Víctor Davalillo recibió un merecido homenaje

Durante el bautizo, el béisbol fue el tema principal

Con casi ocho décadas de existencia, considera que Miguel Cabrera llegará al Salón de la Fama

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“Lo que me encanta es que este homenaje se me hace en vida, como debe ser para todos quienes han aportado algo a este mundo. Los homenajes hay que disfrutarlos”, recalcó Víctor Davalillo durante el bautizo de su libro Vitico al bate, escrito por Carlos Figueroa Ruiz y Javier González.

Este zuliano, que cumplirá ocho décadas el miércoles 31 de julio, analizó la carrera de Miguel Cabrera: “Si no es por el problema de las lesiones hubiera pasado hace tiempo los tres mil hits y 500 jonrones. Te digo que es el bateador más grande de Venezuela en Grandes Ligas. Y será algún día Salón de la Fama”.

Volviendo a las estrellas venezolanas en las últimas décadas, señaló que Omar Vizquel “tiene gran chance de entrar al Salón de la Fama. Posee grandes números”.

Sobre las nuevas promesas como Ronald Acuña Jr. y Gleyber Torres fue tajante: «No te voy a nombrar a ninguno. Muchos peloteros venezolanos actuales tienen un mojón. No se sabe cuánto tiempo quieren jugar, ya sea por el dinero o la falta de disciplina y amor al juego. O también por las lesiones muchas veces se truncan carreras. Por eso cuando comienzan no es bueno decir quién es el bueno o quién es el malo. Eso sí, que se alejen de las drogas, de la caña».

Por su parte, Oscar Prieto Párraga, quien fue gerente general de Leones del Caracas cuando Davalillo jugó allí por más de dos décadas, recalcó en un video grabado para el momento: “Te agradezco todo lo que diste por el beisbol en el país. Tu entrega, tu profesionalismo, sobre todo ese amor por el juego y por la divisa de Leones. Este libro es para quienes no saben o no quieren saber de tu grandeza. Reconozcan que Víctor Davalillo es el pelotero más grande que ha dado este país”.

LIBRAZO

Vitico al bate es un libro de 267 páginas que cuenta la vida de un zuliano nacido en el año 1939, que se retiró como jugador después de 30 campañas en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP) y de haber marcado la mayoría de los récords ofensivos vitalicios de ese circuito. Es primero en promedio al bate con .325, 1.505 hits, 1.226 sencillos, 195 dobles, 1.902 bases alcanzadas, 1.281juegos jugados y 667 carreras anotadas. Es el único jugador con cuatro títulos de bateo, además de 100 hits en una temporada. El libro relata también la extraordinaria sumatoria que el zuliano logró en todos los circuitos donde actuó como profesional: 4.158 hits en 13.209 turnos para average vitalicio de .315, con 1.970 carreras anotadas, 577 tubeyes, 152 triples, 167 cuadrangulares y 1.484 remolcadas.

Marcas extraordinarias aparte, Vitico al bate dedica espacio además a la parte humana de Davalillo, su familia, muestra trazos de su vida íntima, en fin, da a conocer al hombre de carne y hueso. Por último, ofrece un ameno anecdotario, una apretada selección de 21 juegos inolvidables y un apéndice con todos los numeritos de Vitico en el beisbol profesional, e incluye uno a uno sus 1.505 hits en la LVBP. Es un libro para leer y releer.

Y lo más importante es que este texto se podrá leer gratis en la la Biblioteca Digital Banesco al descargarlo de la página https://www.banesco.com/somos.

RÉCORD MAN

Víctor es considerado por su habilidad para conectar la bola y por sus logros el mejor bateador que se ha visto en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP). Fue una verdadera estrella en Venezuela. Principalmente brilló con Leones del Caracas, equipo que defendió en 19 de las 30 temporadas que jugó en la pelota venezolana. Esa cantidad de campañas jugadas es una marca en el circuito criollo.

Debutó en Venezuela en la temporada 1957-1958 a los 19 años y dejó diversos récords que aún se mantienen vigentes en nuestra liga rentada. «Vitico», en sus años con los capitalinos, ganó cuatro coronas de bateo, cifra récord que años más tarde igualaría el petareño Luis Sojo, de Cardenales de Lara.

Además bateó por encima de los .400 puntos de promedio en dos temporadas consecutivas, la 61-62 y la 62-63. En la primera Davalillo obtuvo .406 promedio producto de 56 imparables en 138 turnos; en la siguiente zafra se tituló campeón bate con un promedio de .400, de 160-50. Los otros títulos de bateo los alcanzó en las temporadas 63-64 (.351, de 205-72), 67-68 (.395, 228-90) y 70-71 (.379, de 214-81).

Durante sus 30 campañas como activo dejó promedio ofensivo de .325, tras ligar 1.505 hits en 4.633 veces al bate, además de 668 anotadas, 191 dobles, así como 50 triples y 34 jonrones. La marca de 1.505 imparables es un récord aún vigente en la liga venezolana, y se ha convertido en una cifra casi imbatible por las nuevas generaciones de peloteros, pues la mayoría no juega los torneos completos.

