El 17 de junio se cumplieron 140 años de su nacimiento|Blanco Fombona tuvo una vida de leyenda que parece tragada por el olvido

Han pasado 140 años desde el primer día en la tierra de Rufino Blanco Fombona, poeta, ensayista, editor, historiador, y también guerrero y polemista. Nacido en Caracas el 17 de junio de 1874, fue autor de una vasta obra que explora toda clase de temas, y escrita con una pasión que se traducía en admiración o en furia con igual intensidad.

Atrabiliario y de duras convicciones, en política no conocía término medio. Se enfrentó a Tomás Funes, a Cipriano Castro, a Juan Vicente Gómez, fue perseguido, encarcelado y desterrado. En ese trance le tocó vivir, entre otras infamias, el infierno de La Rotunda. Pero no fue nunca una víctima: se veía a sí mismo como a un patricio frente a usurpadores de pacotilla, y aun en la cárcel encontraba la manera de regresar cada golpe, no solo con los puños, que manejaba con pericia, sino con el verbo. Nunca dejó de escribir. Y siempre supo cómo herir con la palabra. De ello dan testimonio sus diarios, parte de los cuales redactó en prisión.

AVENTURERO Y CUESTIONARIO

Su origen social, su sentimiento de aristócrata, llevaban a Blanco Fombona a mirar con desprecio no disimulado a quienes por su ascendencia, posición o educación consideraba incapaces, ignaros, atrasados, ajenos a virtudes que para él dependían de la nobleza de sangre.

Hechas estas observaciones, hay que decir que, más allá del sentido que haya tenido su elitismo, no han sido gratuitas las acusaciones de racista y aventurero que han llovido sobre este hombre en el que convivieron el escritor de alto vuelo y el pistolero pendenciero. De hecho, a donde iba levantaba revuelo y agitaba las aguas. No por casualidad llegó a ser gobernador de dos provincias de la España republicana entre 1932 y 1933.

EL CRUEL OLVIDO

Del legado intelectual, siempre habrá que destacar que en España fundó y alimentó la Biblioteca Andrés Bello y la Biblioteca Ayacucho, dos formidables colecciones de libros que en su conjunto superaron los XXojoXX volúmenes. Pero además, fue un infatigable y apasionado promotor de la figura de Bolívar, cuya vida y obra estudió defendió. No hubo lugar del mundo donde no abogara por el Libertador. A él se debe en no poca medida que en distintos contextos se tuviera noticia del héroe.

Una su hoja de vida como la de de Blanco Fombona, aun a 140 años de distancia, bastaría para hacer un personaje inolvidable. Pero “el tiempo es cruel. A las personas las pone viejas y a la mayoría de los libros los hace ilegibles. De esta manera, la poesía de Blanco Fombona, que nunca fue su fuerte, se ha desvanecido” sentencia el escritor, editor y crítico Oscar Rodríguez Ortiz, quien consultado par este trabajo, acota que “sus novelas y cuentos están marcados por la diatriba antigomecista, lo mismo sus numerosas páginas políticas en las que resalta su feroz odio indeclinable contra las dictaduras y la barbarie”.

En su crueldad, el tiempo de que habla el ensayista parece haber secuestrado no solo la poesía y la narrativa, sino al propio autor. Así lo sugiere una indagación previa a este trabajado: fuera de ciertos ámbitos, poca gente atina a decir algo sobre Blanco Fombona, algunas personas ni siquiera saben a qué se dedicaba.

VIVO EN LOS ENSAYOS

Consultado para este trabajo, Rodríguez Ortiz afirma que del autor “sus ensayos históricos son lo que despierta todavía mayor interés. Entre ellos La evolución política y social de Hispanoamérica, una especie de primera parte de El conquistador español del siglo XVI, que fue un homenaje a lo hispano y a su descendencia, así como sus aportes al mundo. Tal vez, curiosamente, el ímpetu de su crítica literaria es la porción más viva de sus escritos, a pesar de estar referida a los escritores que fueron sus contemporáneos”.

El propio Rodríguez Ortiz es responsable de una valiosa compilación de textos críticos de Blanco Fombona que ilustra su explicación. Se trata de Hombres y libros, publicado en la Colección La Expresión Americana de Biblioteca Ayacucho, de la que fue director varios años.

NOVELISTA URBANO

El escritor Gabriel Jiménez Emán también. Para él merece especial valor la condición urbana de la narrativa de Blanco Fombona, que lo convierte en “un moderno de los nuestros, que dio el paso de un modernismo a un realismo vernáculo caraqueño, de avanzada”. Y recomienda leer “la novela El hombre de hierro, porque testimonia la condición social de un hombre venezolano de principios del siglo XX, un hombre sometido a una serie de fuerzas internas que viven en él, para minarlo y estremecerlo hasta llevarlo al fracaso personal, que es a la vez un fracaso social”.

Ese personaje es Crispín Luz, que “es un hombre que intenta por todos los medios ser un hombre cabal, honesto, recto, un ‘hombre de hierro’, cuyos ideales sucumben en medio de una sociedad que ingresa a un progreso provocado por la modernización. Modernización que va penetrando en la mente de Crispín hasta convertirlo en un ser frágil, sumiso y lleno de miedos”, agrega Jiménez Emán.

En su criterio, se trata de un libro que “pinta bastante bien a nuestro país en esa época”, y da cuenta de “cómo empezó la novela urbana en Venezuela”. Además, sostiene que Crispín es “uno de esos ‘pequeños seres’ que luego pintará Salvador Garmendia, y que están anunciados en El hombre de hierro”.

EL GRAN EDITOR

“Blanco Fombona fue el gran editor de nuestro continente”, asevera, contundente, Rodríguez Ortiz: “La Editorial América fue una de las mayores creaciones de la cultura latinoamericana en el primer cuarto del siglo XX”, señala el ensayista.

De esa editorial, acota, “formaban parte la Biblioteca Andrés Bello, así como colecciones sobre los clásicos y maestros modernos de Latinoamérica y el mundo – incluso libros para niños– y la Biblioteca Ayacucho, que era la colección de libros históricos”. Y advierte que este proyecto “tuvo varios antecedentes. El más antiguo fue la Biblioteca Americana, lanzada desde Londres el año l826 por Andrés Bello”.

Jiménez Emán comenta que, con la Editorial América, “Blanco Fombona logra aglutinar y reunir una serie de firmas y autores de la América Latina que venían a actualizar las ideas y las luchas de nuestros humanistas, escritores y políticos del siglo XIX, que estaban rezagados”. Fue también la casa de nuevos autores “que le imprimieron una coherencia a ese acerbo humanista, que incluía a Bolívar y a Bello, y luego a otros de los fundadores de nuestro periodismo, como Juan Vicente González”, agrega el cuentista, quien pone de relieve el impacto político del proyecto:

“Publicó muchos volúmenes, pero sobre todo creó desde España una matriz de opinión favorable para el pensamiento latinoamericano. Eso es importante. Blanco Fombona se jugó el pellejo en eso y lo logró con creces, pues era un hombre con coraje que no tenía pelos en la lengua y se le enfrentaba a cualquiera, eso lo sabemos. Creo que ese fue el proyecto editorial inspirador de todos nosotros”.

T/ Carlos Ortiz
F/ Cortesía G.J.E
I/ Erasmo Sánchez

este pobre sujeto no fue mas que una gran plasta de mierda racista clasista,,, e hijo de su gran puta madre …. en el infierno debe de estar esta rata… buerguesa