Hay un golpe de Estado continuado, apoyado en la traición, parasitismo y prácticas fascistas desde el día en que el presidente Nicolás Maduro asumió las riendas del país. Este hándicap precedió al comandante Hugo Chávez, hasta su último aliento. La razón es una: la Revolución se perfila irreversible.
Se trata de la restauración de la IV República, al servicio de Estados Unidos. Para ello, EEUU ha refinado sus ataques, tratando de “torcer el brazo”, tanto a funcionarios y dirigentes chavistas, como al pueblo.
Para torcernos el brazo, EEUU busca estrangularnos económicamente: desde fuera, con el boicot del fracking petrolero; a lo interno, se vale del cártel Fedecámaras-Venamcham, con la filigrana del desabastecimiento programado, ralentización, contrabando de extracción, bachaqueo fronterizo y vecinal, más la fuga de divisas e hiperinflación provocada desde la plataforma Dólar Today. Todo ello, en la más repulsiva impunidad.
El otro brazo para la restauración del oprobio son las universidades, en donde forjan enemigos fervientes de la Revolución, dispuestos a asesinar, con guarimbas, para derrocar al presidente Nicolás Maduro. En ellas priva también la impunidad de una minoría fascista contra el Gobierno revolucionario, arrinconado por celosos guardianes del viejo modelo de universidad.
En cuanto a la FANB, aún bajo influencia prusiano-capitalista, la joven oficialidad es susceptible de caer en traiciones, tanto, como unos cuantos de mayor jerarquía, del viejo cuño cuartorrepublicano, aunque la mayoría sea leal.
Hoy el Gobierno estadounidense se apresta a una incursión violenta, para derrocar al presidente Maduro. Pero todavía hay quien confía en que si le hacen carantoñas a Barack Obama se negocia con golpistas y se comparte el Gobierno, nos salvaremos, no sabemos de qué.
Frente a esta arremetida, el pueblo decidido a defender su Revolución con lo más suyo: la vida. Aun así, sigue descreído por detenciones de emblemáticos golpistas, como Leopoldo López o Antonio Ledezma, a los que auguran pronta libertad plena, bajo subterfugios, con show y burlas, como los casos de la exjueza María Lourdes Afiuni y el exalcalde del municipio San Diego del estado Carabobo Enzo Scarano y su esposa.
Ante el escenario del golpe de Estado inminente, la fortaleza es la lealtad del pueblo, ya demostrada. Y estando del lado del presidente Nicolás Maduro, el mejor consejo sería el del comandante Chávez: “… ¡que nadie se equivoque!”.