Por Ana Cristina Bracho|¿Qué es el boicot? (Opinión)

En los últimos días en varios anuncios oficiales se ha declarado que es el boicot la práctica criminal más usual en esta etapa de la guerra económica. De esta afirmación vale hacer un pequeño análisis práctico que empezaría por ubicarnos que junto a los delitos repudiados por la Constitución por distorsionar la vida económica nacional existen otros se han establecido en la ley. En tal sentido, debemos recordar que todas las libertades conocen límites sin los cuales su simple enunciado sería incluso ridículo.

Así las cosas, nadie ha declarado la libertad del sol de salir cada mañana porque nada se lo puede impedir, ni de la noche de imponerse cuando acaba la tarde. Por ello, las libertades que son humanas refieren necesariamente a que pueden ser restringidas y el Estado debe administrar ese balance de sombras y luces, para que cada quien pueda desarrollarse sin atropellar a los demás.

Entre todas las libertades, así como en otrora la zona de conflicto fue la libertad de prensa, en este capítulo es la económica la que llama nuestra atención.

El comercio que es tan humano como el derecho y de hecho tan antiguo, nace sobre la idea de lo que es intercambiable. Los pueblos, en su historia, han ido dando forma a aquello y demostrado por ejemplo la existencia de la dignidad que impide que los hombres puedan ser tratados como mercancías y que incluso ha demostrado que hay bienes que por su relación intrínseca con el poder vivir deben ser tratados de modo distinto.

Así, en el supuesto “Estado de bienestar” de la Europa decadente encontraríamos el derecho gratuito de los niños a recibir leche, de los obreros a tener comedores y de los indigentes a recibir sopas durante el invierno. En las actuaciones humanitarias veríamos las intervenciones de la ONU dando pañales, agua y comida; en conclusión, veríamos que salvo los arrebatos más violentos de un capitalismo salvaje el comercio tiene límites y ciertos bienes tienen regímenes especiales.

¿Por qué la comida básica merece un precio regulado o cuidado? ¿Por qué las tiendas tienen tantas cajas? ¿Por qué los municipios necesitan ordenanzas para la distribución de comida? O, ¿por qué expender comida y medicinas requiere la autorización de sanidad? Todas estas preguntas son anteriores a la guerra económica y nos mostrarían que esto está en relación con que a través de cada una de estas cosas se garantiza una existencia decorosa de los individuos y de las comunidades.

Al día de hoy esos procesos normados por el derecho o la costumbre comercial están siendo víctimas de una alteración voluntaria destinadas a que las cosas no estén en el orden normal. Pues aquí ni siquiera hablamos de bueno o malo sino simplemente de lo normal. Es justamente esa práctica de dejar de hacer las cosas de conformidad al derecho y a las buenas prácticas –tan aplaudidas por el sector privado- lo que se pone en juego teniendo en la mira acabar con el trato digno que merece cada quien cuando accede a sus bienes básicos. Es esto lo que hoy estamos viviendo y contra lo que debemos combatir.

@anicrisbracho

Abg. Bracho, por los termino q’ usas me aventuro a inducir q’ Ud sabe de leyes, pero le ruego q’ trate en cada comentario q’ haga le agrege una solucion o una idea q’ Ud considere una solucion a la problematica y q’ escriba mas claro y mas sencillo para q’ el pueblo entendamos sus escritos y aprendamos o empujemos a solucionar el problema en conjunto.Siempre la Leo y creo desde joven en la honestidad mayor q’ tiene la mujer sobre el hombre.