Zuliano recorre toda Venezuela llevando sueros antiofídicos a las personas más necesitadas

Su teléfono suena constantemente, aunque esté ocupado corre a atender, “podría ser alguien necesitando un suero”, comenta mientras se ajusta los anteojos para ver si reconoce el número.

De esta manera han transcurrido los últimos 20 años de vida del capitán Luis Contreras, bombero del Instituto Nacional de Espacios Acuáticos (INEA), quien en la actualidad cuenta con 60 años de edad y sin poseer vehículo ni ayuda de ningún organismo gubernamental, recorre el país entregando las dosis de sueros antiofídicos que han salvado miles de vidas.

Nacido en Maracaibo, dice haber desarrollado “ese altruismo” desde muy niño, cuando deseaba ser médico pero por cosas de la vida no pudo, y entonces decidió ser bombero y salvar vidas.

Su trabajo con los sueros antiofídicos comenzó durante la tragedia de Vargas: “En aquella época alerté a todas las autoridades sobre que se debía crear un banco de sueros porque las familias que lo habían perdido todo iban a regresar y se encontrarían con serpientes de todo tipo, que con la vaguada habían bajado desde las montañas, pero me tildaron de loco”.

Ante la insistencia del Bombero y con el apoyo de países como Costa Rica, Brasil y Colombia, conformó el banco de sueros. También recibió apoyo de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y la Fundación Polar.

En el año 2000 se inició su labor con 400 kits de sueros para mapanares y serpientes coral, en la actualidad cuenta con 40 dosis que personalmente entrega a cualquiera que lo necesite en cualquier rincón del país.

“Lo hago porque el mayor número de mordidos por serpiente en este país son campesinos y gente pobre, sin acceso a muchas cosas, como me preocupa que el material se pierda yo mismo lo llevo a donde sea”, expresó Contreras.

Pero en su lucha se siente solo, asegura que el Colegio Nacional de Bomberos jamás le ha prestado colaboración en nada, y hace unos años atrás le negaban hasta los permisos para viajar a entregar los sueros. “Les molestaba que recibiera tanta atención mediática, en una ocasión intentaron quitarme los sueros con orden de un tribunal”.

Contreras aseguró que hay hospitales con dosis para sueros antiofídicos, pero falla la distribución en el interior del país, es por eso que de todas partes lo llaman y solicitan su ayuda.

RECONOCIMIENTO

Son muchos los reconocimientos que ha recibido el capitán Contreras, uno de ellos llegó desde la Unesco en el año 2014, cuando lo nombraron Embajador Humanitario para Evitar Muertes por Mordedura de Serpiente en Suramérica. “He viajado a Colombia para entregar las dosis y a cualquier parte de Latinoamérica donde han requerido los antiofídicos los he entregado”, manifestó.

En su tierra natal también se reconoce su labor. En el año 2004 recibió la Orden San Sebastián por parte de la Alcaldía de Maracaibo, y en 2015 le entregaron la Orden de la Zulianidad. La Organización Mundial de la Salud también ha reconocido el esfuerzo del Bombero.

Cuando se le pregunta cuántas vidas ha salvado en estos 20 años, no precisa: “Son miles de suero los que he entregado”.

Explicó que elaborar los sueros resulta muy costoso y poco apetecible para los laboratorios farmacológicos, ya que los afectados, en todas partes del mundo, son pobres.

Un kit en Estados Unidos cuesta 12.500 dólares, en Colombia 6.500.000 pesos y en Venezuela no tiene precio, se estima que ronda los 500 dólares en el mercado negro.

Contreras recordó que en Venezuela fue la empresa Biotefar la que, en convenio con los militares, comenzó a elaborar sueros antiofídicos. “El 20% de lo que se producía era para los militares”.

 

INCIDENCIAS

Según el Bombero, Barinas es el estado venezolano con mayores incidencias de mordeduras de serpiente. Unas 2.250 personas son mordidas cada año, y así se ha mantenido durante los últimos 10 años.

El Zulia es el segundo estado con mayores casos. Se estima que 1.980 personas son víctimas de mordeduras de serpiente, el 85% de los casos se concentra en el municipio Baralt.

“Al año mueren 350 personas porque no consiguen el suero o este no llegó a tiempo”, sostuvo Contreras.

INICIATIVA ZULIANA

Debido al número de casos que reporta la región zuliana, en el año 2004 un grupo de investigadores de la Universidad del Zulia pasó de la investigación a la elaboración de sueros antiofídicos.

En la Fundación Parque Tecnológico de LUZ se instaló todo un proyecto orientado a elaborar 400 dosis de antiofídicos al año, con miras a duplicar esa cifra en los años siguientes.

El director ejecutivo de la Fundación Parque Tecnológico, Deivis Hernández Reverol, informó que en estos momentos tienen en mínimo sus proyectos. “La universidad no ha escapado a los embates económicos”, dijo.

El objetivo de la universidad era crear una unidad para la producción de “antivenenos de serpiente”, con la propuesta de crear también venenos antiescorpiónicos.

“Se hizo de manera experimental, lo cual no quiere decir que esa producción no haya sido útil. Para llevarlo a la fase de comercialización es necesario demostrar una capacidad de producción determinada, para luego gestionar una serie de permisologías, ya que se trata de medicamentos que van al torrente sanguíneo humano”, explicó Hernández.

Aunque la producción se paralizó en el año 2015, la unidad llegó a producir el equivalente a 100 dosis, que consiste en un kit de 5 ampollas.

Para Hernández la dificultad para la universidad comenzó cuando pasaron a la fase de estandarización del proceso y los recursos que conseguían eran espasmódicos.

Indicó que consiguieron dos financiamientos, el primero lo entregó el Ministerio de Ciencia y Tecnología a través del Fonacit y el segundo lo otorgó Corpozulia: “Se compraron equipos, se adecuaron las instalaciones, se construyeron unas caballerizas y se amplió el número de caballos para la elaboración de sueros”, detalló el director ejecutivo del Parque Tecnológico.

Pero los recursos siempre quedaban fallos y los animales que se utilizan en el laboratorio no pueden esperar a que los recursos lleguen. “A los caballos hay que alimentarlos bien, los ratones que se utilizan son de una especie especifica, hay que mantener un serpentario y se debe producir para que los permisos lleguen, y sin recursos es difícil producir, al final debimos salir de los animales y frenar la producción experimental, aunque la investigación se mantiene hasta la fecha”.

TyF/ Yajaira Iglesias
Maracaibo