Yorlando Conde: un rebelde con causa

Toda una vida consagrada a las luchas del pueblo venezolano y de su clase obrera, han hecho de este artista, dramaturgo, poeta, exboxeador un ícono del hombre que nunca se doblegó en los difíciles años del puntofijismo. Próximo a cumplir 82 años, se siente todavía con fuerzas y piensa que la vida es un regalo

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Yorlando Conde vive en un viejo apartamento de la Florida, desde cuya amplia ventana frontal se aprecia el Waraira Repano, reverdecido por la temporada de invierno. Por ese espacio, de panorama privilegiado, entran el aire refrescante y los aromas de la montaña. Conde dice que en el silencio de las mañanitas, cuando el día viene clareando, suele acercarse allí a disfrutar del sabroso café. En ese momento se siente poeta.

Confiesa que le gustaría que los niños de las escuelas acudieran al cerro y sembraran árboles frutales, mangos, naranjas, guayabas, lechosas, guamas, les colocaran su nombre y se comprometieran a regarlos. Entonces, ya de adultos, traigan a sus hijos y les digan: ese mango que te estás comiendo lo sembré yo. Igualmente el hijo sembraría un árbol, así el nieto, el bisnieto. De este modo llegaría el día en que el Waraira Repano estaría sembrado de árboles, entonces los niños vendrían de visita los domingos y se impregnarían de los olores y sabores de las frutas. Esa es la historia que le inspira la montaña.

“Este es un pequeño edificio viejo”, confiesa. “Ojalá el Gobierno pudiera acomodarlo; nosotros no tenemos cómo. Sería maravilloso. Tengo un pulmón frente a mi casa. No quiero irme de aquí. Aquí quiero morir. Es tan lindo este panorama que tengo al frente que me inspira. Soy poeta, tengo muchos poemas, cuentos, varias obras de teatro. Me gustaría que todos los domingos los niños vinieran a esta preciosa montaña y se impregnaran de esa fuerza que me da todos los días. Yo no más salgo aquí, veo eso, me tomo el cafecito en la madrugada y respiro ese aire puro. Es tan bello y tan hermoso, de una fuerza increíble”.

Conde ofrece preparar manzanilla, cola de caballo o café, ¿qué prefieres?. Trae café. Luego invita a disfrutar de unas apetitosas sardinas con arepa, acompañadas con rodajas de tomate. Señala que tiene habilidades y le gusta la cocina. Sus amigos, a los que invita frecuentemente, alaban sus espaguetis. Usa ollas de barro.

“Métase esta papita frente al Waraira Repano. Si le echas un poquito de onoto, por ejemplo, a la masa de la arepa, nunca vas a tener un derrame cerebral”, asevera.

En la sala del apartamento el televisor esta sintonizado en la frecuencia del canal 8 , en donde el comandante Chávez, durante una reunión de trabajo en el Palacio de Miraflores, insiste antes sus ministros en lo de las comunas.

“Nicolás”, señala Chávez, “es una orden: las comunas”. Luego menciona a los otros ministros presentes en la reunión, e insiste: “¿Se entiende que es una orden?”. Chávez diría después: “No le tengamos miedo a la crítica y a la autocrítica; eso nos alimenta, nos hace falta.

De las paredes del apartamento cuelgan retratos, pinturas, afiches, carteles, que de una u otra forma muestran las pasiones de Yorlando Conde en estos largos años de vida entregado al teatro, a las artes, a la defensa y apoyo de las causas populares, fuera y dentro de Venezuela, a la promoción de la cultura como manifestación liberadora de los pueblos y a la práctica obsesionada del amor como norma de convivencia humana. En las paredes del salón están César Rengifo, una figura a la que admira, rinde tributo con pasión y coloca en un alto pedestal como prototipo y ejemplo de vida humana. Además destacan Bolívar, Hugo Chávez Frías, Ho Chi Min, el Che Guevara, Aquiles Nazoa, el Quijote, Marx y Engels, Lenin, Stalin.

Yorlando Conde ha hecho de todo en más de 80 años de vida: ha sido boxeador, pregonero, taxista, dramaturgo, director de teatro, maquillador, iluminista, sonidista, escenógrafo, poeta, cuentista, cineasta, profesor de dicción.

En un sector de la pared, una galería fotográfica lo muestra en diferentes facetas. En tres de estas fotografías aparece joven, elegantemente vestido, mirando a lo lejos, sin fijarse en ninguna parte. “Fui modelo de ropa”, dice.

Una letrero escrito en una cinta recoge uno de los tantos reconocimientos importantes recibidos en su fructífera vida: “Para el doctor Yorlando Conde. Este es tu regalo. Te amamos”.

“Soy doctor tres veces”, señala.

Junto a los Honoris Causa otorgados por instituciones universitarias guarda un montón de reconocimientos, placas, distinciones.

El teléfono celular es otro referente del amor de Yorlando Conde por esta tierra y sus manifestaciones: al recibir una llamada, como tono de aviso se activa la pieza “Fiesta en Elorza”, de Eneas Perdomo.

El regalo de vivir

La tarjeta de invitación al acto de imposición del doctorado Honoris Causa por la Universidad Simón Rodríguez a Yorlando Conde, del 21 de mayo de 2010, en una ceremonia realizada en el Teatro Teresa Carreño, contiene tres reflexiones que compaginan con los postulados que retratan el sentir de Conde: “El que camina una legua sin amor, camina amortajado hacia su propio funeral” (Walt Whitman), “Se puede vivir con hambre, pero no sin amor” (José Martí), “Este hombre de cultura hace arte exclusivamente para la liberación del ser humano” (Yorlando Conde).

