Estados Unidos trata de apaciguar la tensión con Brasil, tras las revelaciones del espionaje sobre las comunicaciones del gigante suramericano, en especial de su presidenta Dilma Rousseff, algunos miembros del gabinete y la empresa Pretrobras.
El paso más reciente en este camino es la reunión que, a solicitud de Washington, sostuvieron este viernes en Nueva York el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y el canciller brasileño, Luiz Figueiredo.
Durante 20 minutos los jefes de ambas diplomacias abordaron (al margen de la cita de la ONU) la agenda común, incluida la cuestión del espionaje, confirmaron fuentes estadounidenses.
Rousseff decidió cancelar la semana pasada una visita prevista a Estados Unidos a raíz de las filtraciones que hiciera el excontratista de la Agencia de Seguridad Nacional Edward Snowden acerca de ese fisgoneo.
La mandataria abordó este tema en la apertura del 68 período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas el martes pasado, cuando sostuvo que esa práctica de Washington es insostenible.
El presidente Barack Obama, quien habló después, no pidió disculpas a Brasil y se limitó a una mención muy general, en la cual solo expresó que Estados Unidos revisa el modo en que obtiene información de inteligencia para alcanzar un equilibrio correcto entre sus necesidades y las preocupaciones de sus ciudadanos y aliados.
La divulgación de Snowden -actualmente en Rusia- indica que los masivos programas de espionaje de la Casa Blanca involucran a estadounidenses y personas de otras 35 naciones.