Una extraordinaria iniciativa del Ministerio de la Cultura, encabezada por el compañero Reinaldo Iturriza, congregó esta semana a cientos de intelectuales, activistas de derechos humanos, artistas, voceros de movimientos sociales y científicos venidos de todo el país y de varios países o territorios hermanos; todos y todas personas que decidimos sumarnos al gran debate sobre el sentido de la democracia en estos tiempos y su vinculación directa con los derechos humanos, la cultura y el vivir bien para nuestros Pueblos.
Desde el inicio, la invitación fue a reconocer que tanto la democracia como los derechos humanos son significantes que cobran hoy un profundo, transformador y genuino significado desde las luchas que los pueblos y sus gobiernos, desde la izquierda progresista latinoamericana y mundial, vienen dando tanto para superar el secuestro conceptual y político que ha sufrido la democracia bajo el auge liberal capitalista burgués, como para redimensionar la idea de democracia en función de los intereses y experiencias de los pueblos y no de las agendas hegemónicas de los poderes fácticos.
El espacio de reflexión y debate propiciado por el Gobierno Bolivariano, sobre la base de diversos y complejos ejes temáticos, ratificó la lectura que desde la Venezuela de Hugo Chávez se comenzó a gestar hace 16 años, recuperando la senda libertaria trazada por los insurgentes del siglo XIX que, al igual que hoy nosotros, se preguntaron sobre cómo responder al desafío de dar poder efectivo al Pueblo para que sea sujeto de su propia liberación.
El reto de lograr erosionar la pedagogía política impuesta por la globalización neoliberal para retornar a una sana pedagogía política desde los Estados, con visión progresista y soberanista, fue parte del debate planteado en este escenario.
De igual modo, el recuperar desde una visión democrática socialista el sentido de los derechos humanos, ha sido tema clave de este encuentro; siempre en lógica superadora de los cómodos esquemas liberales que han encorsetado la idea de los derechos humanos, en pro de su instrumentalización política.
En esa perspectiva, desde el colectivo SurDH planteamos construir un discurso propio, transversal al Estado y a los movimientos y organizaciones de izquierda, que nos permita disputar en los espacios multilaterales, ayudando a emerger un movimiento popular que reivindique los DDHH como herramientas de lucha y como un pilar ético-político de la Revolución.