Venezuela se hizo libre en Carabobo entre júbilo, dolor y llanto

Un día jueves, hace 198 años, los venezolanos conquistaron su independencia, con Bolívar al frente, en una vibrante batalla de poco menos de una hora en el campo de Carabobo. Manuel Cedeño, Ambrosio Plaza, el Negro Primero, Julián Mellado, Tomás Farriar, pasaron a la inmortalidad en aquella memorable gesta.“Mi general, muero con gusto en este campo de victoria, y en el punto más avanzado adonde no llegó Páez”, le dijo Plaza a Bolívar

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El 24 de junio de 1821 se libra en la sabana de Carabobo la batalla decisiva de la liberación de Venezuela del Imperio Español. Fue un enfrentamiento de corta duración, pero cruento e intenso. En apenas 45 minutos, el ejército patriota comandado por Bolívar decidió el triunfo. En el campo de batalla quedaron numerosos muertos, entre ellos, por el lado español, 120 subalternos y 2.786 soldados (entre muertos y heridos), aunque los historiadores difieren en cuanto a las cifras. Por el lado patriota, se afirma que perecieron entre 200 a 300 soldados, incluso un puñado de mujeres fueron halladas en el campo vistiendo prendas masculinas.

La batalla entre ambos ejércitos, con Bolívar al frente de los patriotas y La Torre en el bando realista, fue librada sobre una extensa sabana de unos cuatro kilómetros de longitud de este a oeste, y tres kilómetros de norte a sur. Se trata de una llanura bordeada al norte y al oeste por numerosas colinas y cerros, ubicada al suroeste de la ciudad de Valencia. Al norte, la quebrada de Las Manzanas y Carabobo, que da nombre al campo.

Escribe Augusto Mijares en su libro El Libertador que en 1821 el dominio español en Colombia se derrumbaba por todos lados. En el mes de octubre anterior la ciudad de Guayaquil se había declarado por la independencia. En Venezuela los guerrilleros criollos realistas cada vez más se sumaban en mayor número a la causa patriota. En enero de 1821 Maracaibo se había sublevado. “El general La Torre comprendió que tenía que jugarse el todo por el todo en una batalla decisiva, y las tropas republicanas se mostraban impacientes en el mismo sentido”, afirma Mijares.

El 28 de abril de 1821 se fijó como fecha de reanudación de las hostilidades, que habían sido suspendidas tras el armisticio firmado en Santa Ana, Trujillo, en 1820, entre Bolívar y Pablo Morillo.

Pedro Camejo, busto ubicado en Parque Carabobo, Caracas

“Para esta fecha (21 de abril) era evidente el plan de campaña que seguirían Bolívar y La Torre. Este decidió concentrar sus fuerzas en el centro de Venezuela y el Libertador ordenó también la reunión de los tres cuerpos de ejército que operaban en el sur y en occidente para guiarlos personalmente. Los mandaban Páez, Cedeño y Urdaneta, pero este enfermó nuevamente y su división fue al coronel Ambrosio Plaza. Las tropas patriotas de oriente, confiadas al general Bermúdez, debían avanzar por aquella vía sobre Caracas para tomar la ciudad, si era posible, o para distraer los cuerpos realistas que la ocupaban”, apunta el historiador.

Los patriotas se concentraron en la ciudad de San Carlos. El general Páez había salido de Achaguas, en Apure, en marzo. Antes de partir, entró a orar a la iglesia y prometió que de alcanzar el triunfo, regalaría una imagen religiosa al pueblo. Años después, siendo presidente, cumplió su promesa, y mandó a esculpir una pieza del Nazareno, que hoy tiene su capilla en la iglesia local.

El ejército de Apure comandado por Páez inicia la impresionante travesía cruzando sabanas y ríos con 1.500 soldados de caballería y 1.000 infantes, así como 2.000 caballos de remonta y 2.500 reses. El río Apure lo pasa por Puerto Nutrias. El 21 de junio llega a San Carlos.

El ejército de Bolívar avanzó de San Carlos a Tinaco cubierto por la avanzada del coronel José Laurencio Silva, que tomó las posiciones realistas en Tinaquillo. El 20 atraviesa el ejército grancolombiano el río Tinaco y el 23 Bolívar pasa revista a sus fuerzas en la sabana de Taguanes. El 24 en la mañana Bolívar y sus soldados están listos para entrar en combate.

Campo de victoria

Las cifras sobre el número de combatientes muestran apreciables diferencias entre los historiadores, aunque hay coincidencia sobre la superioridad numérica republicana. Algunos hablan de 4.000 soldados españoles y 8.000 comandado por Bolívar, de los cuales 1.200 pertenecían a la Legión Británica y 3.000 de la caballería llanera comandada por Páez. Otros ubican a los patriotas entre 9.000 y 10.000 o 4.300 realistas y 6.500 republicanos.

Para la batalla, según el relato de Augusto Mijares, La Torre esperó al Libertador en la llanura de Carabobo. La acción se inició en la mañana del 24 de junio.

