Así lo revela un nuevo informe sobre el tema elaborado por el gobierno afgano con el apoyo de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (UNODC).
El estudio destaca el impacto negativo que tiene el cultivo y tráfico de sustancias ilícitas en la economía, la salud y la política del país.
Al presentar el informe en Kabul, representante adjunta de la ONU en Afganistán, Ashita Mittal, subrayó la necesidad de fortalecer las políticas antinarcóticos, sobre todo porque el país ha dejado de ser un mero exportador de drogas y ha pasado a consumirlas. Actualmente, se estima que 1,3 millones de afganos son adictos.
“Así que el peor o mayor reto, así como la carga más pesada, queda en Afganistán, lo que hace imprescindible que la comunidad internacional y los afganos compartan la responsabilidad en este momento de la historia”, recalcó Mittal.
En este sentido, instó a realizar inversiones que consoliden los logros alcanzados hasta el momento y permitan frenar el fenómeno de narcotráfico en el país.
Según datos de la UNODC, en Afganistán se cultivó el 74% del total de opio producido en el mundo en 2012.