Coincidimos con las recientes declaraciones de Roberto Messuti, vicepresidente de la Televisora Venezolana Social (en “Contrastes”, VTV), que dan importancia a la audiencia, necesaria para cualquier canal de TV, público y privado: “En el capitalismo el rating significa dinero para los empresarios, nosotros debemos reconocer que en el socialismo ese rating significa la sintonización de un usuario… a la programación entretenida, que llame y sume gente, porque es la que nos va a garantizar una presencia sólida”.
La opinión del Vicepresidente de la joven TVES, que el 28 próximo cumplirá años, demuestra el error en comunicólogos como Marcelino Bisbal, quien ha dicho que al Sibci “…no le interesa conquistar audiencias, sino generar omnipresencia del chavismo” (¿con el chavismo más vivo que nunca?).
Messuti plantea que TVES desea hacer telenovelas “rosa”, pero no parece ser este concepto, repetitivo de hacer dramáticos, lo que busca el canal de la Producción Nacional Independiente (PNI) de Venezuela.
Si, según Messuti, están buscando novelas que no traten a la mujer como objeto, que no busquen ambición o dinero a costa de lo que sea (como en la colombiana “El capo”, o en las venezolanas en las que siempre está presente el personaje que, movido por ambición y envidia, quiere matar al protagonista que no trabajó para obtener la herencia que aparece de la noche a la mañana) cabe entonces la pregunta para Roberto ¿Por qué llamas “rosa” a esa novela?
La propuesta, más bien, nos recuerda a aquella telenovela innovadora que José Ignacio Cabrujas y tantos escritores de izquierda hicieron en RCTV, permitidos porque el socialismo no era opción de poder político en Venezuela, novelas de calidad, o dicho con Cabrujas: “…Programas de calidad hechos por profesionales orgullosos”.
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