El más reciente reconocimiento a Yorlando Conde como destacada figura de la cultura criolla se produjo la semana pasada cuando la alcaldesa de Caracas, Erika Farías, anunció que el primer Festival de Teatro Ideológico se realizará en su nombre, entre el 16 y el 20 de octubre, en cuatro salas de la capital.

Sentado en el cómodo sillón de la sala de su hogar, y delante de un dibujo pegado en la pared que lo muestra en postura boxística, reflexiona sobre el agua, el dinero, el amor, sobre sus 82 años y, por supuesto, sobre César Rengifo, cuya vida, obra y ejemplo ha dado a conocer entre los venezolanos. En torno al agua y al amor parece mostrarse a sí mismo.

“Hay que tenerle amor al agua, que es es una de las cosas maravillosas y estupendas; debemos cuidarla. Somo ricos, millonarios. ¿Para qué quiero yo el dinero si tengo el agua? ¿Para qué quiero el dinero si tengo un cielo despejado? ¿Para qué quiero tener aire acondicionado si tengo un aire natural aquí? Yo abro mis ventanas y esto es una cosa interesante. Ese aire me pertenece a mí y a todo el mundo. Esa luz solar, todas esas cosas interesantes que tenemos los seres humanos. Nosotros somos hijos de esta tierra, la tierra no nos pertenece. Debemos amarla, cuidarla, querer la fauna, los árboles, todo lo que hay en ella que nos ofrece la naturaleza”, señala.

“Hoy más que nunca”, continúa “en estos 82 años que voy a cumplir el 29 de octubre, digo lo siguiente: la vida es un gran regalo. A mucha gente que me ha adversado sin haberle hecho nada, algunos metidos en el Gobierno, les preguntó, ¿qué hecho? ¿He sido un mal ejemplo? He hecho la única escuela en el mundo con agricultura y está precisamente hecha de una forma natural, es antisísmica, es acústica, térmica, que le ha aportado al mundo esa parte tan importante, que está hecha con bambú, plantel que puede salvar al mundo. En ese sentido, como Bolívar, les digo: los perdono. No tengo odio, lo que tengo es puro amor. Quizá ellos no recibieron el amor que yo he recibido de una india como fue mi madre, que me formó, y mi padre que era italiano. Hoy más que nunca les digo: ¡qué lástima de lo que ustedes se perdieron de dar amor! Ustedes tienen odio, son capaces de hacerle daño a una flor porque es bonita. En ese sentido yo llamo a que se haga una lucha cultural para llegar a todos los estratos. Si nosotros hiciéramos una revolución cultural y llegáramos a todas partes pudiéramos tener el país más maravilloso del mundo”.

Yorlando Conde ha perdido la cuenta de los actos de solidaridad y las marchas en defensa de los pueblos y contra el imperialismo en los que ha participado en estos años: acto de solidaridad con el pueblo salvadoreño, con Corea del Norte, Rusia, Cuba, China, Honduras, Panamá, Colombia, Nicaragua.

“Pienso que con 82 años todavía me quedan mucha cosas por hacer”, admite, “me siento fuerte, con una esperanza tremenda en este país, lo que se está haciendo. Hay alguna gente dentro del partido que debía de sacarla, porque le ha hecho mucho daño al país. Ese tipo expresidente de Pdvsa que se robó tanto dinero y así hay otros que están todavía allí. Esos son los que me adversan. Disculpen, pero yo soy un ejemplo de humildad, trato de ser mejor todos los días, leo mucho y soy un servidor del pueblo, a la hora que me llaman salgo pa’alante. Soy una persona que no cobro por mis servicios”.

En el plano personal señala que esta guerra imperial a que nos someten le ha clavado sus aguijones. El carrito en que se mueve por la ciudad sufre del tren delantero, tiene problemas con el alternador, los cauchos están lisos.

“Estoy vendiendo un juego de platos italianos, comprados en Florencia, para ver si puedo comprar unos cauchos”, señala.

César Rengifo

Yorlando Conde entra en éxtasis cuando se refiere a César Rengifo, cuya vida y obra conoce al dedillo. Menciona de memoria párrafos, capítulos y pasajes de la extensa producción artística de este venezolano a quien considera una especie de libertador de nuestra cultura.

“César Rengifo es el Bolívar de la cultura. No hay hombre en el mundo como él. Es el único en el mundo que ha escrito la historia de un país en teatro. Ni Shakespeare, ni Goethe, Schiller, ni los griegos, Terencio, Esquilo, Sófocles, ni tampoco los españoles que escribieron cosas muy buenas como, por ejemplo, Pedro Calderón de la Barca, Tirso de Molina, Valle Inclán, Lope de Vega, Lope de Rueda. Ninguno de ellos escribió una cosa como lo hizo César Rengifo, que comienza con los ancestros nuestros, los caribes, y escribe tres obras, entre ellas Apacuana y otras más. Pero también es tan interesante César que escribe sobre la Colonia. Escribe sobre Joaquina Sánchez. Escribe sobre la Guerra de Independencia y después sobre la Guerra Federal, y luego sobre las dos dictaduras, y culmina con la Cuarta República”.

Explica que César Rengifo, quien estudio pintura en México, donde se nutrió del muralismo de Diego Rivera, escribió 47 obras. Estas piezas se pueden montar y representar en cualquier parte del mundo.

Yorlando Conde, en un espectáculo múltiple de diversas artes, donde participan unas 50 personas, ha llevado la vida de César Rengifo al teatro, pero este año, en su décima temporada, confrontan problemas de transporte.

“Ahorita en Trujillo nos han ofrecido la logística, pero el transporte nos dificulta la gira”, dice con tono de pesar.

T/Manuel Abrizo
F/ Archivo CO
Caracas