Alberto Lovera tenía 42 años cuando agentes de la Dirección General de Policía (Digepol) lo secuestraron cerca de la plaza Las Tres Gracias de Caracas. Lo metieron en a la fuerza en un Mercedes Benz y lo desaparecieron. Corría el 18 de octubre de 1965 y se cumplían 20 años del golpe de Estado de Rómulo Betancourt y Marcos Pérez Jiménez contra Isaías Medina Angarita.
Nueve días después, su cadáver salió a flote en una playa de Lechería, estado Anzoátegui, había sido torturado hasta morir.
No estaba previsto que su cuerpo terminara en el mar. Lo que ocurrió fue que sus asesinos lo trasladaron desde Caracas hasta el Teatro de Operaciones Antiguerrilleras de Cachipo, en Monagas, pero los oficiales a cargo del lugar se negaron a recibirlo debido al estado en que se encontraba por efecto de las torturas.
Lovera murió en el camino de regreso a Caracas. Para deshacerse del cuerpo le ataron un pico en el cuello con una cadena y lo lanzaron al mar. Sus esbirros se tomaron el trabajo depilar completamente el cadáver, rebanarle las huellas digitales y destrozarle la placa dental. Luego le ataron las manos y las piernas con una larga cadena que se extendía hasta el cuello, donde le ataron un pico.
Estos detalles están registrados en el libro Expediente negro, de José Vicente Rangel, quien para la época era diputado, y denunció e investigó el caso.
Era una práctica sistemática que los cuerpos represivos del régimen de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni secuestraran, desaparecieran, torturaran y asesinaran a activistas de la izquierda revolucionaria que se había alzado en armas. Pero el caso Lovera puso en evidencia, con pruebas y testimonios, que no se trataba de rumores no de hechos aislados.
POLÍTICA DE EXTERMINIO
A 50 años de aquel hecho, Alberto Lovera Álvarez, hijo de Alberto Lovera, insiste en que el crimen de su padre se debió a una política de Estado dirigida al exterminio de quienes participaban en la lucha armada: “Yo creo que las razones o causas que produjeron el terrible y abominable asesinato de mi padre tuvieron que ver con la doctrina de seguridad nacional que el Gobierno de los Estados Unidos aplicó en América Latina para exterminar todos los intentos libertarios cuyos principios ideológicos tuvieron como sustento ideológico el comunismo”.
“Mi padre era el Secretario Militar del Partido Comunista de Venezuela, era miembro del Buró Político y tenía alta capacidad de gobierno sobre los movimientos armados de esa época, además de que tenía liderazgo. Al asesinarlo, la política de terrorismo de Estado envió un mensaje de terror, miedo a las y los militantes de la izquierda, porque el hecho evidenció de lo que eran capaces”, argumentó Lovera Álvarez.
— Salom Mesa Espinoza planteó la hipótesis de que a Alberto Lovera lo torturaron de esa forma porque sus captores creían que manejaba el dinero de las guerrillas y se lo querían apropiar ¿Qué opina de eso?
— Considero que esa es una hipótesis válida, y ciertamente mi mamá me comentó que entre los camaradas se planteó esa información, porque ciertamente mi papá manejaba recursos financieros para el apoyo de la lucha armada. Eso pudo haber estado presente para sus cobardes torturadores.
— Su mamá libró una larga y dura lucha para que se hiciera justicia. ¿Cree que logró algo después de todo?
Por supuesto que sí, mi mamá logró con su denuncia permanente condenar a todos los gobiernos que hicieron del terrorismo de estado su práctica aberrante de la política. María del Mar La Indoblegable, como la llamó José Vicente (Rangel) una vez.
— ¿Qué edad tenía usted cuando asesinaron a su padre? ¿En qué momento tuvo plena conciencia de lo que eso significó?
— Tenía 6 años, ya que yo nací el 16 de diciembre del 58. Yo diría que tuve conciencia plena de la significación sociohistórica de lo que significó el asesinato de mi padre en 1998, con la llegada del Presidente Chávez al poder y todo lo que significó la reivindicación de todas y todos esos próceres de nuestra historia reciente. Tenía yo 40 años.
— La Fiscalía General de la República reabrió el caso de Alberto Lovera. Y El 26 de junio de 2013 se exhumaron los restos de Alberto Lovera. ¿Ha recibido información sobre si esto ha aportado nuevas pistas?
— En meses pasados estuve en la Unidad Espacial que creó la Fiscalía para investigar todo lo que fueron las acciones de terrorismo de Estado que se cometieron desde 1958 hasta 1998, allí me informaron que estaban trabajando en el caso. Sin embargo, luego de eso no he tenido más información.
— ¿Qué sería para usted hacer justicia en el caso de su padre?
— Para mí hacer justicia es que la Fiscalía elabore un expediente con toda la rigurosidad requerida, que se hagan las acusaciones formales sobre los responsables directos e indirectos del asesinato de mi padre y que el tribunal que conozca la causa dicte sentencia, que muy probablemente tendrá más un carácter simbólico, ya que asumimos que dichos responsables probablemente ya estén muertos. Pero que quede el documento del hecho cometido, las violaciones que de la normativa vigente entonces que se cometieron, y la posibilidad de hacer un juicio simbólico de todos esos gobiernos y acusarlos de felonía, es decir ese fue un Estado felón, delincuente.
— Usted estuvo presente en la exhumación de los restos de su padre, ¿estaba preparado para eso?
— La verdad es que yo pensaba que sí estaba preparado para eso. Sin embargo, cuando extrajeron la osamenta de mi padre y los especialistas forenses armaron esa estructura ósea, eso causó un gran impacto en mí. Se me salieron las lágrimas, abracé a mi hermana Yanira y luego pensé: “Oye, papá, te vuelvo a ver 48 años después”.