El gobierno de Chile se sumó al llamado de Estados Unidos y sus aliados internacionales para intervenir en Siria, luego que Rusia y China se opusieran a un proyecto de resolución en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) que estipulaba la salida del poder del presidente Bashar Al Assad.
En un comunicado de la Cancillería, la administración de Sebastián Piñera expresó que «lamenta que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no haya podido consensuar una Resolución este fin de semana, por lo que reitera su deseo que se adopte prontamente una decisión para asegurar la protección de la población civil y estabilizar la situación en Siria», reseñó la agencia AFP.
El gobierno chileno manifestó su «profunda preocupación» por el «deterioro progresivo» de la situación en la nación árabe, donde se han producido «repetidos actos e violencia con miles de pérdidas de vidas humanas inocentes, entre ellos cientos de niños».
En el comunicado el Ejecutivo trasandino no se pronunció sobre el accionar de grupos opositores armados sirios, responsables, según el gobierno de Damasco, de la muerte de más de tres mil civiles y agentes de seguridad.
En el texto oficial se indicó que el gobierno de Piñera que apoya las gestiones de la Liga Árabe (LA) y de la ONU para restablecer la paz y «libertades fundamentales, poniendo término a las violaciones graves y reiteradas de los derechos humanos en ese país».
Luego que el fin de semana pasado Moscú y Beijing rechazaran el proyecto de resolución contra Siria, Estados Unidos y las potencias europeas recrudecieron sus posturas contra Damasco.
Este lunes Rusia insistió en que el fracaso del Consejo de Seguridad se debió a la postura apresurada de EEUU y aliados en tratar de aprobar la Resolución sobre la cual no había consenso pues no tenía en cuenta las observaciones de Moscú ni de Beijing.
La Casa Blanca anunció el cierre de su embajada en la capital siria, mientras que Francia anunció que aplicará nuevas sanciones a Damasco.
Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki moon, arremetió contra el gobierno de Al Assad, al que acusó de la violencia producida en la ciudad de Homs.
Desde los medios de difusión transnacionales se informó que el Ejecutivo sirio había ordenado el bombardeo de esa localidad, aunque la administración siria desmintió la noticia.
Pese a esto, Ban aseguró en un comunicado que la postura en el Consejo de Seguridad «no otorga licencia a las autoridades para lanzar ataques contra la población».
En su comunicado, Ban Ki-moon llamó a «todas las partes involucradas en Siria» y a la comunidad internacional a «redoblar esfuerzos para detener la violencia».
El titular de la ONU tampoco se refirió en esta ocasión a los atentados y acciones violentas realizadas por grupos irregulares financiados desde el exterior.