Venezuela rechazó, este viernes, en forma «enérgica y categórica» la decisión del Gobierno de Estados Unidos de sancionar al presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, anunciada por el secretario de Estado, Marco Rubio.
Mediante un comunicado, emitido por la Cancillería, se denunció «al infame pronunciamiento» del alto funcionario estadounidense, «quien en una nueva muestra de odio, obsesión enfermiza y arrogancia imperial, pretende sancionar al presidente legítimo de la República de Cuba».
Señaló, asimismo, esta afrenta contra el Derecho Internacional se suma al «profundo desprecio hacia los pueblos libres» de la región.
«Es una afrenta intolerable al Derecho Internacional que un funcionario del gobierno estadounidense se arrogue la potestad de sancionar a un jefe de Estado de un país soberano. La pretensión de castigar al Presidente Díaz-Canel no es solo una violación a los principios fundamentales de la convivencia entre naciones, sino también una expresión de profundo desprecio hacia los pueblos libres de América Latina y el Caribe», aseveró el texto oficial.
En la nota de la Cancillería también se refirieron al secretario de Estado de EE. UU. como «vocero del rencor y el fracaso», quien «ciego de odio, acomplejado por la dignidad invencible de Cuba, ha construido su carrera política sobre el deseo de destruir revoluciones que no comprende ni podrá jamás doblegar».
De igual forma, aseguró que todos los intentos imperiales contra nuestra América solo podrán fracasar.
Subrayó que, «a imposición de nuevas medidas coercitivas no son otra cosa que actos de piratería financiera disfrazados de falsa moral».
El Ejecutivo venezolano expresó que «mientras el pueblo cubano resiste con dignidad heroica, es el Gobierno de Estados Unidos el responsable directo del sufrimiento causado por el criminal e ilegal bloqueo, intensificado con cobardía por figuras como Rubio».
Por último, Venezuela reiteró su respaldo al pueblo, al Gobierno de la República de Cuba y su Presidente, y denunció «la política de agresión sistemática impulsada por el actual Secretario de Estado estadounidense, cuya única agenda es prolongar la doctrina Monroe bajo nuevas máscaras».