El ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, viajará el próximo martes a Siria para sostener un encuentro con el presidente sirio, Bashar Al Assad, con el fin de discutir sobre nuevas reformas democráticas y así lograr una estabilización rápida en la nación árabe, luego del veto de Moscú y China a una resolución de Naciones Unidas (ONU) contra el Gobierno de Damasco.
En un comunicado, la Cancillería de Rusia señaló que el Gobierno de Moscú «tiene la intención de hacer todo lo posible para lograr una estabilización rápida de la situación en Siria, a través de la aplicación rápida de reformas democráticas indispensables».
«Es con este objetivo (…) que Lavrov y el jefe de los servicios de inteligencia exterior, Mijail Fradkov, viajarán a Damasco el 7 de febrero para encontrarse con el presidente sirio Bachar Al Asad», informó el documento difundido este domingo.
Rusia exhortó a todas las partes a «concentrar sus esfuerzos para iniciar un diálogo nacional entre sirios y contribuir a poner un término a la violencia, lo antes posible».
La decisión de viajar a Damasco surge luego que Rusia y China vetaron este sábado un proyecto de resolución propuesto por los países occidentales y árabes, que imponía condiciones al Gobierno sirio y no reconocía la existencia de violencia generada por grupos terroristas en el país.
La nación europea consideró que las potencias occidentales «son responsables del fracaso del voto» en el Consejo de Seguridad de la ONU debido a que «no hicieron suficientes esfuerzos» para alcanzar un consenso.
«En Moscú lamentamos que los autores del proyecto de resolución sobre Siria no hayan querido hacer esfuerzos suplementarios para lograr un consenso», expresó el viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Guennadi Gatilov, este domingo a través de su cuenta Twitter.
Rusia aboga por un diálogo abierto, e incluso brindó su territorio para ello, entre el Gobierno sirio y la oposición.
Según la prensa siria, Damasco y las agrupaciones opositoras nacionales aceptaron, pero no así grupos creados en el exterior, como el llamado Consejo de Estambul, que opta por una intervención militar.
Entre tanto, numerosos grupos de personas se congregaron en la noche de este sábado frente a las embajadas de Rusia y China y en la Plaza Saba Bahrat en el centro de Damasco, enarbolando banderas de esos dos países y de Siria para expresar su agradecimiento a Moscú y Beijing por rechazar la intromisión extranjera y apoyar el proceso de reformas integrales.
Fuentes y Foto/Telesur-Prensa Latina