El concepto del vivir bien está signado, en una alta medida, por el fácil acceso al ocio, la actividad lúdica y la distracción. Pienso que si esos tres principios, además, acercan al ciudadano a sus raíces, a la reflexión ideológica y al contacto con sus conciudadanos, se garantiza entonces que el vivir bien no sea una consigna estéril o una lucha por reivindicaciones caprichosas, sino la construcción de personas sanas, de pensamiento libre y amor por su identidad. Dicho esto, les contaré lo que ocurría este pasado sábado en el Teatro Teresa Carreño y sus alrededores:
El segundo encuentro nacional de juego de garrote se dio lugar de forma gratuita y abierta al público en general, acompañado de un maravilloso conjunto musical que al ritmo de los golpes del estado Lara ambientó múltiples demostraciones de lucha, incluyendo una muy conmovedora: un abuelo larense luchaba con su nieto en una demostración llamada “La Batalla”, una especie de danza/pelea llena de autenticidad, gracia y tradición. Quienes no conocían el juego de garrote, pudieron disfrutarlo en su esplendor.
En el Museo de Bellas artes, también de manera gratuita, se podía disfrutar de varias exposiciones, una de ellas referente al tema de los derechos humanos ilustrados desde la perspectiva de diferentes artistas.
En los espacios del Eje del Buen Vivir, así como afuera, entre los vendedores de películas y los artesanos, gente de todos los colores, tamaños y estilos circulaba en ambiente de paz: impecables doñitas, punketos, parejitas enamoradas, jipis y cuanta fauna caraqueña se pueda usted imaginar convivían en alegría y jolgorio.
Se me acabaron los caracteres y no pude seguir contándoles todo lo lindo que vi, que fue mucho. Toca ahora sumarnos al desarrollo de muchos más Ejes del Buen Vivir en cada rincón de nuestra patria.