La joven de la foto no es china, ni descendiente de chinos nacida en Venezuela. Ella es tailandensa, mesonera en un restaurante popular en la ciudad de Bangkok.
«Fue una gran sorpresa verla llevando en el pecho la famosa fotografía que Korda le tomara al Ché Guevara en 1960. Enseguida preguntamos a la muchacha si sabía quién era el personaje que llevaba en su franela. Su respuesta fue: «No sé quién es. Creo que un cantante de rock», nos cuenta Clara Estrella Irazábal, la autora de la fotografía que si aún no has notado la modificación te invitamos a volver a verla más detenidamente.
Irazabal explica que ante su desconocimiento, le explicó que se trata de un gran revolucionario latinoamericano, icono de las luchas sociales en el mundo, mensaje que quizá haya comprendido parcialmente por lo limitado de su inglés.
Ahora si lo viste. El Ché Guevara tiene el dedo en la nariz. Así como nosotros no lo notamos en su momento, tampoco muchas personas lo notan.
«La manipulación de la imagen pasa desapercibida y el mensaje, mal intencionado y perverso, va directamente al subconsciente del receptor. Así opera el anticomunismo en el mundo globalizado; banalizando a nuestros líderes revolucionarios, insultándolos, desprestigiándolos – ‘qué asco, se está sacando los mocos’ – . Habrá quien diga que es una forma de humanización de un personaje que se debate entre el mito, la leyenda y la realidad, mas no es así», asegura Irazábal.
El objetivo es claro: hay que deformar la imagen del más importante luchador social, revolucionario e internacionalista latinoamericano del siglo XX y devolverla al receptor, con premeditación y alevosía, de forma tal que ya no le haga daño al capitalismo, afirma.
Según la propia autora de esta historia y la foto modificada la propaganda anticomunista en el mundo no ha cesado. «Las garras del imperialismo penetran en todos los rincones del planeta para evitar el despertar de los pueblos oprimidos en el mundo. La joven tailandesa, – que no es responsable de su desconocimiento del personaje- , es vivo ejemplo de la ignorancia necesaria para la dominación de los pueblos».
Ya decía el Ché: «No se puede confiar en el imperialismo pero, ni tantito así; nada».