Nadie, y mucho menos Hugo Chávez, podía imaginar que el programa Aló, Presidente del 5 de junio de 2011 sería el último que el líder haría en el año. Luego del espacio (el número 375), transmitido desde el Palacio de Miraflores, el Jefe del Estado viajó a Brasil, Ecuador y Cuba. En la nación antillana, un llamado de atención del exmandatario Fidel Castro lo obligó a someterse a exámenes médicos que arrojaron un resultado inesperado: cáncer. Lo demás es historia.
A partir de hoy, el emblemático espacio vuelve a la arena mediática y política, con su edición número 376. “El Aló, Presidente lo ve toda Venezuela. Hasta los opositores al Gobierno están pendientes de Aló, Presidente, aunque sea para criticarlo”, sostiene el ministro del Poder Popular para la Comunicación e Información, Andrés Izarra.
“Desde 1999, todo el país se mueve en torno a los anuncios que hace el Presidente los domingos. Aló, Presidente marca la pauta mediática de la semana”, aseveró Izarra, en entrevista electrónica con el Correo del Orinoco.
Aparte, “hay muchísima gente en el extranjero que, también, es fiel seguidora del programa por la señal de VTV, y la página web del programa www.alopresidente.gob.ve”.
El ministro comentó que, en esta nueva etapa que hoy empieza, el programa retomará la línea “de escuchar las demandas y propuestas del pueblo: darle mas relevancia a la interrelación directa del pueblo con su líder”. En esta etapa “se busca no sólo apuntalar el trabajo de proyección de la gestión de gobierno y de la política de la Revolución, sino un espacio de encuentro, pedagogía e información”.
El nuevo formato que se estrena hoy, detalló, “aumenta la participación popular y, sobre todo, la interacción entre el Presidente y el pueblo”.
El programa que hoy retorna al aire va a mantener su dinámica “de presentación de resultados y avances en la gestión, pero retomará la atención al pueblo bolivariano y las llamadas en vivo, e incorporará interpelaciones de los colectivos, en una tarea de autocrítica y revisión”.
Izarra sostuvo que “en este año victorioso que será 2012, Aló Presidente continuará trayéndoles en vivo a todos los venezolanos y venezolanas lo mejor de Chávez”.
REVOLUCIONÓ ESQUEMAS
Como hombre formado en los medios audiovisuales, el ministro afirma que el programa realmente ha revolucionado los esquemas comunicacionales y de la televisión, y ha permitido una relación horizontal entre el Mandatario y el pueblo. “Ninguno de los llamados ‘especialistas en comunicación política’ hubieran recomendado un espacio televisivo que ha llegado a transmitir hasta 8 horas continuas; menos, si su presentador es un Presidente”, expresó.
Pero es que este Presidente no es un Presidente cualquiera. En su espacio “canta, recita, lee, hace humor, educa, analiza, dicta línea política y realiza la mejor propaganda de la gestión de Gobierno”. Incluso, agregó, “buena parte de las grandes políticas de la Revolución Bolivariana se han lanzado desde el Aló”.
Para el comunicólogo mexicano Fernando Buen Abad, el Aló, Presidente “es un hito en la historia de las experiencias comunicacionales emancipadoras. Es un logro que aún no terminamos de estudiar y comprender”, y en el que convergen “factores semióticos, estéticos y políticos”. Pero, acotó Buen Abad (también entrevistado por el Correo del Orinoco), “ser un hito no lo hace ser perfecto”.
Cualquier análisis sobre el Aló, Presidente no puede obviar que “estamos inmersos en capitalismo, en una sociedad consumista y depredadora”, reflexionó el comunicador Alfredo Oliva, igualmente consultado vía electrónica por el Correo del Orinoco. En ese contexto, el programa “es uno de los pocos espacios de resistencia popular y pedagogía política con que cuentan los movimientos, militantes y luchadores por el socialismo, no sólo en Venezuela, sino el mundo. Un valioso y vital esfuerzo comunicacional en medio de una lucha desigual”.
Oliva, moderador del programa Construyendo la Utopía que transmite YVKE Mundial todos los domingos entre 10:00 am y 12:00 m, dice que, aunque parezca paradójico, “es el programa más visto por la oposición, y el que nutre a los medios contrarrevolucionarios de noticias los lunes”.
UN MIEMBRO MÁS DE LA FAMILIA
El Aló, Presidente, señaló Buen Abad, “logró decir la verdad como nadie más es capaz de decirla, con las maneras y los medios que ningún otro podría”.
Es “un programa miembro de la familia venezolana (y no solamente) que tiene su lugar en la intimidad de las vidas, hasta donde llega como un miembro indispensable para el sentimiento y para el pensamiento”.
No sólo reúne a la familia, aseguró Oliva, sino que también es sintonizado en lugares de trabajo y de recreación. “Definitivamente es el programa de los venezolanos el día domingo”.
El espacio se convirtió no sólo en un baño de claridad política, destacó Buen Abad, sino en “un remanso humanista donde incluso es posible cantar, hablar de amor, estudiar las cuentas públicas, reconvenir a funcionarios, soñar proyectos y entregar resultados”. En su opinión, “logró lo inédito, y eso lo hace ser un objeto de estudio magnífico, un ejemplo de corte mundial y una escuela de comunicación social que deberíamos desarrollar en muchos otros medios y modos”.
Oliva puntualizó que el Aló, Presidente dio visibilidad al “genuino pueblo mestizo y pobre, con sus rostros y voces propias, por radio y, sobre todo, por televisión”. Pero también generó una reflexión acerca del rol de la televisión y las audiencias “en el contexto de la lucha ideológica” del presente.