“Bolívar”, narra Mijares, “para eludir el acceso de frente al campo ocupado por La Torre, en el cual seis columnas de infantería y tres de caballería ‘mutuamente se sostenían para impedir nuestra salida a la llanura’, según el parte republicano de la acción, hizo entrar a su ejército que caía casi a retaguardia de los realistas. Pero este angosto paso obligó a los cuerpos republicanos de avanzada a marchar bajo el fuego enemigo, y cuando el batallón Bravos de Apure logró al fin desplegarse en batalla, fuerzas realistas muy superiores lo acosaron y estuvieron a punto de desorganizarlo. Afortunadamente, el Batallón Británico, que en ese momento entró en la llanura, cargó a los españoles y luego resistió denodadamente, rodilla en tierra, a pesar de haber perdido a su jefe, el intrépido coronel Tomás Farriar y al segundo mayor Davy, que le sucedió al mando. Esto permitió que nuevas fuerzas republicanas se incorporaran a la lucha, y muy pronto la victoria se declaró por los republicanos: la caballería realista escapó con el cruel Morales a su frente, y la infantería, casi de los mejores veteranos llegados de España, pero desmoralizados por la fuga de Morales y por tantos años de inútiles sacrificios, se desbandó o quedó prisionera”.

Narraciones de otros historiadores describen que una vez que los Bravos de Apure se reponen, arremeten con ímpetu contra los realistas y alivia el peso del combate sostenido por la Legión Británica que ya lucha cuerpo a cuerpo con el enemigo. Mientras tanto, Cedeño entra de lleno en combate, con la caballería obliga al oponente a retirarse. Allí comienza la desbandada de los batallones realistas. El coronel Ambrosio Plaza, al frente de la tercera división, enfila de forma avasallante hacia el sur del campo, dando ejemplo de valentía. La Torre y Morales entienden que están derrotados y ordenan retroceder. La desbandada es total en el bando opositor.

Aunque Carabobo representó un triunfo fulminante, sin embargo cobró vidas valiosas en las filas patriotas. Entre ellos Manuel Cedeño, Ambrosio Plaza, Pedro Camejo (Negro Primero), Julián Mellado, Tomás Farriar.

Anota Augusto Mijares: “El general Cedeño, ‘desesperado -escribía Bolívar- de no poder entrar en la batalla con toda su división por los obstáculos del terreno, dio solo contra una masa de infantería y murió en medio de ella del modo heroico que merecía terminar la noble carrera del bravo de los bravos de Colombia”. “Igual dolor -agregaba el Libertador- sufre la República con la muerte del intrepidísimo coronel Plaza, que lleno de un entusiasmo sin ejemplo se precipitó sobre un batallón enemigo a rendirlo”. Antes de que Plaza expirara, Bolívar llegó a su lado: “Mi general -le comentó el moribundo-muero con gusto en este campo de victoria, y en el punto más avanzado adonde no llegó Páez”.

Páez también se batió en Carabobo con la pericia y el valor que lo caracterizaban, a pesar de que cuando la acción no había terminado, cayó en tierra víctima de un ataque convulsivo que a veces lo acometía cuando se emocionaba intensamente, señala Mijares. Su división decidió la batalla. Bolívar, en el propio campo de batalla, lo ascendió a general en jefe.

Fin de la guerra

El 29 de junio Bolívar y su tropa entraron triunfantes a Caracas. Los habitantes blancos habían abandonado la ciudad: las casas habían sido saqueadas y en las calles había apenas pordioseros y cadáveres. Unas 24 mil personas abandonaron Venezuela rumbo a las islas del Caribe, a Estados Unidos o a España. Bolívar mandó a confiscar todas las posesiones de los que habían emigrado, incluyendo las cosechas.

Mijares indica que el Libertador entró a Caracas acompañado por parte de su estado mayor y el general Páez. El recibimiento que le hizo la ciudad fue delirante.

Tomás Farriar, busto colocado en Parque Carabobo, Caracas

“Pero a pesar de eso, y de que en ella volvía a encontrar los parientes y amigos que le amaron en sus días más felices -y el Avila, los perfumados bosquecillos del Anauco, los lugares donde había estudiado con Rodríguez y Bello a orillas del Catuche y del Guaire- apenas permaneció en la ciudad el tiempo indispensable para organizar provisionalmente el gobierno de Venezuela”, escribe.

El triunfo patriota no significó el fin de la guerra en suelo venezolano. Francisco Tomás Morales logró refugiarse en Puerto Cabello con unos dos mil sobrevivientes de Carabobo, quienes se sumaron a otros mil hombres de la guarnición. Posteriormente, Morales, al frente de más de cinco mil hombres reconquista Maracaibo y Coro, el 7 de septiembre y 13 de noviembre de 1822, pero después de la derrota realista en la Batalla Naval del lago de Maracaibo, el 24 de julio de 1823, y el asedio y toma del castillo de Puerto Cabello por José Antonio Páez al frente de un puñado de valientes, en noviembre de 1823, es cuando se da por terminada la guerra de independencia en suelo venezolano.

Del uniforme al liquiliqui

Se afirma que unas 14 mujeres participaron en la lucha de Carabobo. “Dicen que cuando destaparon algunos muertos, algunos cuerpos eran de mujeres”, destacó Germán Fleitas Núñez, en reseña anterior publicada en el Correo del Orinoco. Fleitas es el actual cronista de La Victoria.

También señaló que no sólo soldados participaron en la Batalla de Carabobo, también se incorporaron hombres del pueblo, venezolanos patriotas, incluso españoles que apoyaban a Bolívar y no a los realistas.

Fleitas comentó que también soldados venezolanos estaban en las filas del ejército español. Además, señaló que en esa batalla fue cuando por primera vez se utilizó uniforme militar para el combate.

Refirió que muchos años después, un modisto de Caracas, transformó el uniforme utilizado en la Batalla de Carabobo en lo que ahora se conoce como el tradicional liquiliqui, muy usado en los llanos venezolanos.

T/ Manuel Abrizo
F/ Héctor Rattia, Archivo CO