La oposición brasileña está instalando la posibilidad de un juicio político para destituir a la presidenta Dilma Rousseff. La de Argentina intenta llevar a juicio a su homóloga Cristina Fernández y debilitar al kirchnerismo de cara a las próximas elecciones presidenciales. En Venezuela se desarrolla un plan destituyente que se desarrolla en múltiples frentes contra el Gobierno del presidente Nicolás Maduro, pero que tiene su principal ariete en la guerra económica y aspira a derrotar al chavismo en las elecciones legislativas.
El imperialismo busca derribar tres pilares del proceso unitario de Nuestramérica, en países con grandes potencialidades para el desarrollo social, económico y productivo soberano.
Hay una recomposición de la derecha en América Latina con un proyecto de restauración del neoliberalismo, se pretende volver hacia atrás los cambios producidos a favor de los pueblos en la última década y media.
Los informes de muchas organizaciones internacionales advierten que comienza una época de reversión del proceso de crecimiento de nuestras economías. Plantean que América Latina podría perder lo ganado en una década.
Hasta el informe de estrategia de seguridad nacional firmado por el presidente Barack Obama reconoce los avances sociales de nuestra región, solo para decir que éstos peligran porque nuestros países son incapaces de resolver ciertos problemas estructurales.
Sugieren que para seguir creciendo deberíamos someternos al liderazgo mundial de Estados Unidos y las recetas de esos desgastados organismos multilaterales.
Por el contrario, fue rompiendo con esas recetas y desconociendo ese liderazgo que los países comenzaron un camino de bienestar para sus pueblos.
Al bajar el precio de las materias primas, los “commodities”, estos organismos sueñan con extorsionarnos y volvernos al redil. Sin embargo, esta es la oportunidad para ir al frente con más patriotismo, más unión y más industrialización.
Todavía falta coordinación entre nuestros gobiernos y pueblos para enfrentar estos golpes simultáneos.