Venezuela fue la gran sacrificada por Conmebol en la Copa América Chile 2015 y en un grupo, que para ellos, estaba resuelto desde el principio, por eso es que la última fecha se jugó en horarios separados, porque en sus cuentas todo daba a que Colombia y Brasil avanzarían con comodidad en el grupo C. Sin embargo, nadie predijo, ni mucho menos se animó a decir que la Vinotinto sería la mejor selección en la fecha 1 del torneo, por lo que en Conmebol empezaron a temblar.
Y de ahí viene la tan cacareada expulsión de Amorebieta, que podemos debatirla pero no era una roja, se saldaba con una tarjeta amarilla y no condicionabas un encuentro clave y que durante los primeros 30 minutos era de total manejo venezolano. Ahí está la eliminación, ahí está la mano peluda de Conmebol, buscando la plata, que no tiene, para poder pagar los premios, colocando un árbitro que esperó el momento justo para afectar al combinado criollo.
Luego, ya con tres puntos cada selección, se venía la fecha final… ¿Qué hacer? ¿A quién sacrificar? ¿A Colombia que metió más de 25 mil personas en un estadio en el juego contra Brasil? ¿A Brasil, que nada más por nombre te mueve todo el marketing del mundo futbolístico? ¿A Perú que podría ser una paso fácil para cualquiera de los «grandes» en las siguientes rondas? O, a Venezuela que puede ser un tormento en las aspiraciones de los «grandes»? Si a esta última hay que sacarla, total, los vinotintos solo llevaron a unos 1.000 fanáticos a un torneo, en contra de los más de 30 mil colombianos que llenaron un estadio (taquilla=dinero).
Además sacar a Brasil ya por nombre es contraproducente porque dejaría de animar a la Copa más antigua del mundo, lo que dejaría por fuera grandes cantidades de dólares no percibidos por Conmebol y que son necesario.
El detalle esta ahí en el dinero, en el marketing y la falta de recurso que existe en Conmebol por el escándalo de la FIFA. Pero también en el coco o el tapado, como dirían en el fútbol, Venezuela era el coco del torneo, era la selección que seguramente nadie se quería encontrar en las fases siguientes y que pasara lo ocurrido en 2011, cuando la Vinotinto jugó mejor y eliminó a Chile del torneo celebrado en Argentina, eso no podía ocurrir de nuevo, mucho menos en casa de los chilenos.
A nivel de marketing nosotros como país futbolero no le aportamos nada a Conmebol; es decir, teníamos 29 mil diferencias con Colombia como para dejarla por fuera del torneo y recordemos que la selección neogranadina era una de las favoritas a llevarse la Copa.
Así que una vez pactado un «empate» entre Perú y Colombia, Brasil sabía que igualando con Venezuela igual avanzaba pero la gran sacrificada sería Colombia, la de los 30 mil fanáticos, la gran favorita, la supervalorada (para mi sobrevalorada), la que deja bastante plata en las arcas de Conmebol.
Por eso era necesario sacar a Venezuela, así todos quedan felices y las arcas se siguen llenando… Ojo y no es nada en contra de Perú, Chile, Brasil o Colombia, no, esto es fútbol, que antes era un deporte, ahora es un negocio.