El candidato antichavista, Henrique Capriles, prometió este domingo a sus seguidores reunidos en la Avenida Bolívar, de Caracas, que de ganar en la elección del 14 de abril él les haría tener «platica en el bolsillo, comida en la mesa» y, además, les permitiría «dormir tranquilos».
La campaña de propaganda de Capriles, concebida más desde lo publicitario que desde la política, ha contado con una estructura básica en la que, sin importar cuál sea el problema, manifiesta que sólo él, después de la elección, podrá solucionarlo, como bien pudo notarse en el discurso de hoy.
No menciona planes concretos o equipo de trabajo. La lógica de las agencias de publicidad que le asesoran anula, omite y borra la principal conquista de la Revolución Bolivariana: el protagonismo y la organización popular como factor central para la solución de los problemas.
En este relato de propaganda, también expresado hoy, el candidato antichavista intenta presentarse como un débil «David» enfrentado a un supuesto poderoso «Goliat». Sin embargo, su candidatura es identificada como el resultado del apoyo político y económico que le proveen Estados Unidos, la derecha internacional y las grandes empresas privadas del país.
En su discurso volvió a hacer uso de temas sensibles como inseguridad, abastecimiento y corrupción y se presentó como la solución a todos ellos.
Sobre el tema de inseguridad, los partidarios de la Revolución Bolivariana le han recordado insistentemente que él es gobernador del estado Miranda, que es la entidad que presenta las peores cifras de inseguridad de Venezuela, sin que su gestión haya contribuido en nada para mejorar la situación.
Señaló que frente a los problemas económicos es importante ofrecer trabajo a «nuestro pueblo» para que tengan «platica en el bolsillo». Tras esta idea hizo un ejercicio imaginario y dijo que un día le dirá a algún «hermanito» -como ahora llama a sus seguidores- «Vamos a darnos un baño de playa» y esa persona le dirá que sí porque tendrá dinero ahorrado en el bolsillo.
Dijo que la comida en la mesa llegará procedente de la producción nacional, sin mencionar cómo, con qué inversión y en base a qué modelo se desarrollaría. Sólo dijo que «con el progreso se puede comer».
Instó a sus seguidores a pensar cómo viven en este momento y dónde «quisieran estar». Acto seguido señaló: «Donde ustedes quieren estar es donde yo quiero que ustedes estén».
«Hablé con Chávez»
En su discurso de poco más de un ahora, Capriles siguió la estrategia que ha utilizado durante toda la campaña de intentar mimetizarse con el Líder de la revolución Bolivariana, Hugo Chávez.
En esta estrategia el candidato antichavista quiere presentarse como si él habría tenido una suerte de cercanía con el Presidente Chávez. Hoy dijo que, tras ser designado segundo vicepresidente del extinto Congreso, conversó con el Presidente y le hizo saber que aun siendo de partidos distintos él amaba a la «Patria».
A este comentario lo antecedió lo dicho por Carlos Ocariz, alcalde del municipio Sucre, quien fue el encargado de hacer la presentación de Capriles en la Avenida Bolívar.
Ocariz señaló que la concentración de este domingo evocaba la «Batalla de Junín» del 6 de agosto de 1824, fecha en la que los patriotas vencieron a los realistas que, según Ocariz, ahora están representados en los «enchufados», el término utilizado por la derecha para referirise a los millones de militantes bolivarianos.
Las obras
El candidato antichavista también enumeró un conjunto de obras emprendidas por el Gobierno Bolivariano, para presentar lo que sería su plan de infraestructura para el desarrollo social.
Mencionó grandes obras en proceso de construcción y en tono burlón dijo que sólo eran promesas que él estaba dispuesto a concluir.
Nombró al Cardiológico de Adultos en Montalbán, la Línea 5 del Metro de Caracas, el mausoleo del Libertador, la Universidad de Catia, el teleférico que va de Caracas al estado Vargas o el Cabletrén Bolivariano.
En ningún punto mencionó al Cardiológico Infantil, en Montalbán, ni el Metro Cable, ni la reconstrucción del Teleférico de Mérida o la creación de la Universidad de la Seguridad, que actualmente construye sedes en todo el país.
«Vean mis hermanos y hermanas, esto es puro cuento, promesas. Vamos a terminar esas obras».
«Sólo un grupito»
«Enchufado», «ridículo», «vago» fueron las palabras que utilizó el aspirante de la derecha para referirse al candidato socialista, Nicolás Maduro.
También tuvo palabras para la compañera de Maduro, Cilia Flores, de quien dijo, «no envidiaba» tener a su lado a una mujer como la abogada y ex presidenta de la Asamblea Nacional.
En este tono habló de lo que él llama «grupitos de enchufados», en referencia, esta vez, a quienes hacen vida en comunidades y, según dijo, se quedan con el dinero de algunas obras, argumento que dio paso a su comentario acerca de la corrupción, tema en el cual incluyó al Presidente de Petróleos de Venezuela (PDVSA), Rafael Ramírez, quien emprendió la transformación de la empresa que ahora tiene como base la inversión social.
No hubo comentario para el cheque que con dinero público de la vieja Pdvsa emitió la madre de su compañero Leopoldo López para la conformación su actual partido Primero Justicia, el dinero no declarado que recibió su también compañero Richard Mardo para financiar su campaña, el caso del dinero recibido por Juan Carlos Caldera o la conversación de su padre para solicitar recursos en efectivo a un empresario para la campaña electoral del año pasado, cuando perdió frente al comandante Chávez.