El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha comunicado que suspende sus actividades en dos ciudades libias, luego que fuera atacada la sede de la organización en Misurata, una de las localidades más violentas del país, debido a las discrepancias permanentes entre las diferentes tribus que se disputan el control sobre la ciudad.
La institución detalla que un grupo de desconocidos asaltó este domingo la instalación, usando armas pesadas, incluidos cohetes y granadas, amedrentando a los siete empleados que se encontraban en ese momento en el edificio.
El texto difundido por el organismo detalla que la medida es temporal y abarca las ciudades de Misurata y Bengasi; aunque no adelanta fecha alguna en la que pudiera renovar sus operaciones.
«El último ataque podría haber tenido muy graves consecuencias para nuestros colegas», estimó Ishfaq Mohammed Khan, responsable del CICR en Libia.
Durante el atentado nadie resultó herido, pero el edificio quedó gravemente dañado, siendo ésta la quinta vez, en menos de tres meses, que una residencia de la Cruz Roja en una de las dos ciudades ha sido atacada.
“Nos vemos obligados a anunciar y, con mucho disgusto, suspender todas nuestras actividades en Misurata y Bengasi y redirigimos temporalmente a nuestros delegados en estas ciudades a otros destinos”, comunicó Khan.
El representante de la CICR manifestó sentirse “horrorizado con este último acto y con la caza deliberada de nuestro personal. Ellos han puesto sus vidas en riesgo para servir al pueblo libio, tanto durante como después del conflicto”.
Desde que el ex líder libio, el coronel Muamar al Gaddafi, perdió la vida -en octubre de 2011- y el Consejo de Transición asumió el poder, en el país no han cesado los enfrentamientos violentos entre diferentes grupos opositores que compiten por las zonas de influencia.
Igualmente, el Comité ha denunciado ataques contra convoys que se dirigen a varias ciudades cyua población vive bajo precarias condiciones.
Algunas organizaciones humanitarias afirman que la ciudad Sirte sufre una escasez aguda de agua potable, alimentos, combustible y medicamentos. La gente no puede abandonar la ciudad a causa de las hostilidades en curso, sostienen.