Venezuela tiene la mejor generación de jóvenes en 500 años

Gendric Morales, se puso a reflexionar sobre la coyuntura que vive nuestro país y sobre lo que significa La Estafeta, sostiene que en un espacio de confort la gente no se plantea transformaciones reales y aquí, en este momento, Venezuela pide modificar, reajustar y hacer las transformaciones, la revolución en los espacios donde hay que transformar. Sí hay esperanza. Ellos creen que este es un país que ha sido bendecido y tiene la mejor generación en 500 años. Esa es La Estafeta: un mensaje compartido.

Morales un futuro historiador en el tránsito de la tesis, es uno de los 17 jóvenes que con La Estafeta han apostado a la creación y desarrollo de una industria cultural de manera autónoma en Venezuela. Atiende el Café Bar.

En el diseño creativo gráfico con que promueven la filosofía del grupo, incluyendo su contenido, a La Estafeta Centro Cultural le dan forma de caja con figura de una E.

La caja, sostienen, contiene herramientas que se manifiestan en diversas formas: compañeros/as, amigos/as, recursos, ideas, identidades, necesidades, experiencias, espacios de intercambio, ventanas de exhibición, espacios para la formación, experiencias productivas y recreativas.

En la caja, detallan, colocan iniciativas, ideas, proyectos y experiencias que deciden poner en común para alimentar las redes de solidaridad necesarias en el fortalecimiento de la producción cultural. En La Estafeta se encuentran para la creación, la recreación y el intercambio de contenidos creativos con el objetivo de aportar en la producción simbólica, motivadas y motivados por la idea de contribuir al desarrollo del complejo industrial cultural (del país) y poder traspasar con oportunidades reales las barreras de entrada a la economía cultural.

Parten desde lo cotidiano abarcando una serie de áreas: la solidaridad, la propiedad intelectual, la producción cultural, hasta el encadenamiento productivo, las industrias del entretenimiento, los complejos industriales de la producción simbólica, el mercado cultural, los imaginarios sociales, la innovación tecnológica, el desafío de la calidad en la producción, y todo el ecosistema de la economía cultural.

“En La Estafeta nos reinventamos con la crisis, para revolucionarnos de manera profunda y ser más coherentes con nuestros sueños, por eso decidimos colocar todo nuestro potencial creativo y productivo para empujar el horizonte común,el otro mundo posible con aquellos que como nosotras y nosotros resisten y reexisten en sus espacios cotidianos demostrando alternativas de organización, producción y recreación, vislumbrando otras maneras de ser, estar y transformar, transformándonos”, refiere el compendio que impulsa la filosofía del grupo .

La Estafeta esta ubicada en la avenida López Méndez, cerca del IUTI, en una antañona quinta de San Bernardino. La vivienda estuvo abandonada en su momento por una familia que decidió macharse del país. Luego, el grupo con apoyo del Consejo Federal de Gobierno, la banca pública, y recursos propios, adquirió el inmueble

Entre los jóvenes, hay historiadores, sociólogos, una antropólogo, comunicadoras sociales, ingenieros, arquitectos, con edades que oscilan entre los 25 a los 30 años.

“El término estafeta, detalla Morales, tiene muchas acepciones, una de ellas es el espacio donde llega un mensaje y se distribuye. También es el propio mensaje, con ese espíritu colaborativo decidimos distribuir la gente que venga para acá, traer un mensaje, llevarse algo. También es el testigo que se pasa de mano en mano en las competencias. Eso es lo que transmitimos: la comunicación, el compañerismo, la confraternidad, la distribución y el acompañamiento”.

Espíritu de transformación

En un terreno más coloquial, Gendri Morales resume que el Centro Cultural La Estafeta lo integran un grupo de jóvenes que decidieron colocar su potencial creativo, sus experiencias, sus habilidades recabadas a lo largo de algunos años para impulsar una industria cultural de manera autónoma en Venezuela. Se plantean también el impulso a las economías culturales, el emprendimiento, el acompañamiento a la propuesta de innovación tecnológica, el feminismo, el acompañamiento social cultural comunitario.

Los jóvenes, explica Gendric, ante la situación que está viviendo el país, la crisis que involucra a todos, decidieron resistir y reexistir. Con ese espíritu de transformación, emprendieron cinco proyectos que giran alrededor de la Fundación Centro Cultural La Estafeta. El primero, es el centro cultural que se encarga de la formación, la capacitación, el acompañamiento; está el huerto ecológico de la agricultura urbana, para acompañar otro objetivo que es el Café Bar, un espacio alternativo para el disfrute, el goce, vivir una experiencia cultural, también gastronómica; un centro de diseño de producción que es un laboratorio creativo donde el equipo aporta al combate simbólico mediante la construcción de marcas, apoyo a la producción audiovisual, el acompañamiento en diseño y programación de páginas web. También está la tienda, llamada la Mensajera, que es un espacio que sirve de vitrina para emprendedores y emprendedoras, en la cual cultores, artesanos, innovadores pueden colocar sus productos para la venta, distribución. Igualmente disponen de un salón de juegos para niños y niñas, de manera que la familia disponga de un espacio lúdico.

El Café Bar es un espacio cultural para el encuentro y el disfrute gastronómico que busca impulsar propuestas musicales, poéticas , teatrales y audiovisuales en la ciudad de Caracas, además ofrece un servicio de catering y de alquiler del espacio.

“Estamos abiertos jueves, viernes y sábado, de 3.00 a 12.00 de la noche”, señala Gendric, refiriéndose al Café Bar. “Pueden probar nuestras comida, bebidas, nuestro café”.

Confiesa Gendric, refiriéndose al pesimismo que reina en algunos, que “algunos decían, nos vamos del país, por que no aguantamos la situación, pero nosotros decidimos confiar en que aquí se puede continuar transformando lo que hay que transformar y aportando desde este espacio”.

Una vez consolidados como fuerza innovadora, recibieron crédito de la banca pública para comprar los insumos y continuar lo iniciado. El Banco del Tesoro, a través del programa “Soy joven productivo”, fue una de las instituciones que los apoyó.

Ha sido difícil, pero ha sido una experiencia gratificante porque estamos haciendo lo que queremos, y , como parte de un proceso de aprendizaje, es una experiencia muy satisfactoria”, dice.

Casi todas las semanas organizan una actividad diferente. A propósito del mes que concluye celebraron la festividad de la Cruz de Mayo. Han realizado conversatorios sobre la maternidad, la innovación tecnológica, el software libre.

Una de las líneas fuertes de La Estafeta es transversal al feminismo, a la liberación de la mujer, como condición básica para la liberación del ser humano. Igualmente, han trabajado ciclos de foros con emprendedores, sustentados en tres actividades introductorias: cómo aterrizar la idea en un proyecto; la segunda, acompañamiento jurídico administrativo, una vez que tiene un proyecto establecido o inicias uno económico; en el tercero, se suministran las herramientas comunicacionales para dar a conocer la propuesta.

Entre otras actividades han organizado ferias de diseño y de emprendedores junto a los productores y productoras nacionales, corotazos para vender objetos usados.

También tienen una feria de diseño y de emprendedores junto a los productores y productoras nacional, montan “corotazos” con venta o trueque de cosas usadas. Dictan clases de yoga, de cocina, de bar, ofrecen pequeños cursos de defensa personales para las mujeres.

T/ Manuel Abrizo
F/ Héctor Rattia y cortesía Estafeta

 

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