Casi dos terceras partes de los adolescentes estadounidenses han tenido alguna vez ataques de ira incontrolable y han amenazado o agredido a otras personas o destruido la propiedad ajena.
Un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard revela además que uno de cada doce adolescentes padece del llamado ‘trastorno explosivo intermitente’, es decir tiene ataques de furia persistentes.
Según el documento, tan solo el 6,5 % de los afectados por este trastorno han recibido tratamiento. Y es que “las personas que han tenido ataques de ira con frecuencia no lo consideran un problema”, explica Ronald Kessler, promotor del estudio y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard.
El mismo Kessler todavía no está seguro de si los casos han aumentado o simplemente no se les había dado importancia. «Pero sabemos que es un gran problema» y la afección puede continuar en la adultez y llevar al abuso de drogas y alcohol.
Kessler notó además que muchos adolescentes que padecen el trastorno explosivo intermitente tienen padres con tendencias violentas, o madres con trastorno de pánico.
Según el investigador, los niños pueden aprender en sus mismas familias que la ira es una reacción normal ante los problemas.