También el amor ha sido manoseado por el capitalismo.
En los “medios de comunicación” burgueses se exhibe una idea del amor reducida a cataratas de cursilerías o pornografías.
Para el capitalismo, las emociones humanas más profundas pueden ser convertidas en mercancías de temporada, pueden ser compradas a crédito.
Amor de padres, de hijos, de abuelos o de pareja, ocurra como ocurra, se lo vulgariza, se le pone precio y de usa como herramienta de chantajes.
Son incontables los galones de “dulzura” prefabricada con que se adornan las escenas de amor televisivas.
Es incontable la superficialidad con que el amor es tratado, siendo como es una de las emociones humanas más importantes y decisivas.
Son insoportables las toneladas de estereotipos con que se tapizan y esclerotizan las expresiones del amor (lo que ellos entienden) en los espacios mediáticos burgueses. Una verdadera traición a lo humano.
A la mentalidad de muchos oligarcas no le cabe que el amor es también la militancia y la lucha de los obreros y los campesinos.
Son incapaces de entender que es amor, también, la solidaridad de los activistas, el compromiso de los médicos, la integridad de los bomberos… que es amor el trabajo de los docentes, que es amor la eficiencia desinteresada, que es amor también el abrazo fraternal de los camaradas en un huelga general. Entre miles de otros ejemplos.
Por eso en la red de medios oligarcas jamás serán vistas las formas del amor socialistas, las que muestran amor por la humanidad y especialmente las muestras del amor humano que lucha por escapar de los clichés y los reduccionismos mercantiles.
A nosotros no toca la revolución del amor que ejerce su libertad de expresión en los nuevos medios revolucionarios emancipados, también, del odio burgués.