La grabación, que termina con el aterrizaje, muestra desde la cabina de los pilotos hasta un recorrido por el interior del jet, en el que aparecen los tres monjes budistas protegiendo sus ojos del sol con gafas, auriculares modernos y bolsos de lujo.
La maleta que aparece en la cinta fue identificada por expertos como de la marca Louis Vuitton, valorada en cientos de euros.
Más de 251 mil 540 reproducciones ha tenido el audiovisual en las últimas horas, con comentarios en idioma tailandés en especial de los seguidores del budismo, en un país donde el 95 por ciento de la población, de más de 65 millones habitantes, es creyente.
Reacciones oficiales no se han hecho esperar, el director de la Oficina Nacional del Budismo, Nopparat Benjawattantnun, calificó el comportamiento de ostentoso y alertó sobre las posibles críticas que ya aparecen en Internet.
En declaraciones a la prensa dijo que los tres monjes han sido reprendidos por actuar inapropiadamente y sin ceñirse a las enseñanza de Buda de vida simple, templanza y autocontrol, un hecho que debe de servir de lección para el resto.
Además, informó sobre la confesión de uno de los monjes del vídeo, quien dejó en claro que el jet fue prestado por un devoto para llevarles desde Bangkok hasta su casa en Sisaket, en el noreste del país.
Los monjes implicados viven en el templo de Khantitham, lugar en el que según su religión deben basar sus vidas en los estatutos de no poseer ningún objeto, es decir, no apegarse a ningún bien de índole material, ni entenderlos como imprescindibles para la vida.
El budismo, la religión reconocida por el Estado, registra más de 61 mil monjes, quienes reciben un trato muy respetuoso de la población, incluso los varones deben vivir al menos tres meses de sus vidas en un templo como una especie de servicio religioso.
Sus practicantes deben ser personas austeras, tal condición religiosa es asociada a un voto de pobreza e incluso la obligación de obtener lo necesario para la alimentación a través de la mendicidad, como una muestra de humildad y desapego.
Estadísticas reveladas muestran que en 2012, 300 monjes recibieron reprimendas similares o castigos por trasgresiones de los mandatos del budismo, entre las violaciones divulgadas resaltan tomar alcohol o tener sexo.