Las abejas tienen grupos de seguridad, una casta de obreras que a una determinada edad defienden la piquera (entrada de la colmena) de intrusos o a ladrones.
Desde hace millones de años han sido atacadas por animales de pelo oscuro y es por eso que los apicultores visten de blanco o de amarillo.
Estos trabajadores que sacan la miel de las colmenas utilizan un mono de protección y guantes, además de una careta que protege la zona más sensible, cara y ojos.
Las herramientas más comunes entre los apicultores son el ahumador, para ahuyentar a las abejas con humo, y una espátula con la que separar las partes de la colmena de madera.