Rainold Georges, el abogado del dictador haitiano Jean-Claude Duvalier, dijo este miércoles que su defendido, acusado de corrupción y de cometer delitos de lesa humanidad, planea quedarse en Haití para siempre y “participar” en un rol político en la nación caribeña.
“El se quedará en Haití para siempre, es su país y participará en la política. Es su derecho, un político nunca muere”, manifestó el abogado del dictador.
Según Georges, Duvalier “no tiene prohibición de abandonar el país”, aunque éste había indicado que el dictador tenía un boleto de retorno a Francia para mañana (20 de enero), pero no planea retirarse de la nación caribeña.
El defensor del dictador, dijo que el procedimiento judicial contra Duvalier “es ilegal” y explicó que las leyes haitianas “contemplan que los delitos por lesa humanidad prescriben después de 10 años”, por lo que Duvalier está libre y planea comprar una casa en Puerto Príncipe. Según reportó de teleSUR
Este martes, la justicia de Haití acusó a Duvalier de desvíos de fondos públicos cometidos durante su gestión presidencial entre los años de 1971 a 1986.
Asimismo, organizaciones internacionales de Derechos Humanos han señalado a Duvalier como el responsable de la muerte de miles de haitianos durante su administración.
Tras 25 años de exilio en Francia, Duvalier llegó sorpresivamente a Puerto Príncipe (capital haitiana) la noche del pasado domingo. Su visita ha generado angustia y zozobra en el país debido a que se enmarca en el clima de incertidumbre dejado por las elecciones generales realizadas el pasado noviembre, cuyos resultados aún no han sido validados.
El dictador, conocido como “Baby Doc”, había dicho que su presencia en Haití es supuestamente “para ayudar” a los haitianos que se encuentran sumergidos en la mayor de las crisis tras el terremoto de magnitud 7,3 que devastó al país hace un año y que dejó un saldo de más de 300 mil muertos y 1,5 millones de damnificados.
Además de esto, la nación está azotada por una epidemia de cólera que desde mediados de octubre pasado ha cobrado casi cuatro mil vidas en todo el país caribeño.