue considerado fraudulento. Era en realidad una artimaña del dictador para perpetuarse en el poder por encima del sagrado derecho a elegir de los venezolanos. El Ejecutivo negó al entonces Congreso Nacional la posibilidad de convocar a elecciones presidenciales, las cuales debían celebrarse en 1957

LA ORGANIZACIÓN CÍVICO-MILITAR

Sin temor a equivocarnos, se podría decir que el 23 de enero de 1958 es el resultado de la unión cívico- militar entre los venezolanos. En la clandestinidad, el pueblo y los militares, unidos al liderazgo de comunistas y dirigentes populares de Acción Democrática y URD, accionaron efectivos mecanismos contra la dictadura desde el 3 de enero de 1958. Los estudiantes comenzaron sus movilizaciones y se registraron diversos choques entre habitantes de barrios y patrullas policiales del Gobierno. Los esbirros de Pérez Jiménez arreciaban la represión. El “toque de queda” se hizo molesta costumbre desde las 6:00 de la tarde. La represión en la dictadura de Pérez Jiménez era cada vez más cruda contra la disidencia. Las obras de infraestructura reconocidas en todo el mundo no pudieron opacar la corrupción y el robo de los recursos públicos.

En el plano económico, se comprobó que Pérez Jiménez había entregado a compañías privadas los recursos del país. Más de 820 mil hectáreas de los mejores campos petroleros pasaron a empresas mercantilistas a cambio de 2 mil 500 millones de bolívares que eran destinados a la corrupción administrativa.

LA HUIDA, LA JUNTA PATRIÓTICA

Cuando ya era inminente la caída del dictador, su entorno comenzó a hacer maletas y desde el mismo 10 de enero del año 58, los integrantes de su gabinete empezaron a huir del país; el pueblo acentuó sus protestas y concentraciones contra la dictadura en las principales plazas del país. El miedo había quedado atrás y los militares valientes se unían a la sociedad civil para exigir la salida de quien fuese su Comandante en Jefe. Los miembros del Ejecutivo Nacional sabían que el barco se estaba hundiendo. Muchos fueron sustituidos y otros renunciaron. Hubo importantes cambios en el gabinete en cortos períodos de tiempo.

Los «manifiestos» de la Junta Patriótica, elaborados en su mayoría por Fabricio Ojeda, sirvieron, en particular, para revelarle a la opinión pública las divergencias existentes en el seno de las Fuerzas Armadas. La más importante actividad de Junta Patriótica tendrá lugar en los gremios profesionales, particularmente en el de los médicos, a través de los cuales logran finalmente ponerse en contacto con sectores militares descontentos con la situación y actuar conjuntamente con ellos después del alzamiento del 1 de enero de 1958. Es la Junta Patriótica la que convoca a la huelga general para el día 21 de enero de 1958; ese día amanece Caracas sin prensa escrita. Las protestas en las calles fueron más intensas y se incrementaba además el número de presos de la Seguridad Nacional (policía de la dictadura). La huelga tuvo los efectos calculados. Marcos Pérez Jiménez fue derrocado el 23 de enero de 1958.

T/ Ángel Méndez
F/Archivo CO
Caracas