La Secretaría de Derechos Humanos del Juzgado Federal N° 1 de Tucumán confirmó esta mañana que el Equipo Argentino de Antropología Forense identificó como pertenecientes al ex senador provincial peronista y ex secretario general de la CGT regional Damián Octavio Márquez, secuestrado el 13 de enero de 1977, restos óseos desenterrados de una fosa común descubierta en el centro clandestino de detención que funcionó en el Arsenal Miguel de Azcuénaga de esta provincia durante la última dictadura.
La identificación se hizo mediante la comparación del perfil genético de los restos con los de cuatro de los hijos del ex legislador desaparecido. Además de los de Márquez fueron también identificados los restos de otros dos desaparecidos de la ciudad tucumana de Monteros: se trata de José Máximo Tapia, secuestrado el 13 de noviembre de 1976, y Pedro Guillermo Corroto Barraza, capturado el 21 de enero de 1977.
El 14 de diciembre último, el juez federal N° 1 de Tucumán, Daniel Bejas, informó que se habían descubierto los esqueletos completos, varios de ellos con las manos atadas, de «un mínimo de quince individuos», en una fosa común destapada en el ex Arsenal Miguel de Azcuénaga.
Junto a los huesos, parcialmente quemados y que estaban a diferentes profundidades, se encontraron proyectiles de armas de fuego y restos de ropa y calzado. Se presume que en el ex Arsenal, un vasto predio del Ejército ubicado en las afueras de la capital provincial, funcionó durante la dictadura el mayor centro clandestino de detención del norte del país.
Por ello, desde 2005 se hacen allí excavaciones, a cargo del EAAF y del Grupo Interdisciplinario de Arqueología y Antropología de Tucumán, en busca de restos de desaparecidos.
El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, recorrió el lugar el 29 de setiembre de 2011, lo caracterizó como «un centro de exterminio» y dijo que pasaron por allí unos 900 prisioneros.