Vicente Lecuna, el hombre que tuvo la tarea de recuperar las cartas y documentos de El Libertador

Un 14 de septiembre de 1870, hace 149 años nació en Caracas Vicente Lecuna Salboch, meritorio investigador de la vida y obra del Libertador y quien lograse adelantar en curso de su existencia la más completa recopilación de sus cartas y documentos, recordó este sábado el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros.

FAMILIA Y PERSONALIDAD

Vicente Lecuna Salboch era nieto de su homónimo Vicente Lecuna Párraga, quien ejerciera como administrador en Angostura y comisario de guerra del Ejército Patriota, y en quien el Libertador tenía gran confianza. Igualmente era sobrino del Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre. Así, era de esperarse que el cultivo sostenido de tradiciones familiares despertaran en quien poseía disposición al estudio disciplinado, la vocación por investigar. Una vocación que en este caso se desarrolló de un modo exhaustivo y enfocó en temas específicos respecto a los cuales se ha suscitado controversia en el curso de la historia republicana y continental.

A los 28 años de edad, se enrola en la llamada Revolución de Queipa, capitaneada por el General José Manuel Hernández (El Mocho), contra el gobierno de Ignacio Andrade y su gran elector Joaquín Crespo, y en rechazo al fraude de 1897 que birló la presidencia a Hernández y su partido Liberal Nacionalista organizado por Alejandro Urbaneja y miembros de un conservadurismo ilustrado.

Lecuna ejerció la presidencia del Banco de Venezuela -entonces en manos privadas-, desde 1915 hasta su muerte y por un lapso de 37 años.

CRÍTICA DE EXACTITUD

Lecuna dedicó extensos pasajes de su trabajo histórico a despejar versiones e interpretaciones respecto a distintas actuaciones del Padre de la Patria en las cuales este aparecía como dominado por sus pasiones y la arbitrariedad. Uno de esos capítulos fue la diferencia de criterios que el Libertador sostuvo durante la Campaña del Centro de 1818 con el General José Antonio Páez, renuente al plan trazado por el Libertador de caer por sorpresa sobre el cuartel general de Morillo en Calabozo y derrotarlo completamente el 12 de febrero de aquel año, para luego perseguirlo en su retirada hasta liquidarlo y obtener así la independencia de Venezuela, tres años antes de Carabobo.

Páez expresará en su Autobiografía, escrita cuarenta años después, su disconformidad por no haberse tomado antes San Fernando de Apure. Así dirá Bolívar en carta a Brion de esos días: “La acción del 12 de febrero nos entregó a Venezuela y al ejército español, mas nosotros no hemos sabido aprovechar la fortuna, que de todos modos se nos ha presentado”.

Se refería el Libertador a la renuencia del Centauro a acompañarlo en la persecución de las fuerzas de Morillo. También se abocó a una objeción minuciosa de publicaciones que en otros países demeritaban de Bolívar respecto al prócer argentino José de San Martín. Tal será la metódica de Vicente Lecuna en sus trabajos: citar las distintas versiones acerca de un hecho, o un período de la Gesta Emancipadora y sus personajes, y luego proceder a la crítica de exactitud.

¿CULTO A BOLÍVAR O BÚSQUEDA DE LA VERDAD?

El trabajo de Lecuna como historiador bolivariano ha generado opiniones que se adscriben en dos perfiles antagónicos: el de quienes le reconocen como defensor de la verdad histórica al despejar incógnitas y refutar a los detractores de héroe caraqueño, y la de quienes en la corriente perfilada por Germán Carrera Damas en su libro “El culto a Bolívar”, objetan una especia de santificación al héroe. Precisamente, Carrera, a propósito de la ardua polémica que el autor de La Entrevista de Guayaquil sostuvo contra algunos autores negogranadinos y ripolapetenses que denostaban del Libertador en cuanto a su relación con el General San Martín, se refiere a Vicente Lecuna y su contemporáneo César Zumeta como “polemistas antiargentinizados”.

En todo caso, el esfuerzo de Lecuna en cuanto a rescatar para la Nación epístolas del Libertado, desconocidas por otros recopiladores, así como la precisión en su impugnación a distintas versiones antibolivarianas, y su exhaustivo análisis de la actuación militar del Padre de la Patria, perennizan su obra como historiador. Prolífico autor produjo decenas de libros y folletos y centenares de artículos para boletines de las Academias.

LA VERDAD

“”Todas estas observaciones nuestras concuerdan con la Relación auténtica de los episodios del Rastro y Calabozo, del Secretario de Guerra de Bolívar [Pedro Briceño Méndez], escrita en 1833 bajo la presidencia de (José Antonio) Páez, aun con los miramientos del caso respecto al Primer Magistrado de la República, pues esta Relación destinábase al proyecto del gobierno (presidido por Páez) de ordenar la redacción de una historia de la Independencia (…) ‘El General Bolívar -escribe Briceño Méndez…intentó una marcha recta y breve entre el Sombrero y el Ejército español, pero algunos de sus generales [en referencia a José Antonio Páez] se opusieron a esta operación y aun rehusaron abiertamente ejecutarla, pretendiendo que debía ocuparse antes la plaza evacuada (Calabozo). Fue preciso condescender y perder medio día en este movimiento insignificante que trajo muy desagradables consecuencias(…)el amor a la patria (…) pudo inspirarle (a Bolívar) tanta prudencia como la que empleó para reducir a su deber a uno de sus generales, que halagado por algunos sediciones intentó desconocer la autoridad del Jefe Supremo e introducir la anarquía. Felizmente este horrible hecho se disipó, pero mientras se conseguía este efecto, el enemigo ganaba terreno en su fuga y evitaba la ruina absoluta que habría sido inevitable si los patriotas lo hubieran alcanzado en la llanura descubierta de Calabozo”

[Vicente Lecuna,

‘Crónica razonada de las guerras de Bolívar’, Tomo II, pág 149]

T/CO