El término Shoá, que significa en hebreo cataclismo o catástrofe, debe ser empleado para llamar lo que se conoce a escala mundial como el Holocausto: el genocidio de 6 millones de judías y judíos en Europa durante el régimen nazi. Así lo señalaron ayer académicos durante un seminario organizado por la Universidad Metropolitana (Unimet), en Caracas.
Se prefiere la palabra Shoá porque Holocausto se define como “sacrificio, que toda cultura en la antigüedad ofrecía, y sería como que el judío se ofreció voluntariamente para limpiar cierto pecado, cosa que no hemos hecho, además no tenemos tendencias suicidas, de entregarnos a morir”, explicó al Correo del Orinoco Ernesto Spira, un profesor de materias judaicas que ofreció este lunes una conferencia en el seminario Holocausto, nunca más.
“Shoá significa en hebrero cataclismo. Un evento natural pero de unas magnitudes sin precedentes que pueden causar destrozos gigantescos. Por ejemplo, el terremoto con el tsunami en Japón hace unos años, eso es Shoá”, agregó.
Por su parte, Lucienne Boujon, abogada y profesora de estudios judaicos, también afirmó durante el seminario que el pueblo judío prefiere que se utilice la palabra Shoá en vez de Holocausto, para referirse a ese “caso inigualado de exterminio de personas” por una causa racial y religiosa.
EL DRAMA
Durante su conferencia, Ernesto Spira ahondó sobre el drama judío entre 1933 y 1945, con la toma del poder de Alemania por parte de Adolfo Hitler, la consolidación del régimen nazi, la Segunda Guerra Mundial y la política del Estado alemán para “el exterminio de los judíos de Europa”.
Boujon recordó que durante aquella época “del antisemitismo nazi no había escapatoria posible” y que habían mensajes dirigidos hacia al pueblo alemán para justificar el genocidio con argumentos, como que las judías y los judíos “controlaban las finanzas”, eran un “grupo cerrado” y que representaban a “una raza inferior con pretensiones de dominación”. Bajo estas ideas, eran “despreciados, temidos”, perseguidos y asesinados.
En este sentido, la profesora alertó que todavía se utilicen “etiquetas” para identificar a una persona o grupos de personas en cualquier sector de la sociedad, que después conducen a situaciones en las que priva la intolerancia.
EL PELIGRO
El profesor Ernesto Spira sostiene que no hay judío en el mundo que no tenga un familiar que haya sido perseguido o perecido en la Shoá: “Mi abuelo fue asesinado días antes de que se librara Auschwitz, el mayor campo de exterminio que hicieron los alemanes, mi mamá fue parte de un experimento que le afectó la movilidad por el resto de su vida allá en Auschwitz. Mi papá fue prisionero en Auschwitz durante tres años, mi abuela y mi tío también, familiares que fueron asesinados a parte de mi abuelo. Hasta el año pasado tenía de primera mano el testimonio de mi mamá”.
Resaltó que el seminario que se realizó ayer es importante porque “es peligroso dejar borrar el recuerdo, porque dicen que el ser humano es la única criatura capaz de tropezarse dos veces con la misma piedra, tres, cuatro millones de veces. Si no mantenemos vivo el recuerdo (el Holocausto) puede ocurrir otra vez”.
Lucienne Boujon mencionó que todavía persisten formas de antisemitismo cuando se equipara “la conducta del Estado de Israel al nazismo” o se comenten ataques terroristas, como el ocurrido en un mercado de comida judía en París, al día siguiente del ataque al semanario satírico Charlie Hebdo, hace un par de semanas.
Un día como hoy, hace 70 años, fue liberado el campo de muerte de Auschwitz, el mayor centro de exterminio del pueblo judío con el avance del nazismo, que se cobró la vida de seis millones de judías y judíos, según cifras del portal web museodelholocausto.org.ar. Ayer estaba previsto que en el seminario Holocausto, nunca más también participara Alberto Moryusef, para hablar sobre la creación del Estado de Israel y se presentarán testimonios de personas que sobrevivieron a la catástrofe.