“A las mujeres les gusta que les peguen” repiten mujeres y hombres que sin conocer a profundidad las historias y vivencias con las que se enfrentan a diario mujeres en situación de violencia extrema, las culpan por su propia situación de violencia; es que nuestra cultura patriarcal y machista arraigada en todos nuestros estratos sociales como siempre, nos hace culpar a las mujeres de todo y hasta de los propios males que sufren: “ellas se dejan” repiten las voces ignorantes de una realidad tan dura y tan compleja como la violencia por motivos de género en la pareja y sobre todo en la pareja estable, con hijas o hijos y de sumisión total, donde la dependencia llega a unos niveles de anulación de la mujer madre en este caso extremo, pero tan repetido en una realidad oculta dentro de nuestros barrios y apartamentos “acomodados” de nuestra Gran Caracas en particular.
Muchas veces porque no tienen a dónde ir o apoyo familiar y más bien la familia, que debería ser círculo de apoyo para salir de estas situaciones, repiten esquemas y obligan a las mujeres a permanecer con el hombre que se casaron porque si no sería “un deshonor”, por ejemplo.
En la mayoría de estos casos las mujeres se dedican al trabajo del hogar, por decisión propia o por coacción de sus esposos o concubinos, de manera que no tienen sustento económico como para tomar la decisión e irse con sus hijas e hijos bajo el brazo (porque no es lo mismo estando sola, con apoyo económico y familiar).
Otras veces la dependencia emocional y la anulación de la mujer es tan bárbara que la sumisión no le permite ver otra vida posible; esto se debe no solo a la retroalimentación de dependencia entre ambos sino a todo el sistema de valores y construcción patriarcal que día a día se refuerza por todas las vías socializadoras posibles como la televisión, la radio, la “academia”, las religiones y, sobre todo, en el seno de nuestras propias familias.
Por eso es que uno de nuestros primeros papeles, si queremos una sociedad realmente libre de violencia, es empoderar a nuestras mujeres por todas las vías posibles (incluyendo la económica) para no solo evitar que estas situaciones de violencia extrema se produzcan, sino también para que las mujeres tengamos herramientas para salir de esta situación si nos llegáramos a encontrar envueltas en ella.