El ballet Cascanueces se monta por décima quinta vez en la versión del maestro Vicente Nebreda. Este año hace su debut Anthony Vivas un joven de 19 años en el papel del artefacto de madera. Las presentaciones serán hasta el próximo fin de semana en doble función, bajo la dirección de Rafael Jiménez con la Orquesta Sinfónica Venezuela (OSV).
El director Rafael Jiménez, quien trabajó con el propio Vicente Nebreda cuando creó la versión, destaca de la obra de Piotr Tchaikovski, el hecho que desde su composición en 1892, se convirtió rápidamente en un clásico de los ballets del mundo, representado mayormente en época navideña. A esto se suma “que quizá es una de las partituras de música clásica más reconocible y populares que existe”.
Cuenta Jiménez, que el maestro Nebrada en 1995 decidió hacer su propia versión de este famoso ballet, y él mismo participó de este proceso desde la dirección de orquesta, lo que para él significó un “inmenso honor”. Por ocho años dirigió la OSV en El Cascanueces, y ahora vuelve para celebrar el 15 aniversario.
En opinión de Jiménez la versión de Nebreda se caracteriza porque “es un espectáculo extremadamente dinámico y muy intenso”. Para ello se valió de muchos recursos como efectos especiales y de sonido.
El ballet está inspirado en el cuento de Ernest Theodor Hoffmann “El Cascanueces y el Rey de los Ratones”, y la coreografía original es de Marcus Petipa. Existen varias versiones del ballet reconocidas internacionalmente, entre estas la de Nebreda. La historia original fue suavizada en el ballet, y es considerada un cuento de hadas navideño. La historia de Hoffmann trata sobre Clara, quien recibe de regalo en la Nochebuena un cascanueces, por parte de su misterioso tío Drosselmeier. El cascanueces realmente es un príncipe hechizado. Ambos viven una serie de aventuras hasta que se rompe el encantamiento y se casan.
Sobre las exigencias de la dirección orquestal para ballet, explicó Jiménez que uno de los elementos cruciales es el tiempo. La coreografía está diseñada a una velocidad determinada, “el tempo musical debe estar ajustado a la velocidad en que los bailarines pueden bailar y una alteración de eso, implicaría para ellos la imposibilidad de ejecutarla”, destacó el director. “Estás al servicio de un espectáculo, estás para apoyar, eres un elemento más de otros muchos que involucra la producción”, agregó. Cada bailarina o bailarín tienen condiciones individuales y un “director de ballet reconoce esas particularidades, para apoyarlo y pueda lucirse”, acotó Jiménez.
CLARA, CASCANUECES Y GOTA DE ROCÍO
Bernardette Rodríguez, es una de las bailarinas que encarna a Clara. Forma parte de la compañía desde 2007, y es su cuarta temporada con El Cascanueces y el tercero en el rol de Clara, la niña que recibe como regalo mágico. Para ella, lo más exigente de su rol es reflejar el comportamiento de una niña. Para que su interpretación no se vea exagerada o ridícula debió observar y estudiar la interacción entre niñas y niños.
“Este año siento el papel mucho más en mí, más evolucionado, que lo puedo disfrutar y bailar. Simplemente puedo desenvolverme como es Clarita, quien recibe su cascanueces y tiene todas las ilusiones”, afirmó.
Cuenta la bailarina que parte de su preparación es llevar siempre consigo un cascanueces, para sentirse como una niña y volver a serlo, “aunque sea dos horas en el escenario”, expresó.
Anthony Vivas, está debutando en el papel de cascanueces. Para él “es una gran oportunidad porque es mucho más que bailar y hacer unos pasos, es llevar el hilo de la historia, contarla con actuación y gestos”, aseveró.
Vivas es oriundo del estado Táchira y se mudó a Caracas a continuar sus estudios de ballet a los 17 años. Desde hace más de un año forma parte de la compañía. Y ha participado en dos ocasiones anteriores en el montaje, pero en otros roles.
El bailarín, quien es uno de los más jóvenes del Ballet Teresa Carreño, busca darle un sello particular a su interpretación, sintiéndose él mismo un cascanueces. Piensa que el nivel técnico de cada bailarín que interpreta el rol es variable, porque depende de su condición física, pero la forma cómo se personifica tiene un peso y puede hacer memorable una función.
Claudia Olaiz tiene 13 años en el Ballet Teresa Carreño, es una de las bailarinas más veteranas, y representa en esta ocasión a la madre de Clara en el primer acto. También alterna en el rol de Gota de Rocío y participa en la danza árabe. Tuvo oportunidad de trabajar con el maestro Vicente Nebreda,quien la escogió para interpretar el rol de la madre de Clara, un “personaje más bien de carácter, más actuado”. “Lo hermoso de esta producción es que es netamente venezolana, pero con una hechura que a nivel internacional no tenemos nada que envidiar”.
Sube el telón
Las presentaciones de El Cascanueces son en la sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño este domingo y el próximo fin de semana. Las funciones son en doble tanda, a las 11:00 am y 4:00 pm. El costo de la entrada general es de Bs. 60. Mientras que las niñas y los niños menores de 12 años y personas de la tercera edad cancelarán Bs. 30 por sus boletos. Las entradas están a la venta en las taquillas del teatro de martes a sábado desde las 9:00 am y hasta las 8:00 pm y domingos entre 9:00 am y 6:00 pm.
T/ Florángel Gómez
F/ Héctor Lozano