Vestida con un traje rojo llegó la embajadora de Suráfrica en Caracas, Thaninga Shope-Linney, a un conversatorio con estudiantes de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) sobre el líder surafricano Nelson Mandela. La diplomática no solo compartió sus reflexiones sobre la paz, el diálogo, la tolerancia y el perdón, sino que también escuchó pacientemente las reflexiones e inquietudes de las y los jóvenes que acudieron al llamado del Centro de Estudios Políticos de la institución, a propósito del primer año de su revista Polítika UCAB.
Shope-Linney, formada en Cuba, no fue a la casa de estudios a proporcionar un recetario para la convivencia entre personas que piensan distinto. El dibujo que trazó sobre su patria durante el Apartheid era desolador, pero siempre dejó en claro que las grandes mayorías -también, las de la población blanca- estaban en contra de un régimen de exclusión. En los pocos minutos que pudo conversar con el Correo del Orinoco, la embajadora -tal vez muy influenciada por su trabajo en la televisión pública con Mandela como Presidente- insistió en un tema: el peso de la comunicación para el reencuentro entre quienes tienen posiciones diferentes.
UNA RECETA HECHA DE COMUNICACIÓN
-En nuestro país se habla de reconciliación y de la necesidad de encontrarnos todas y todos. Sabemos que no hay recetas, pero si usted tuviese que darles una receta a los venezolanos ¿qué incluiría?
-La receta de la reconciliación siempre tiene que tener como ingrediente la comunicación, y la receta siempre tiene que tener comunicación y cuando estamos hablando de comunicación estamos diciendo que las personas tienen que tocarse, tienen que hablar una con la otra, comprenderse; aún si no estamos de acuerdo con lo que uno está diciendo tenemos que darle el respeto de escucharlo y tomar en consideración lo que están diciendo. Hay muchos problemas en la vida que surgen porque no hay comunicación, porque la gente no habla; países que van a guerra porque no hay comunicación, porque no hablan. El diálogo es lo más importante en cualquier reconciliación. Tocarse, escucharse, respetarse, eso es muy importante.
-¿Cómo dar esos pasos para el diálogo si hay tanta desconfianza entre un sector y otro?
-Bueno, si hay desconfianza, la desconfianza es una parte normal de un proceso; empezamos siempre por la desconfianza; a veces hay hasta odio, pero por eso es que necesitamos la comunicación, porque si no tuviéramos todas esas cosas no necesitaríamos de verdad entrar en ese diálogo tan grande. Necesitamos ese diálogo precisamente porque nos encontramos en esa situación de que no hay confianza, que quizás no nos entendemos, y es por eso que tenemos que sentarnos y hablar hasta que lleguemos a comprendernos.
-Hay situaciones irremediables por crímenes, por cosas que pudieron llevar a sectores a decir “no perdono al otro”. ¿Hay situaciones realmente irremediables?
-Yo no pienso eso. Yo pienso que cada problema en la vida tiene una solución. El problema muchas veces es ¿qué es lo que hacemos mientras estamos buscando esa solución? La acción que tomamos en el proceso de buscarle solución es lo que muchas veces trae los problemas. Quizás a veces no tenemos bastante sensibilidad en cuanto a los pensamientos de la otra persona, la cultura de la otra persona; no nos damos el tiempo de estudiar la situación de la otra persona, pero que hay cosas irremediables, eso no es verdad. Todo se puede resolver, yo creo.
APOYO INTERNACIONAL
-¿Se necesita apoyo internacional necesariamente para un proceso de diálogo?
-Depende. El apoyo internacional usualmente se utiliza en cuanto a experiencias; hay países que han pasado por ciertas experiencias y si es que tienen esa experiencia si se pueden utilizar esos países. Y no es solamente porque sean extranjeros; son individuos que tienen experiencia. Que vengan de un país u otro no importa, pero hay que utilizar personas que tienen cierto tipo de experiencias para poder ayudar en un proceso.
-¿Cuáles deberían ser los puntos de un diálogo político?
-Sí, primeramente es comprender: ¿por qué estamos donde estamos? ¿Entiende? Si hay un problema hay que saber como es que llegamos aquí. Si no sabemos como llegamos a un problema o a cualquier desafío, nunca podremos saber como salir de ese desafío. Así que tenemos que primeramente saber por qué estamos aquí y todos estar de acuerdo en que sí, estamos aquí por esto y esto y esta razón, y de aquí determinar cómo salir de esa situación.
-Si no hay punto de acuerdo en el análisis del contexto, ¿es un obstáculo para el diálogo?
-Hay que dialogar hasta ponerse de acuerdo. En inglés hay una cosa que se llama “agreetely agree”, podemos ponernos de acuerdo en que estamos en desacuerdo, ¿entiendes? Pero de ahí donde hay que dialogar para saber cómo salir de esa situación, pero siempre dialogando se puede salir de una situación.
-En la reflexión con los estudiantes usted hablaba de Siria, hablaba de Ucrania, y le daba un mensaje a la juventud para que no dejara perder su país. ¿Cuáles son los riesgos que puede tener Venezuela?
-Dejarse influenciar por personas que no necesariamente tengan el amor para Venezuela, y que tienen otros intereses que no sean el desarrollo de Venezuela. Muchas veces en países pasa eso, que las personas se dejan influenciar por factores externos o personas externas que tienen otras necesidades o que tienen otras intenciones que no son necesariamente nobles. Ahí es donde está el peligro.
-Decía que uno de los peligros es que Venezuela es un país con una enorme riqueza petrolera, es decir, que somos muy apetecidos. Independientemente de nuestras diferencias internas ¿deberíamos unirnos en la defensa de qué?
-Bueno, primeramente hay que saber que hay que proteger a Venezuela; tenemos que estar todos de acuerdo en que no importa nuestro partido político, no importa nuestra religión, no importa lo que sea. Lo primordial es paz para Venezuela, desarrollo para Venezuela. ¿Cómo lo vamos a hacer? Todos podemos contribuir, todos debemos contribuir a este tipo de Venezuela y todos tienen que discutir cómo es que se va a hacer y bueno, estudiantes de su patria, mujeres de su patria, jóvenes de su patria, hay que ponerse de acuerdo.
LECCIONES
-¿Qué recetas, retomando la pregunta inicial, piensa que dejó Mandela para los procesos de diálogo en nuestro mundo con tanta conflictividad?
-La lección más bella que Mandela ha dado al pueblo es la humildad. Saliendo de la cárcel él fue una personalidad grandísima allá, pero él supo que aún con toda esa personalidad grandísima que tenía, tenía que humillarse para poder perdonar, para poder saber que tú me heriste ayer, pero yo sí podré trabajar contigo. Podemos trabajar juntos como personas, debemos trabajar juntos como personas si es que queremos un resultado bueno para el país. No pensar en el sí, pero pensar en la mayoría de la población, en la población surafricana. Eso fue lo que él dejó para nosotros.