Ya pasada la Nochebuena y preparando todo para recibir el Año Nuevo, muchos aún no asimilamos la primera Navidad sin el hombre que nos dejó una Patria para defender y, más allá que defenderla, para amarla; para valorar un Tricolor que se ha multiplicado entre tantas mujeres y tantos hombres que ahora sienten el deber y el honor de lo que significa vestirse con la Patria libre del Libertador Bolívar y la Patria digna del comandante Hugo Chávez.
Millones se arrojaron a las calles para despedirte el pasado 5 de marzo Comandante, para acompañar esa caja pequeña de un alma tan grande a recibir el reconocimientos de millones del mundo que pasaron por la Casa de los Sueños Azules a decirte adiós por última vez. ¡Vaya que el 2013 nos quitó una gran parte de lo que nos mantenía en pie de lucha para continuar la brecha!
Cuando escuche la vieja canción del compositor Manuel Delgado y que es conocida por todas y todos los venezolanos que a través de la gaita de “Maracaibo 15” empezamos a despedir el año con “Venga un abrazo”.
Yo seré uno de los primeros en dedicar lágrimas a tu memoria y en imaginar que allí estarás Comandante; cantando gustosa y desafinadamente una de las frases que más me gusta de esta canción: “Hay no me diga que va a empezar a llorar”, seguro se me aguará el guarapo, pero cómo no permitirme llorar, si tu partida aún me duele compadre.
El hombre que dejaste para conducir los destinos de la Patria está haciendo todo lo que está a su alcance para no fallarte, tus militantes damos fe de eso.
La lucha se agudiza, pero el pueblo confía en tu revolución, ya no se quiere otro modelo sociopolítico que no sea ese que permita la transferencia del poder al pueblo y la preservación de nuestras empresas básicas, así como la soberanía sobre nuestro territorio y nuestros recursos naturales. El pueblo no es el mismo de hace 20 años atrás y eso, sin duda, sí es tu culpa, tu buena culpa Comandante.
Este 2014 espero que sigas vivo, que sigas presente en la sonrisa de cada niña, niño y adolescente, que sigas triunfando en la competencia de nuestros atletas, que sigas expandiéndote por el espacio exterior y profundizándote en la conciencia de los que aún nos falta por ir formando. La ausencia es mínima cuando caminamos por la Patria y vemos que cada logro y cada victoria lleva tu esfuerzo, tu rostro y tu nombre.
¡Feliz Año Nuevo, compadre! ¡La batalla continua!