LOS RETOS
Como buen luchador en el ámbito de la comunicación, Buen Abad propuso, para esta etapa, “un Aló, Presidente más internacionalista”. A su juicio, “es urgente que en Venezuela se sepa el papel fundamental que juega la Revolución Bolivariana en el mundo”.
En este sentido, sugirió que se cree una sección dentro del programa “con embajadores como corresponsales que informen sobre el cúmulo impresionante de tareas venezolanas en el planeta entero”.
En el ámbito interno, se necesitaría un programa que sea “más fiscal popular y más comandante supremo en la guerra contra el burocratismo” y que se especialice “en resolver muchas debilidades comunicacionales que en Venezuela impiden ver con claridad el espectro de los logros revolucionarios, que impiden dar pasos organizativos capaces de multiplicar la fuerza y triunfos de la Revolución”.
Convencido de que “el socialismo se gana o se pierde en la cabeza de los pueblos”, Alfredo Oliva insiste en que uno de los retos de la nueva etapa del Aló, Presidente es “hacer más precisa la pedagogía de lo anecdótico, tan importante en el proceso de aprendizaje”.
También evalúa que se debe politizar el equipo técnico. “Cada programa debe ser el resultado de una previa y profunda discusión política, de estudio y análisis colectivo”. El presidente Chávez “debe dejar de ser luminito, camarógrafo, director”.
Las versiones específicas del espacio -como por ejemplo el Aló, Teórico- “bien pudieran contar con colaboraciones editoriales realizadas con especialistas del mundo entero, solidarios con la Revolución y dispuestos a contribuir a enriquecer los debates geopolíticos en los que Venezuela lidera opiniones planetarias”, asomó Buen Abad.
El programa debería ser declarado por la Asamblea Nacional como programa televisivo de interés popular. “Debiera impulsarse su archivo especializado y un centro de investigación y docencia”, especificó el analista mexicano, “para que no hubiese escuela y centro de formación comunicacional donde no se conociera, con precisión, el aporte de esta experiencia comunicacional y el desarrollo de sus éxitos y sus líneas centrales”.
Luego de seis meses de un tránsito vital marcado por la enfermedad, las reflexiones y la curación, Hugo Chávez vuelve a ser, a las 11:30 am de hoy, la principal figura mediática de los domingos.
EL MAYOR NIVEL DE AUDIENCIA SE REGISTRA EN DOS PRIMERAS HORAS DE PROGRAMA
En el espacio, el Mandatario «habla, pero también escucha», recalca el ministro Andrés Izarra.
-¿Es el programa con más rating de la televisión venezolana (en su tipo)? ¿Con qué rating terminó la última vez?
-El Aló, Presidente es un programa que tiene picos de audiencia elevados. Durante las primeras dos horas de programa se registra el mayor nivel de audiencia; luego, al final de la tarde, vuelve a subir con los anuncios del Presidente. No se puede evaluar el programa con un número de rating solamente. Su impacto va más allá de eso: el “rebote” que logra en la opinión pública, su capacidad de orientar la agenda política. Ya vemos como la oposición venezolana, nunca destacada por su brillantez intelectual, luce como perdida cuando no tiene el Aló, Presidente para dictarle la línea.
El discurso del programa, sostiene Andrés Izarra, “va dirigido a todo público: desde el más rico, hasta el más pobre; desde el más joven hasta el más anciano. Hasta los niños lo comprenden y lo disfrutan; no importa el nivel de instrucción”.
A ello se le suma, añade, la participación de la gente. “Los colectivos son tomados en cuenta, en un programa que es hecho con el pueblo y para el pueblo. El Presidente habla, pero también escucha; escucha a las personas sin ningún tipo de distinción”.
Como su nombre lo indica, Aló, Presidente “es el llamado del pueblo a su líder; es el ejercicio de la democracia protagónica, que impulsa un Jefe de Estado que es consecuente con el derecho de la gente a expresarse. Como dicen algunos analistas del discurso, Chávez se convierte en látigo del Estado al que representa: es un líder social que agita a la gente en contra de la burocracia del Estado”.
-¿El Aló ha servido como ejemplo para otros espacios?
-Aló, Presidente no sólo ha marcado la historia comunicacional y social en Venezuela; es una semilla que se ha esparcido por todo el Sur. Algunos presidentes de la región, como Rafael Correa, han hecho programas que han tomado como referencia el Aló del presidente Chávez. La estructura y dinámica del “Aló, Presidente” están siendo imitadas por algunos gobernadores y alcaldes en nuestro país, para informar sobre sus gestiones gubernamentales y estar en contacto con la gente.
-¿Cuánto tarda la producción del Aló? ¿Quién decide las locaciones?
-El tiempo de producción del programa varía según la coyuntura. Un Aló puede comenzar a montarse con meses de antelación, o a media semana; o se puede activar un sábado en la mañana. Para hacer un Aló se le presentan, al menos, tres propuestas de programa al Presidente, y él decide desde dónde quiere realizar el programa.
Para que el espacio salga al aire, relata Izarra, se moviliza un equipo de cerca de 200 personas “que organizan, redactan, analizan y producen para garantizar, responsablemente, un programa con información veraz y oportuna”.
Además, “Aló Presidente no sólo es un programa para TV: es un evento en locación que es transmitido por TV como parte de su dinámica, pero es un hecho mucho más complejo que sólo un show televisivo”.