Con la novena caraquista intervino en ocho finales. Destacó en la 63-64 (.412, de 17-7) y 72-73 (.455, de 22-10). Jugó una temporada con Azucareros de Portuguesa (híbrido entre Leones y Tiburones de La Guaira) y diez con Tigres de Aragua.

Volvió a los melenudos en la campaña 86-87 para conectar su hit número 1.500 de por vida, el 5 de diciembre de 1986, frente al zudo Félix León de los Navegantes del Magallanes.

Demostró siempre su capacidad como bateador, incluso en su fase final como pelotero. A los 43 años, mientras jugaba con Aragua, sonó 100 hits, mejor cifra en su carrera de tres décadas. Se retiró con la camiseta de los Leones del Caracas a la edad de 50 años.

Es considerado hijo ilustre de Cabimas (Zulia), donde el estadio municipal lleva su nombre. Este recinto fue sede del equipo Petroleros de Cabimas en las zafras 1991-1995 y de Águilas del Zulia en 1998-1999.

EN LA MLB

Este zuliano, nacido el 31 de julio de 1939, contaba 25 años y usaba ese mismo número en su espalda con el uniforme de Indios de Cleveland. Custodiaba el jardín central y aparecía como primer bate en la alineación de la tribu. Fue así como debutó el 9 de abril de 1963 en las Grandes Ligas.

Ese día, Davalillo, de Churuguara, estado Falcón, pero criado desde niño en Cabimas, estado Zulia, falló en cuatro turnos al bate en la victoria de su equipo 5-4 sobre Mellizos de Minnesota, en cotejo celebrado en el demolido Estadio Metropolitano, ubicado en la ciudad de Bloomington, Minnesota.

En ese encuentro el nativo no conectó hits al ser dominado por el lanzador de Minnesota, el cubano Camilo Pascual, lanzador que obtuvo 174 victorias durante 18 años en las mayores. En esa misma temporada «Vitico» fue candidato al premio Novato del Año.

Con su debut, Davalillo se convirtió en el octavo criollo en jugar en el beisbol estadounidense. Originalmente fue firmado como agente libre por los Rojos de Cincinnati el 16 de abril de 1958, y luego vendido a Cleveland en octubre de 1961.

Antes, Alejandro «Patón» Carrasquel (Washington, 1939), Jesús «Chucho» Ramos (Cincinnati, 1944), Alfonso «Chico» Carrasquel (Medias Blancas de Chicago, 1950), su hermano mayor, Pompeyo Davalillo (Washington, 1953), Ramón Monzant (Gigantes de Nueva York, 1954), Luis Aparicio (Medias Blancas de Chicago, 1956) y Elio Chacón (Cincinnati, 1960) lo antecedieron en los diamantes estadounidenses.

En 16 temporadas en las mayores jugó con Cleveland (1963-1968), Angelinos de California (1968-1969), Cardenales de San Luis (1969-1970), Piratas de Pittsburgh (1971-1973), Atleticos de Oakland (1973-1974) y Dodgers de Los Angeles (1977-1980).

«Vitico», gran bateador zurdo, también destacó por su defensa en los jardines, que se vio premiada con un Guante de Oro con Cleveland en 1964. Una zafra más tarde, en 1965, tuvo su mejor año al conectar 152 hits, 5 jonrones, 40 empujadas, 26 bases robadas, 67 anotadas para dejar un promedio de .301 en 142 juegos. Esa campaña ocupó la posición 21 en la carrera por el Más Valioso en la Americana.

“Vitico” marcó historia aquí y en el exterior

En 1.458 juegos en su carrera en las mayores, disparó 1.122 hits para un promedio vitalicio de .279 puntos. Su porcentaje de bateo más alto en una temporada fue el .318 conseguido en 1972 cuando defendía la camiseta de Piratas.

Con Pittsburgh, Oakland y Los Angeles jugó seis postemporadas y disputó cuatro veces la Serie Mundial. En 1971 se coronó en la Serie Mundial con Pittsburgh, al ganar el campeonato ante Orioles de Baltimore. En los bucaneros fue compañero del legendario boricua Roberto Clemente, designado Más Valioso de esa serie.

En 1973 se tituló con Atléticos de Oakland, que venció a Mets de Nueva York. Un año después dejó las mayores y continuó su carrera en México, para volver en 1977 a las Grandes Ligas tras firmar con Dodgers de Los Angeles. Con el club californiano ganó el campeonato en 1977 ante Yankees de Nueva York. Un año después no pudo repetir la hazaña, pues su equipo cedió a la escuadra neoyorquina que tomó revancha.

Como lanzador actuó con San Luis en 1969. Lanzó en dos juegos, pero no pudo sacar un out. Recibió dos hits, permitió una carrera y regaló dos boletos. Su último juego lo desarrolló a los 44 años, el 6 de octubre de 1980, con la camiseta de los Dodgers ante Astros de Houston. Falló como bateador emergente. Houston ganó ese día 7-1.

“Vitico es uno de esos héroes civiles que tanto cautivó a los venezolanos de la segunda mitad del siglo XX”, expresó el historiador Javier González.

T/ Eduardo Chapellín
F/ Cortesía EM
Caracas